Los coches, por turnos
Lo primero que me viene a la cabeza cuando pienso en Madrid es lo inh¨®spito que se ha vuelto. Y lo dice una gata de tercera generaci¨®n; nac¨ª aqu¨ª, siempre he vivido aqu¨ª y siempre me ha gustado. Pero hay que reconocerlo, entre unos y otros han conseguido hacer de esta ciudad un erial, un lugar agresivo y poco amigable donde la gente salta por menos de nada. Se nos ha agriado el car¨¢cter a los madrile?os, antes abierto y conversador.
Son muchos los problemas de Madrid: su desmesura, sus ruidos, sus obras y, sobre todo, el tr¨¢fico. Un d¨ªa encontr¨¦ a mi hijo jugando en la alfombra del sal¨®n con sus cochecitos. Hab¨ªa formado un monumental atasco con ellos y pitaba e insultaba haciendo distintas voces para darle ambiente. El segundo, que hered¨® los coches, pasa las horas aparc¨¢ndolos por todos los rincones de su cuarto... As¨ª que como no voy a ser nunca alcaldesa, salvo por un rato imaginario, y no tengo que agradar a ning¨²n elector para que me reelija, ah¨ª van algunas propuestas para devolver a Madrid la tranquilidad y la cordialidad perdidas.
La primera, la reducci¨®n dr¨¢stica de coches. Mediante el sistema que sea, el del peaje por el centro como en Londres, el de los coches pares o impares por turnos, o el de premiar su uso colectivo, el caso es reducir el tr¨¢fico a la mitad.
Siguiendo por ese camino de recuperar espacios perdidos, tambi¨¦n los de decisi¨®n. ?Por qu¨¦ casi nunca est¨¢n de acuerdo los vecinos con las obras que se efect¨²an en sus barrios? ?Por qu¨¦, aunque se organicen, rara vez consiguen para sus plazas y calles lo que desean? Porque casi nunca se les escucha. ?Por qu¨¦ no tener un sistema de elecciones mucho m¨¢s participativo? ?Por qu¨¦ no pueden votarse los ciudadanos entre s¨ª como representantes, y discutir y decidir lo que quieren para su ciudad? Que voten pues, que decidan y que su voto sea vinculante para los que gobiernan.
Una propuesta m¨¢s: la capitalidad del reino, a subasta. ?Qui¨¦n la quiere? ?Bilbao, Sevilla, Barcelona, Teruel? Para ellos. Para ellos los ministerios, las embajadas, los bur¨®cratas, las banderolas, las visitas oficiales... Seguro que se pierde un pico de los Presupuestos y muchos otros beneficios que desconozco, pero como m¨ªnimo ganar¨ªamos en tranquilidad, porque ?cu¨¢ntas manifestaciones nos chupamos los madrile?os por ser la capital? Ese honor, para el mejor postor, y Madrid recuperar¨ªa su esp¨ªritu de puebl¨®n manchego que en el fondo siempre ha sido.
Madrid verde, sostenible, amigable y cordial. He ah¨ª la obra emblem¨¢tica que ning¨²n alcalde parece perseguir, y eso que como aparec¨ªa en este diario hace unos d¨ªas, est¨¢ entre sus posibilidades. Y por si alg¨²n regidor futuro viene a reventarme el plan, le tomo una idea al ex alcalde ?lvarez del Manzano, que nunca llev¨® a cabo, de construir en las afueras de la ciudad un manifest¨®dromo, para que los quisieran protestar se despacharan a gusto sin molestar. Yo ceder¨ªa gratis un trozo de p¨¢ramo castellano pero para construir un alcald¨®dromo, a donde enviar a los alcaldes con tentaciones de obras fara¨®nicas a esparcirse, a tunelar sin descanso, a abrir y cerrar agujeros sin freno, a alicatar plazas y jardines, a colocar bustos, estatuas, banderas y pirindolos con frenes¨ª, lejos de nuestro espl¨¦ndido Madrid donde los ni?os ya no jugar¨ªan a los atascos.
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