Las letras rebeldes de ?frica
Las literaturas africanas escritas cuentan apenas con un siglo y medio de existencia. Sus or¨ªgenes surgen del contacto con la cultura occidental a ra¨ªz de los procesos de descubrimiento y de conquista del continente africano reafirmados e intensificados a partir de la conferencia de Berl¨ªn iniciada en 1885 y el reparto colonial del continente. Desde las primeras dos d¨¦cadas del siglo XX estas literaturas han asumido la tensi¨®n entre la enajenaci¨®n del colonialismo y la tentaci¨®n del poscolonialismo, realizando a trav¨¦s de sus letras lo que Occidente hizo en varios siglos.
Escritas en las distintas lenguas de los antiguos colonizadores, han originado conjuntos literarios muy diferenciados en las ¨¢reas de influencia franc¨®fona, angl¨®fona, lus¨®fona e hispan¨®fona. Todas ellas beben de unas fuentes primigenias que son los modos y expresiones plurales de la oralidad, de la palabra hablada tradicional. M¨¢s all¨¢ de sus distintas expresiones ling¨¹¨ªsticas actuales, estas literaturas poscoloniales comparten rasgos que aparecen como unas constantes tem¨¢ticas. Es lo que Gilles Deleuze considera las funciones de las literaturas menores: la desterritorializaci¨®n de la lengua, la relaci¨®n directa entre el individuo y lo pol¨ªtico inmediato y la enunciaci¨®n colectiva en un contexto de modernidad inconclusa.
En cuanto a desterritorializaci¨®n de la lengua, desde sus or¨ªgenes, las literaturas africanas escritas mantienen una relaci¨®n a la vez compleja, contradictoria y subversiva con las respectivas lenguas de escritura, impuestas por la colonizaci¨®n. Teniendo en cuenta la multiplicidad de lenguas de cada pa¨ªs, hoy en d¨ªa las lenguas occidentales son tanto medios de promoci¨®n y de movilidad social como lenguas de cohesi¨®n nacional. Al asumir estas lenguas como propias se han fundado tradiciones narrativas consolidadas sobre todo a partir del momento en que los escritores consiguieron crear sus propios lenguajes literarios dentro de la lengua heredada. Han surgido autores que han sabido subvertir, hacer vivir y gozar en la lengua adoptada ya sea el ingl¨¦s, el franc¨¦s, el portugu¨¦s o el espa?ol a partir de las particularidades del malink¨¦ (Ahmadou Kourouma), del lingala y el kikongo (Sony Labou Tansi y Henri Lopes), el yoruba (Wole Soyinka), el kikuyu (Ngugi wa Thiongo), el pidgin ingl¨¦s (Ken Saro Wiwa) o el criollo portugu¨¦s (Germano de Almeida).
Unas palabras de Sony Labou Tansi, talentoso escritor congole?o, parecen resumir los fundamentos de una est¨¦tica literaria africana a partir de una plena conciencia de su enunciaci¨®n hist¨®rica: "Ser poeta en nuestros d¨ªas es querer con todas sus fuerzas, toda su alma y toda su carne, frente a los fusiles, frente al dinero que tambi¨¦n se convierte en fusil y sobre todo frente a la verdad preestablecida sobre la cual nosotros, poetas, estamos autorizados a mearnos, que ninguna faceta de la realidad humana se vea empujada bajo el silencio de la Historia. He nacido para contar esa parte de la Historia que lleva cuatro siglos sin comer".
De la reivindicaci¨®n de la cul
tura africana de la negritud hasta las propuestas de los escritores transcontinentales de hoy, de forma impl¨ªcita o expl¨ªcita, la escritura se asume, en ?frica negra, como un veh¨ªculo de transfiguraci¨®n y de participaci¨®n hist¨®rica entre una historia so?ada y su negaci¨®n: un espacio de afirmaci¨®n de la singularidad africana, de su cultura y de una contribuci¨®n a la historia contempor¨¢nea. Pero tambi¨¦n es un acto de subversi¨®n ante la relaci¨®n entre un Occidente triunfalista y sus antiguas colonias, que no deja de cuestionar los estereotipos o representaciones sobre el otro de origen africano. Lo literario trasluce igualmente un profundo lamento frente al desenga?o por el fracaso que va de las independencias pol¨ªticas acaecidas desde los a?os sesenta hasta el proceso democr¨¢tico doloroso e inacabado actual. Por ello, la narrativa -y la poes¨ªa tambi¨¦n- toma forma a trav¨¦s de urgentes relatos cr¨ªticos de resistencia que acompa?an la historia, la niegan, la contradicen o la validan, o sea, relatos que recuperan y potencian multiplicidades de voces marginadas, tales como la realidad de la situaci¨®n de la mujer o el uso de los ni?os soldados en los conflictos ¨¦tnicos.
Esta obsesi¨®n por la historia ha hecho del tema de las dictaduras -tan comunes y violentas en la historia africana- un subg¨¦nero narrativo de primer orden. Partiendo del modelo de la gran novela de la dictadura latinoamericana (Miguel ?ngel Asturias, Alejo Carpentier, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez), destacadas obras como La vie et demie (1979), de Sony Labou Tansi; Re¨ªr y llorar (1982), de Henri Lopes; Los poderes de la tempestad (1997), de Donato Ndongo-Bidyogo, y Esperando el voto de las bestias salvajes (1998), de Ahmadou Kourouma, cristalizan una literatura esencialmente de compromiso y de denuncia de los poderes pol¨ªticos posindependistas, en sus excesos sin l¨ªmites, sus irrenunciables formas de violencia y su firme voluntad de destruir a los seres y a las cosas.
