Veranos de pintura y absenta
Santiago Rusi?ol pint¨® 28 obras catalogadas en las cinco estancias que hizo en Arb¨²cies
Santiago Rusi?ol (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931) eligi¨® una vida bohemia y se alej¨® de un contexto familiar acomodado para fomentar su gusto por el arte. Vivi¨® en Barcelona, Par¨ªs, Sitges, Aranjuez y realiz¨® m¨²ltiples viajes a lo largo de su vida, dejando en todas partes el legado de su obra. Sin embargo, hay un lugar olvidado en todas sus biograf¨ªas en el que pas¨® cinco de sus ¨²ltimos veranos y donde pint¨® al menos 26 obras: Arb¨²cies.
Entre 1926 y 1930, Rusi?ol verane¨® en Arb¨²cies y se aloj¨® en la Fonda Torres, en cuyo caf¨¦ pasaba horas y horas hasta que el propietario, Vad¨® Torres, les apremiaba para que se fueran a dormir. "Era un momento tr¨¢gico", comentaba el propio Rusi?ol, que sol¨ªa cerrar las tertulias junto a su amigo Pepet Pol, alcalde republicano de Arb¨²cies, fallecido a?os despu¨¦s en una c¨¢rcel franquista. La primera referencia que aparece en la obra de Rusi?ol de su paso por aquellas laderas del Montseny es un dibujo del Castell de Montsoriu fechado en los a?os setenta del siglo XIX. Hay constancia tambi¨¦n de que estuvo alg¨²n verano en Sant Hilari, aconsejado por su m¨¦dico para mejorar sus dolencias de ri?¨®n, porque all¨ª conoci¨® a su futura esposa, Llu?sa Dennis. Sin embargo, prefiri¨® desplazarse a Arb¨²cies. En Sant Hilari se encontraba con parte de la burgues¨ªa barcelonesa y ¨¦l quer¨ªa huir de los agasajos. "Quer¨ªa ser olvidado, y fue a parar a un pueblo olvidadizo por naturaleza", public¨® la revista El Baix Montseny en 1931. Sin embargo, adem¨¢s de la paz, en Arb¨²cies encontr¨® lo que ¨¦l mismo calific¨® de "uno de los parques particulares m¨¢s bonitos no s¨®lo de Catalu?a, sino de toda Espa?a", los jardines de Can Bad¨¦s, y otros parajes que tambi¨¦n le cautivaron.
No era extra?o encontrarle sentado en el taburete, frente a una tela en la ladera de la riera o en alg¨²n rinc¨®n de Can Bad¨¦s. Fue en uno de estos lugares donde un d¨ªa se le acerc¨® un admirador cuando estaba ya finalizando un cuadro y le dijo: "Don Santiago, esto es una obra maestra". Rusi?ol se gir¨®, le mir¨® de frente y le respondi¨®: "Se equivoca, no vale nada". Pero entonces, se dirigi¨® de nuevo a su obra y, sin ninguna prisa, la firm¨®. "Ahora s¨ª que vale", concluy¨® el artista. En muchas ocasiones, Rusi?ol llamaba al jardinero de Can Bad¨¦s, Joan, cuando estaba finalizando alguna de sus obras para que fuera su primer cr¨ªtico. "Aqu¨ª ha hecho trampa, no ha puesto aquellas ramas; a estas hortensias les ha cambiado el color", le recriminaba. Y ¨¦l se echaba a re¨ªr.
Los recuerdos m¨¢s simp¨¢ticos proceden del bar Can Torres. "Siempre ten¨ªa un vaso de absenta en su mesa, aunque el m¨¦dico se la hab¨ªa prohibido", relata Jaume Serra, a sus 94 a?os, sentado en la terraza del hostal-bar que regenta su hijo. "Mi suegro, entonces propietario del bar, le dec¨ªa alguna vez que la hab¨ªa terminado, intentando protegerle. Pero ¨¦l le respond¨ªa que se ir¨ªa a Sant Hilari a tom¨¢rsela. Y ante su impotencia, decidi¨® que ya se la servir¨ªa ¨¦l. Sin embargo, los camareros estaban avisados: 'Si aparece el carabinero [su esposa] me cambi¨¢is el vaso y lo pon¨¦is de agua".
Cuando Rusi?ol falleci¨®, el entonces alcalde, Pepet Pol, le dedic¨® una plaza en el pueblo, cuyo nombre fue borrado despu¨¦s de la guerra para imponer el de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera. El paso de Rusi?ol por Arb¨²cies, sin embargo, nunca podr¨¢ borrarse porque el fot¨®grafo mataron¨¦s Santiago Carreras lo inmortaliz¨® en algunas im¨¢genes que hasta el pr¨®ximo 1 de julio se exponen en el reformado Muse Etnol¨®gico del Montseny. Es el homenaje que el pueblo de Arb¨²cies est¨¢ rindiendo a Rusi?ol, que vuelve a tener ya una calle y tambi¨¦n un itinerario en el marco del programa del 75? aniversario de su fallecimiento, que concluir¨¢ oficialmente el 13 de junio en Sitges.
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