?Votar¨¢n los socialistas al PP?
Al menos una parte s¨ª. Hay razones para ello en nuestra Comunitat. En ocasiones, el tradicional votante de unas siglas -en este caso de izquierdas-, no se siente identificado con las actitudes de sus dirigentes y, sin abdicar de su ideolog¨ªa, modifica su voto hacia la abstenci¨®n o hacia el partido que defiende mejor sus intereses en un determinado momento. Es lo que los expertos denominan el "voto dual".
Se trata de un voto propio de las sociedades maduras y democr¨¢ticamente s¨®lidas. El ciudadano establece su escalaf¨®n de prioridades y vota a una opci¨®n pol¨ªtica o a otra en la medida en que considera que sus intereses puedan estar mejor o peor representados. El pragmatismo es un componente decisivo en esta opci¨®n. El votante toma conciencia de su capacidad para decidir en las pol¨ªticas cercanas y que m¨¢s incidencia tienen sobre su cotidianeidad y la de su entorno. A trav¨¦s de ellas, se dilucida la creaci¨®n de empleo, la sanidad, la educaci¨®n, la vivienda, la atenci¨®n a las personas mayores y cuantas necesidades est¨¢n en manos de una administraci¨®n pr¨®xima como es la Generalitat.
"El voto dual no es una opci¨®n de castigo, sino m¨¢s bien se trata de una preferencia basada en el pragmatismo"
El voto dual, por tanto, no es una opci¨®n de castigo, como algunos han intentado interpretar, sino m¨¢s bien se trata de una preferencia basada en el pragmatismo. "Yo voto a qui¨¦n mejor defiende mis intereses, y cuando deje de defenderlos dejar¨¦ de votarlo". Este es un razonamiento con un s¨®lido andamiaje te¨®rico entre los analistas del comportamiento electoral. Algunos de ellos, como los profesores Joan Subirats, Isidre Molas o Vicent Franch, con una dilatada trayectoria en el an¨¢lisis electoral. La reflexi¨®n del votante trata de responder a las siguientes preguntas: ?cu¨¢les son actualmente mis condiciones sociales, econ¨®micas, culturales e incluso mi grado de satisfacci¨®n y el de mi entorno?, ?es posible mantener estas condiciones durante los pr¨®ximos cuatro a?os?, y ?qui¨¦n me garantiza el mantenimiento de tal situaci¨®n?
La respuesta a esas cuestiones puede inclinar el voto hacia una opci¨®n u otra, pol¨ªticamente hablando. Pero en el caso que nos ocupa, adem¨¢s, el votante parte de una opci¨®n ideol¨®gica determinada. En ella no se siente representado coyunturalmente porque los dirigentes de dicha opci¨®n no satisfacen sus necesidades, o siente rechazo hacia su incapacidad para adaptarse a la nueva realidad. Ante esa tesitura las tres posibilidades en liza son: la abstenci¨®n, el voto de castigo o el voto pragm¨¢tico. En cualquiera de los tres casos el ciudadano elige un voto diferente al que puede haber tenido, o pretende tener, en otra cita electoral.
A poco que profundicemos en la actual situaci¨®n del PSPV-PSOE en la Comunitat Valenciana, uno puede percibir f¨¢cilmente que cada vez es mayor la sensaci¨®n que acabamos de describir. Con mayor intensidad si cabe, en la ciudad de Valencia, donde Rita Barber¨¢ alcanza ¨ªndices de conocimiento cercanos al cien por cien, y su gesti¨®n es valorada muy positivamente por la mayor¨ªa de los ciudadanos. Son muchos los ciudadanos que se sienten discriminados por la actuaci¨®n de un gobierno como el de Rodr¨ªguez Zapatero. Y ante tal tesitura responden. La derogaci¨®n del trasvase del Ebro, la falta de financiaci¨®n estatal a servicios b¨¢sicos como la educaci¨®n o la sanidad, el recorte en inversiones en infraestructuras, o las pol¨ªticas antiterroristas, de inmigraci¨®n o de seguridad ciudadana, entre otras, tienen un importante peso en la decisi¨®n de cambio del voto socialista hacia qui¨¦n ofrece respuestas que mejoran directamente su inmediato bienestar.
Por otro lado, la fortaleza del proyecto pol¨ªtico del presidente Camps mantiene su capacidad de liderazgo. Su constataci¨®n m¨¢s clarividente queda reflejada en las encuestas de valoraci¨®n y en las diferentes opiniones de los expertos en tasaci¨®n de liderazgos. Ello, adem¨¢s contrasta con la incapacidad de los socialistas de consolidar un liderazgo fuerte, consecuencia entre otras razones de la imposibilidad de presentar un programa que pueda ser aplicado sin hipotecas.
