Cortocircuito cient¨ªfico
Si hay una afirmaci¨®n indiscutible, ¨¦sa es que cualquier cosa se puede empeorar. Como saben quienes me conocen, soy marcadamente cr¨ªtico con los obtusos sistemas de evaluaci¨®n de la producci¨®n cient¨ªfica que se est¨¢n utilizando (a pesar de que no me dejen en mal lugar) y con las desviaciones que estas formas de evaluaci¨®n inducen en lo que deber¨ªa ser la forma de elegir asuntos de investigaci¨®n. Con todo, reconozco que desde hace tiempo este pa¨ªs ocupa en investigaci¨®n una posici¨®n respetable en bastantes ¨¢reas. En el inicio del primer Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez se dio la conjunci¨®n en el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia de una serie de personas (no citar¨¦ a los vivos para no ofender su pudor, pero s¨ª a alguno lamentablemente desaparecido, como los irreemplazables Roberto Fern¨¢ndez de Caleya y Pedro Pascual) que supieron poner en marcha el sistema de subvenci¨®n competitiva de la investigaci¨®n y arrancar de los presupuestos del Estado los m¨ªnimos para poner en funcionamiento programas de investigaci¨®n homologables a los europeos.
La Agencia Nacional de Evaluaci¨®n y Prospectiva (ANEP), todav¨ªa viva pero ya prematuramente a?orada por el acoso econ¨®mico y de competencias al que la modernidad le viene sometiendo, fue (es) un milagro desde su concepci¨®n hasta el d¨ªa de hoy. Los cient¨ªficos reconocibles por sus nombres y por sus trabajos estaban (est¨¢n) contentos de su funcionamiento, por el ins¨®lito hecho de que se parec¨ªa (se parece) al de un pa¨ªs con tradici¨®n y cultura cient¨ªfica.
Hoy los tiempos vienen diferentes. En la gesti¨®n se echan en falta Pedros Pascuales, gentes por encima del bien y del mal, respetadas por sus activos cient¨ªficos, accesibles, rodeadas de personas no menos competentes y liderando las iniciativas de pol¨ªtica cient¨ªfica. Tal vez son signos inevitables de la ¨¦poca. Se queja el mundo acad¨¦mico de que los planes de Bolonia en la ense?anza universitaria son ajenos a la comunidad docente m¨¢s reconocida y es un hecho estad¨ªstico que las huestes que los sirven en el d¨ªa a d¨ªa est¨¢n trufadas de personas de desconocida ejemplaridad como docentes. Con un inicio parecido, el Plan Nacional I+D+i 2008-2011 se est¨¢ elaborando en la FECYT por comisiones de composici¨®n escasamente coincidente con las destacadas caracter¨ªsticas de los que, en el pasado, lanzaron nuestra investigaci¨®n a un estadio superior. Hoy las ideas se generan en comisiones end¨®genas y poco accesibles, en las que predominan los tecn¨®cratas sobre los reconocidos en el mundo de la ciencia.
La mayor¨ªa de los cient¨ªficos desconoce el primer desconcertante borrador en el que, en la ciencia de la que puedo opinar, se relegan a posiciones degradantes las actividades en las que somos competitivos y a las que los cient¨ªficos europeos, americanos y japoneses tambi¨¦n se entregan, mientras se destacan y priorizan actividades que en buena parte van de lo ut¨®pico (palabras, palabras, palabras) a lo insensato (porque no hay poblaci¨®n cient¨ªfica que las pueda llevar a cabo). Tras un desconcertante ejercicio de prospectiva, utilizando un modelo de encuesta absolutamente inapropiado para comunicar y obtener informaci¨®n y analizado en tiempo r¨¦cord, acabamos de saber que ese plan inicial, pese a su ignota g¨¦nesis, ha sido prof¨¦tico en su acierto hasta extremos estad¨ªsticamente inaceptables, ya que no requiere modificaciones. Esta singularidad es sospechosa.
Me viene a la mente inevitablemente el burlesco refr¨¢n anglosaj¨®n, ir¨®nico en su origen pero que ya se ha convertido, en cuestiones de docencia, en la lacerante y destructiva realidad de su ¨²ltima frase: "He who knows, does / He who does'nt know how to do, teaches / He who does'nt know how to teach, teaches how to teach" ("El que sabe, hace / El que no sabe hacer, ense?a / El que no sabe ense?ar, ense?a a ense?ar").
El cortocircuito cient¨ªfico con el que, bajo apariencia de prospectiva y consulta universal, se comienzan a gestar estos nuevos planes nacionales de I+D+i hace temer que en investigaci¨®n pueda acabarse aplicando otro refr¨¢n todav¨ªa no escrito pero que les brindo, con mi preocupaci¨®n por el futuro, en una forma m¨¢s acomodada a la ley de igualdad de g¨¦nero que el anterior.
"He or she who knows, researches / He or she who does'nt know how to research, assigns the resources / He or she who does'nt know how to assign resources, designs the I+D+i Spanish National Plan". (*) Que en castellano se traduce as¨ª: "El maestro Ciruela, que no sab¨ªa leer y puso escuela".
(*) El Libro de estilo obliga a a?adir esta otra traducci¨®n, algo m¨¢s confusa: "El o la que sabe, investiga / El o la que no sabe investigar, asigna fondos / El o la que no sabe asignar fondos, dise?a el Plan Nacional Espa?ol I+D+i". Pablo Espinet es catedr¨¢tico universitario y cient¨ªfico.
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