Pl¨¢cido, Camar¨®n y Sinatra
- C¨¦sar Rinc¨®n. No se puede despedir de la primavera madrile?a el gran tenor matador colombiano sin cantar su aria -faena magistral, plena de hondura y registros, de forma y estilo claramente wagnerianos-. La afici¨®n no aceptar¨ªa otra cosa, y es de esperar que la lesi¨®n en las costillas que le impidi¨® hacer el pase¨ªllo en su tarde de San Isidro est¨¦ completamente superada, pues necesita de todas sus facultades. La conclusi¨®n de su experiencia profesional es una destilaci¨®n del clasicismo m¨¢s puro, y su carrera, un ejemplo a seguir para las j¨®venes generaciones, de entrega, dedicaci¨®n y superaci¨®n de las m¨¢s duras adversidades. Torero de Madrid como pocos, tanto su reciente faena de Sevilla como aqu¨¦lla de hace dos a?os en Las Ventas deber¨ªan mostrase a los alumnos de todas las escuelas de tauromaquia como lecci¨®n pr¨¢ctica de lo que es torear, junto a la de aquel inolvidable Bastonito, de Ib¨¢n.
- Morante de la Puebla. Lo de Morante, en cambio, es puro cante jondo, sazonado a veces con gracia trianera, aunque sea de La Puebla del R¨ªo, como si hubiera nacido en Helsinki. Se hab¨ªa olvidado ya c¨®mo un torero le pod¨ªa ir ganando terreno al toro, despacito, despacito, mientras lo arrullaba con ver¨®nicas que lo mec¨ªan mientras su capote parec¨ªa cantar una nana gitana. Si lo que hizo en el ¨²ltimo toro lo hace en otros dos m¨¢s, acaba con el cuadro. L¨¢stima que espere siempre al ¨²ltimo toro, como si fuera un estudiante perezoso, dejando pasar ocasiones que le reportar¨ªan mucho mayor beneficio y cr¨¦dito.
- C¨¦sar Jim¨¦nez. Podr¨ªa ser el Frank Sinatra del toreo si lograra resolver algunos problemas de identidad que no parece tener claros. Su estilo rebosa suavidad, pureza y elegancia, pero siendo esto cierto, desprende tambi¨¦n su modo de estar ante el toro una sensaci¨®n de bloqueo, tal vez producto de la duda que se le plantea entre ser ¨¦l mismo o adoptar las admiradas maneras de otro matador de toros, parece que definitivamente retirado, con quien comparte apoderamiento por la misma persona que le lleva sus asuntos profesionales. En su comparecencia de este a?o en San Isidro pareci¨® pesarle demasiado este factor, que impidi¨® que llegaran al p¨²blico con m¨¢s claridad las buenas cosas que les hizo a sus toros. Necesita un triunfo con urgencia.
- El Pilar. Tiene parte de la antigua ganader¨ªa de El Raboso de Mat¨ªas Bernardos, otro hombre del campo charro que supo adaptar el toro jerezano de Domecq a las tierras salmantinas con ¨¦xito, llegando a considerarse su ganader¨ªa como de encaste propio. A esto se le ha a?adido m¨¢s sangre de Juan Pedro y el resultado es un toro de embestida dulce muy del gusto de las figuras. La falta de fuerzas es, como la mayor¨ªa de las veces, la gran inc¨®gnita y asignatura pendiente que puede echar por tierra los m¨¢s bienintencionados anhelos.
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