De las dos opciones en liza, la que te¨®ricamente encabezan los socialistas parte de uno de aquellos principios tan socorridos en campa?a electoral como ineficaces cuando no est¨¢n anclados en un programa alternativo: "Ay¨²danos a echar al gobierno y despu¨¦s ya recibir¨¢s noticias". En una sociedad madura esta propuesta est¨¢ llamada al fracaso. El ciudadano quiere participar. Y quiere hacerlo conociendo de antemano qu¨¦ se va a hacer en los pr¨®ximos cuatro a?os. O al menos qu¨¦ se pretende hacer. El voto deja de ser un cheque en blanco para convertirse en un contrato. De ah¨ª que el actual cheque en blanco, sin papeles ni contratos, que pretende la coalici¨®n del PSPV-PSOE-EU-Els Verds-BNV-Izquierda Republicana-Esquerra Ecologista del Pa¨ªs Valenci¨¤, es propio de sociedades de mediados del XX, cuando las utop¨ªas m¨¢s que objetivos concretos buscaban destruir lo que a¨²n se estaba construyendo.
Hay m¨¢s razones. La valoraci¨®n que los valencianos hacen de los gobiernos presididos por Francisco Camps y por Rodr¨ªguez Zapatero -la valoraci¨®n de Pla solo puede hacerse como oposici¨®n- abre una importante brecha entre ambos. Casi la mitad de los valencianos valora positivamente la gesti¨®n de Camps en la Comunitat Valenciana, y menos de una cuarta parte hace lo propio con Rodr¨ªguez Zapatero. Sin embargo m¨¢s de una tercera parte percibe negativamente las actuaciones del gobierno socialista respecto a la Comunitat Valenciana, y solo una sexta parte considera as¨ª la actuaci¨®n del gobierno valenciano. Otra constataci¨®n nos llega de la valoraci¨®n que los valencianos hacen de los liderazgos pol¨ªticos que, interpretado como la capacidad de generar confianza, ampl¨ªa m¨¢s las distancias. Los valencianos aprueban al presidente de la Generalitat y suspenden al resto de los cabezas de lista que concurren a las elecciones. Aqu¨ª s¨ª que entra en liza Joan Ignasi Pla, y recibe un suspenso como nota. Se establece, adem¨¢s, un r¨¢nking. Francisco Camps es el que m¨¢s incrementa su valoraci¨®n tanto en n¨²meros absolutos como en porcentaje.
En la Comunitat Valenciana de 2007 el voto dual es una realidad al decir de los expertos. Se trata de un voto complementario a la actual hegemon¨ªa electoral del Partido Popular asentada en la moderaci¨®n, el valencianismo pol¨ªtico y el centro reformista. Su afianzamiento va a depender de muchos y muy diversos factores, pero a nadie le caben dudas ya de su influencia para explicar las mayor¨ªas del PP desde 1995 y uno de sus porqu¨¦s. El PP ha ganado todas las elecciones desde esa fecha con m¨¢s de un mill¨®n de votos (1.013.859 en 1995; 1.085.011, en 1999, y 1.146.780 en 2003) y el PSPV-PSOE, ha sido derrotado en cuantas citas electorales han tenido lugar desde ese a?o, y ha quedado estancado lejos de su propia marca alcanzada el siglo pasado. El PSPV-PSOE de 1983 obtuvo 982.567, mientras que en 2003 qued¨® reducida a 874.288, pese a que durante este mismo per¨ªodo el censo electoral se ha incrementado en 768.131 votantes. Si esta es la realidad, la pregunta siguiente no admite dudas ?Existen datos sociol¨®gicos, econ¨®micos o sociales para modificar esta tendencia ya consolidada? Sinceramente, considero que no.
A¨²n as¨ª, la confianza y, su contraria, la desconfianza juegan un papel decisivo en el comportamiento electoral. Hemos desgranado las razones de la confianza. Sin embargo, confiar ciegamente en las buenas perspectivas es un error. Nadie debe confiarse. Ni tan siguiera de la victoria de Sarkozy en Francia. Ante las urnas, como aseguraba Picasso de la inspiraci¨®n, hay que estar trabajando para cuando ¨¦sta llega. En otro caso, solo quedar¨ªa el lamento. Porque la decisi¨®n final, y la ¨²nica v¨¢lida, llega con la apertura de las urnas, no con la lectura de los sondeos. Con estas l¨ªneas me he propuesto ofrecer una explicaci¨®n plausible ante una realidad que en los ¨²ltimos tiempos he venido constatando cada vez con mayor nitidez y que hace referencia al t¨ªtulo de este art¨ªculo. Son muchos los socialistas que votar¨¢n al PP el pr¨®ximo 27 de mayo, y confirmar¨¢n mi pron¨®stico de un nuevo triunfo electoral del presidente Francisco Camps y del PP en la Comunitat.
Rafael Blasco coordina el programa electoral del PP
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