Los socialistas ganan poder, el PP votos
El Partido Popular fue ayer la formaci¨®n m¨¢s votada en el conjunto de los municipios espa?oles por una diferencia de unos 160.000 votos, ligeramente superior a la que hace cuatro a?os permiti¨® al PSOE proclamarse vencedor en los comicios. Ese resultado es efecto, en gran medida, del triunfo en Madrid de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n a costa de un PSOE que cosecha un fracaso sin paliativos en la capital de Espa?a. La paradoja de la situaci¨®n es que, pese a ese retroceso en el c¨®mputo global, los socialistas no s¨®lo tendr¨¢n m¨¢s concejales, sino que est¨¢n en disposici¨®n de ganar posiciones en el reparto de poder territorial por efecto de la p¨¦rdida de mayor¨ªa absoluta del PP en comunidades y ayuntamientos que ven¨ªa gobernando.
?se ser¨ªa el caso de Canarias y Navarra, y tal vez Baleares, aunque en ellas tambi¨¦n los socialistas tendr¨ªan dificultades para concertar alianzas estables. El PP sigue siendo el partido m¨¢s votado en la mayor¨ªa de las capitales de provincia, pero la suma del PSOE e IU podr¨ªa hacerle perder una decena de alcald¨ªas, equilibrando una relaci¨®n que ha sido muy favorable al partido de Rajoy desde hace 12 a?os.
El aumento de la abstenci¨®n (de casi cuatro puntos respecto a las elecciones de 2003) parece haber perjudicado proporcionalmente m¨¢s al PSOE. El electorado del PP estaba aparentemente m¨¢s movilizado, seguramente por las expectativas, alimentadas por Rajoy, de que los comicios de ayer eran la primera vuelta de las generales de 2008. Es posible que lo sean: desde 1983, el vencedor en las municipales, aunque fuera por estrecho margen, ha ganado tambi¨¦n las legislativas subsiguientes. Sin embargo, los propios resultados de ayer advierten de las dificultades de un PP pr¨¢cticamente sin aliados para gobernar all¨ª donde no alcanza por s¨ª mismo la mayor¨ªa absoluta.
Adem¨¢s, en las elecciones locales (y tambi¨¦n en las auton¨®micas), factores como la personalidad del candidato suelen ser tan o m¨¢s determinantes en el voto que la identificaci¨®n ideol¨®gica. Por otra parte, en las elecciones municipales los partidos de ¨¢mbito auton¨®mico suelen obtener mejores resultados que en las elecciones legislativas: con los votos que los partidos nacionalistas y regionalistas lograron en 2003 habr¨ªan tenido en las generales del a?o siguiente 17 esca?os m¨¢s de los que realmente sumaron. Es arriesgado, por tanto, proyectar sin m¨¢s los resultados de ayer sobre las elecciones de 2008. En 1999, el PSOE obtuvo tan s¨®lo 40.000 votos menos que el PP, y un a?o despu¨¦s Aznar alcanz¨® la mayor¨ªa absoluta.
Pero con un censo de 35 millones de electores (del que esta vez formaban parte 330.000 residentes extranjeros), las municipales de ayer s¨ª pueden considerarse un macrosondeo indicativo de las tendencias del electorado. Cualquier complacencia de los socialistas estar¨ªa por ello fuera de lugar. Llevan gobernando tres a?os en los que el crecimiento econ¨®mico en un marco de estabilidad les ha permitido desplegar pol¨ªticas redistributivas de fuerte impacto social. Lo cual normalmente deber¨ªa haber propiciado un crecimiento generalizado del voto socialista. Los dirigentes de ese partido deber¨¢n estudiar qu¨¦ ha fallado en la pol¨ªtica (en el discurso pol¨ªtico) para que tal cosa no haya ocurrido.
El caso de Madrid es especialmente revelador. Con un 39% de los electores que dice identificarse con posiciones de izquierda, frente a un 27% que se considera de derechas, el PP lleva 16 a?os gobernando con mayor¨ªa absoluta. Y el 16% que se considera de centro vota al PP en una proporci¨®n que dobla la de los que votan al PSOE. Candidatos con posibilidades pero sin apoyo del partido o con ese apoyo, pero sin gancho electoral: esa dial¨¦ctica varias veces repetida es una apuesta segura por el fracaso. Sin la diferencia colosal de la Comunidad de Madrid, donde el PP le saca al PSOE medio mill¨®n de votos, la izquierda habr¨ªa ganado ampliamente en el conjunto de Espa?a.
En Navarra, el navarrismo (UPN m¨¢s CDN) no alcanza la mayor¨ªa que s¨ª suman los otros tres partidos con representaci¨®n parlamentaria: Nafarroa Bai, PSOE, IU. El alarmismo de UPN, reforzado por la direcci¨®n del PP, ha contenido el declive del partido de Miguel Sanz, pero no ha impedido la p¨¦rdida de la mayor¨ªa de gobierno. Seguramente el exceso de dramatismo, que identificaba el futuro de Navarra (y de la unidad de Espa?a) con la victoria de UPN ha estimulado, m¨¢s que lo contrario, el deseo de alternancia de muchos electores. El ascenso de Nafarroa Bai le da derecho a ser tomada en consideraci¨®n con vistas a esa alternancia, pero no ser¨ªa realista que ignorase que los partidos opuestos a cualquier cambio institucional suman el 77% de los votos del territorio.
La jornada fue tranquila con la excepci¨®n de las actuaciones de los cantama?anas habituales, que dieron la nota en varias localidades del Pa¨ªs Vasco, con agresiones y griter¨ªo ofensivo: fue el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, quien m¨¢s atinado estuvo al replicarles que quienes m¨¢s vociferaban hab¨ªan sido los que m¨¢s hab¨ªan callado ante ETA tras el atentado de Barajas.
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