Hay un intento de conciliar la cr¨ªtica sociopol¨ªtica con lo est¨¦tico que se vislumbra a trav¨¦s de un patrimonio literario fundado sobre angustias, lutos, fantas¨ªas, frustraciones, visiones y anhelos compartidos o no alrededor de una identidad pol¨ªtica y cultural com¨²n. En ella se legitiman espacios ut¨®picos y una apremiante necesidad de emancipaci¨®n del africano transformado de objeto en sujeto hist¨®rico. Los mestizos textos de sus creadores -una dial¨¦ctica entre lenguas, literaturas e identidades- configuran una mediaci¨®n cultural entre m¨²ltiples imaginarios, lo que es, sin lugar a dudas, una innegable contribuci¨®n en la literatura universal, o mejor dicho, a lo que el poeta senegal¨¦s L¨¦opold S¨¦dar Senghor llama "la civilizaci¨®n de lo universal".
Escritores como el Nobel nige
riano Wole Soyinka, Mongo Beti, Tchicaya U'tamsi, Yambo Ouloguem, Nuruddin Farah, Emmanuel Dongala, Tierno Monenembo, Calixthe Beyala, Moses Isegawa y Fatou Diome, entre otros, cultivan el tema de la rebeld¨ªa, la cuesti¨®n de la libertad que lograr¨¢ sobrepasar la violencia estructural de la sociedad africana, promoviendo la cultura de la disidencia, la existencia incondicional e inminente de las bolsas de libertad, la transgresi¨®n de los valores feudales, la insumisi¨®n de los poderes absolutos que se instalaron tras las independencias y las democracias nacientes. Unas escrituras y otras son portadoras de un proyecto de descolonizaci¨®n mental, de resistencia cultural y de proyecci¨®n de un futuro esperanzador.
Desgraciadamente, estas propuestas est¨¦ticas no llegan a todo el p¨²blico deseado ya que la edici¨®n de libros en ?frica vive en situaci¨®n precaria. Aun as¨ª ¨²ltimamente peque?os editores populares en la mayor¨ªa de los pa¨ªses hacen esfuerzos por acercar la producci¨®n literaria local a un p¨²blico inmediato ansioso de lecturas. Pero, sin duda, las literaturas africanas conocidas y reconocidas son las escritas, publicadas y le¨ªdas fundamentalmente en Occidente, lo que genera una interacci¨®n problem¨¢tica entre el p¨²blico africano y el escritor, debido a su escaso acceso a las lenguas occidentales de escritura y al coste de los libros, que los hace inaccesibles debido al bajo poder adquisitivo de sus potenciales lectores.
A pesar de ello, las nuevas escrituras africanas, herederas de los hallazgos expresivos de la literatura oral, subvierten sus respectivas lenguas de escritura y se transforman en relatos transcontinentales que indagan asuntos como la tensi¨®n entre tradici¨®n y modernidad, el desarraigo de las identidades, el exilio interior y geogr¨¢fico y la inserci¨®n de la mujer en la vida social y cultural, sin dejar de proponer una inventiva conciencia intercultural, conscientes del lugar de las sociedades poscoloniales en plena globalizaci¨®n.
En su fecunda y audaz novela, La carretera hambrienta (1991), el nigeriano Ben Okri condensa, metaf¨®ricamente, la condici¨®n africana a trav¨¦s de las vivencias de su protagonista-narrador que es un ni?o-esp¨ªritu, que encarna las frustraciones y los anhelos de la sociedad africana en una confluencia de lo maravilloso, lo fant¨¢stico y lo real: "Nac¨ª no s¨®lo porque hubiera concebido la idea de quedarme, sino porque, finalmente, despu¨¦s de tantas idas y venidas, sent¨ªa ya, asfixi¨¢ndome, la presi¨®n de los grandes ciclos temporales. Rec¨¦ para que se me concediera la risa, ped¨ª una vida sin hambre y recib¨ª paradojas por respuesta. Sigue siendo para m¨ª un enigma por qu¨¦ nac¨ª sonriendo".
El ni?o-esp¨ªritu de esta f¨¢bula
de Ben Okri proyecta, a la vez, la memoria del pasado y del futuro, el proceso de autoconciencia y de autoproyecci¨®n de ?frica para otra traves¨ªa de su porvenir. Asumiendo la identidad de un ni?o-esp¨ªritu, las literaturas africanas escritas han sido, desde sus inicios, un intento de nombrar y superar una condici¨®n o situaci¨®n poscolonial insostenible al nivel pol¨ªtico-econ¨®mico e hist¨®rico. Conscientes de su papel social, pero tambi¨¦n de incentivar la fantas¨ªa, sus retos han sido, casi siempre, indagar, revelar enigmas y paradojas de las sociedades africanas, en sus interacciones con ella misma y con otras partes del mundo.
Landry-Wilfrid Miampika (Congo-Brazzaville, 1966) es profesor en la Universidad de Alcal¨¢ de Henares. Es autor de Voces africanas. Poes¨ªa de expresi¨®n francesa 1950-2000 (Verbum, 2000) y Transculturaci¨®n y poscolonialismo en el Caribe (Verbum, 2005).
FERIA DEL LIBRO DE MADRID
Lugar: paseo de Coches del parque del Retiro de Madrid.
Fecha: del 25 de mayo al 10 de junio.
Horario: de lunes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.30.S¨¢bados y domingos, de 10.30 a 14.30 y de 17.00 a 21.30.
Expositores: 362 Casetas: 344
Librer¨ªas: 114
Editores: 191Se realizar¨¢n cerca de 350 actividades, entre presentaciones de libros, encuentros con escritores y debates en los diferentes pabellones.
www.ferialibromadrid.com
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