El relajado destino de Ian Hunter
El m¨²sico brit¨¢nico pasea su carrera de culto y un nuevo disco por escenarios espa?oles
"Todo el mundo quiere ser grande, una estrella del rock. Pero detr¨¢s de eso no hay nada, s¨®lo presi¨®n. Y yo prefiero el sabor del ocio. En otras palabras: no me gustar¨ªa jugar en el Real Madrid". Ian Hunter (Oswestry, Reino Unido, 1939) sabe de lo que habla. El compositor y cantante brit¨¢nico degust¨® el estrellato en los setenta al frente de Mott the Hoople, y en el arranque de su posterior carrera en solitario.
Esas experiencias son las que le permiten saberse feliz con su estatus de artista de culto, poco prol¨ªfico en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. Hunter, sin embargo, visita esta semana Valencia (hoy act¨²a en Loco Club), Madrid (ma?ana en El Sol) y Barcelona (el s¨¢bado en La 2) con un disco reci¨¦n horneado, Shrunken heads, y otro casi a punto. "Nunca me hab¨ªa ocurrido", asegura. "Siempre he sido lento, y s¨®lo encontrar cosas sobre las que escribir me llevaba al menos un par de a?os. Ahora estoy en racha". Permanecen los tintes autobiogr¨¢ficos de algunas canciones: "Me resulta mucho m¨¢s sencillo componer con elementos de realidad. Creo que no he vuelto a hacer una canci¨®n totalmente ficticia desde Honaloochie boogie, en 1973. Y ahora me parece est¨²pida". Eran los tiempos de triunfo con Mott the Hoople, y Hunter ya mostraba vocaci¨®n de cronista. ?La prueba? Diary of a rock'n'roll star (1974), uno de los libros m¨¢s c¨¦lebres sobre el mundillo musical. "Lo escrib¨ª durante una gira estadounidense", recuerda. "Me acababa de casar y ya no era, digamos, libre para todo. As¨ª que opt¨¦ por aprovechar los par¨¦ntesis, especialmente en trenes y aeropuertos".
"Prefiero el sabor del ocio. En otras palabras: no me gustar¨ªa jugar en el Real Madrid"
Llamativa historia la de Mott the Hoople. Arrasaban en vivo pero apenas vend¨ªan, pese a la mezcla de inteligencia y dureza de sus trabajos en estudio. Y con la disoluci¨®n decidida, lleg¨® David Bowie al rescate en 1972. "Yo ni siquiera sab¨ªa que era seguidor nuestro", cuenta Hunter. "El bajista de la banda le llam¨® para pedirle empleo y ¨¦l, al enterarse, se empe?¨® en que sigui¨¦ramos".
La inmortal All the young dudes, escrita por Bowie y el ¨¢lbum hom¨®nimo producido por ¨¦ste les permitieron atrapar el ¨¦xito, mientras abrazaban la est¨¦tica glam. Algo ajeno a un grupo con seguidores sobre todo masculinos y de ¨¢mbito obrero. "The Who tambi¨¦n hizo lo mismo con el movimiento mod. Cualquier cosa, con tal de no volver a la f¨¢brica". Despu¨¦s de otro buen disco, Hunter dej¨® Mott the Hoople para lanzarse como solista con el apoyo de Mick Ronson, ex guitarra de Bowie.
Pasados m¨¢s de seis lustros, la visi¨®n acerada de Hunter aparece intacta en Shrunken heads, especialmente cuando aborda cuestiones sociopol¨ªticas de EE UU, su pa¨ªs de residencia. "Es preocupante que los dirigentes no sean tan inteligentes como en el pasado. Y ¨¦ste no es el momento para gente idiota". Su discurso no le impide adoptar un tono distendido cuando aborda la tragedia de Nueva Orleans y el Katrina en uno de los cortes, How's your house?, tambi¨¦n de t¨ªtulo significativo: ?C¨®mo est¨¢ tu casa?, la nueva forma de saludarse en la ciudad. El disco cuenta con tres cameos vocales de otro admirador, Jeff Tweedy, de Wilco. "Nos entendemos bien porque ambos poseemos vida interior", dice Hunter. "?l hac¨ªa alguna versi¨®n m¨ªa, y una vez me pregunt¨® por qu¨¦ nunca hab¨ªa grabado cierto tema antiguo m¨¢s all¨¢ de la maqueta. Le dije que por la falta de letra y me ense?¨® un papel con el supuesto texto. No era m¨ªo. Era lo que ¨¦l cre¨ªa entender de mi tarareo sin sentido, pero yo nunca hab¨ªa escrito nada". Otro encuentro previo con un seguidor, Mick Jones, de The Clash, que produjo un disco de Hunter en los ochenta, result¨® menos agradable: "Pensaba que yo era Dios y no alguien normal". Quiz¨¢ esa actitud le ayud¨® en los noventa a rechazar una oferta para convertirse en vocalista de The Doors: "Poder decir no es algo maravilloso". Y debe de ser la raz¨®n para compadecer a Bob Dylan, una de sus influencias: "Un perpetuo observador. Hay gente que no vive, s¨®lo mira".
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