La c¨¢rcel de Playa Negra aguarda al millonario Mann
Zimbabue autoriza la extradici¨®n a Guinea Ecuatorial de un mercenario brit¨¢nico vinculado a un intento de golpe de Estado contra Obiang
Hubo una ¨¦poca en la que el hombre blanco se cre¨ªa Dios en ?frica, y hasta cierto punto ten¨ªa raz¨®n. Ya no. Preg¨²ntenselo a Simon Mann, un millonario brit¨¢nico que lleva casi tres a?os encarcelado en Zimbabue, un para¨ªso de los derechos humanos comparado con Guinea Ecuatorial, pa¨ªs al que est¨¢ a punto de ser extraditado por su supuesta participaci¨®n en un intento fallido de golpe de Estado contra el presidente Teodoro Obiang.
Mann es un personaje sacado de una novela del siglo XIX. Estudi¨® en Eton, el colegio de la ¨¦lite brit¨¢nica donde fueron educados los pr¨ªncipes Guillermo y Harry. Su padre fue capit¨¢n de la selecci¨®n inglesa de cr¨ªquet y due?o de una importante empresa cervecera, pero el Mann junior opt¨® por la vida militar. Lleg¨® al rango de coronel en las fuerzas especiales del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, combati¨® en la primera guerra del Golfo, de 1990, dej¨® el Ej¨¦rcito y se convirti¨® en mercenario, participando en dudosas acciones paramilitares a lo largo del continente africano. Posee dos mansiones, una en la campi?a inglesa y otra en Ciudad del Cabo (Sur¨¢frica). Uno de sus mejores amigos, y compinche en la fallida aventura de Guinea Ecuatorial fue Mark Thatcher, el hijo de la ex primera ministra brit¨¢nica.
Hasta un hombre rico como el acusado se arriesga a convertirse en moneda de cambio
Mann, que tiene 54 a?os, se enfrenta ahora a la posibilidad de pasar el resto de sus d¨ªas en una de las c¨¢rceles m¨¢s inhumanas de la tierra. La prisi¨®n de Chikurubi, en Zimbabue, donde ha permanecido desde que fue condenado por compra il¨ªcita de armas en septiembre de 2004, est¨¢ infestada de ratas y carece de agua potable. Pero es un hotel de cinco estrellas comparado con la c¨¢rcel de Playa Negra, en Guinea Ecuatorial, el destino que le espera al mercenario, en caso de que no consiga recurrir una orden de extradici¨®n dictada contra ¨¦l esta semana en un tribunal en Harare, la capital de Zimbabue.
Hasta ahora, Mann ha sido relativamente afortunado. Cinco de sus supuestos c¨®mplices en el compl¨®, todos ellos mercenarios surafricanos, llevan m¨¢s de mil d¨ªas en Playa Negra. Si cumplen sus condenas, permanecer¨¢n ah¨ª muchos miles de d¨ªas m¨¢s, si es que sobreviven. Uno de ellos, Nick du Toit, fue condenado a 34 a?os. El juicio al que fueron sometidos fue definido por Amnist¨ªa como "grotescamente injusto", ya que el fiscal no se tom¨® la molestia de presentar prueba alguna y las supuestas confesiones en las que todo el asunto fueron obtenidas bajo tortura, seg¨²n Du Toit. Un sexto detenido, un alem¨¢n, ha muerto. El Gobierno guineano dice que fue de malaria cerebral; Amnist¨ªa cree que fue asesinado.
Mann teme que le aguarde el mismo destino que al alem¨¢n, si no consigue evitar que le entreguen a Guinea Ecuatorial, pa¨ªs que obtuvo la independencia de Espa?a en 1968. Los abogados de Mann argumentaron que enviarle all¨ª significar¨ªa condenarlo a la tortura, a un juicio injusto y quiz¨¢ a la muerte. La juez del caso dijo que no hay suficientes pruebas de que Mann padecer¨ªa abusos f¨ªsicos en Guinea Ecuatorial, como para negar la solicitud del peque?o pa¨ªs hermano de ?frica.
Un hermano muy rico: aqu¨ª est¨¢ la clave, seg¨²n varios observadores en Zimbabue, pa¨ªs que el presidente, Robert Mugabe, ha conducido a la ruina y est¨¢ desesperadamente necesitado del tipo de ayuda que le puede aportar Guinea Ecuatorial, presidido por su amigo, el presidente Teodoro Obiang.
Guinea Ecuatorial es uno de esos pa¨ªses en que el presidente, su familia y algunos amigos viven como los grandes jeques ¨¢rabes, mientras el 99% de la poblaci¨®n se encuentra en la pobreza casi absoluta, con un sueldo medio inferior a un d¨®lar por d¨ªa. Si la riqueza, que proviene del petr¨®leo, se repartiese de manera equitativa, los ingresos medios de un guineano (la poblaci¨®n apenas llega al medio mill¨®n) ser¨ªa de 50.000 d¨®lares al a?o, lo que lo convierte en uno de los m¨¢s ricos del mundo per c¨¢pita.
Al haberse convertido en una potencia petrol¨ªfera, Guinea ha experimentado el crecimiento econ¨®mico m¨¢s espectacular del planeta en lo que va del siglo XXI. Pero, seg¨²n la ONU, la expectativa de vida del guineano medio baj¨® de 49,1 a?os en 2001 a 43,3 en 2005. Por estos y otros motivos, Global Witness, una organizaci¨®n con sede en Londres que combate el pillaje gubernamental, ha declarado: "Guinea Ecuatorial es el peor ejemplo que existe de un pa¨ªs rico en recursos naturales donde no hay desarrollo debido a la corrupci¨®n".
Esto es lo que atrajo a Mann, a su amigo Thatcher y a m¨¢s de 70 mercenarios a montar un golpe de Estado en Guinea Ecuatorial en 2004. Seg¨²n amplia informaci¨®n documentada, el plan consist¨ªa en instalar a un presidente d¨®cil en el poder y compartir la riqueza petrol¨ªfera del pa¨ªs.
Pero el Gobierno surafricano se enter¨® de lo que estaba pasando e inform¨® al Gobierno de Zimbabue, punto de partida de la mayor¨ªa de los conspiradores, y al de Guinea, donde Du Toit y los otros cinco infortunados ya estaban instalados. Ochenta personas, la mayor¨ªa de ellos mercenarios surafricanos, fueron arrestados.
La verdad hoy es que incluso un hombre rico y acomodado como Mann corre el riesgo de convertirse nada m¨¢s que en una ¨²til moneda de cambio para un tirano.
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