Luces y sombras para las mujeres directivas
Las profesionales apenas ocupan puestos de direcci¨®n, pero los cambios en la organizaci¨®n del trabajo est¨¢n allanando su camino
Nadie pone en duda que el mundo empresarial espa?ol est¨¢ en manos de hombres: ahora mismo copan el 97% de los puestos directivos de las empresas del Ibex 35 y cobran un 30% m¨¢s que las mujeres, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y el Instituto de la Mujer. Entre otros obst¨¢culos que frenan el ascenso femenino destaca "la escasa visi¨®n de muchos empresarios" que ven en la maternidad "un gasto a?adido que dificulta el cumplimiento de sus obligaciones profesionales", seg¨²n un informe del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS). Sin embargo, el progresivo cambio organizacional hacia empleos que permitan la conciliaci¨®n entre la vida laboral y personal est¨¢ poco a poco allanando su camino.
El permiso de paternidad tan s¨®lo es solicitado por el 12% de los directivos espa?oles, seg¨²n una reciente encuesta del IESE
El discurso de quienes pretenden cambiar esta situaci¨®n de "desigualdad e injusticia" ya no contiene referencias feministas ni victimistas
Ya lo afirm¨® a mediados del siglo XX la intelectual francesa Simone de Beauvoir: "El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres". Al observar de cerca la realidad empresarial espa?ola, parece que este contratiempo todav¨ªa persiste. La gran mayor¨ªa de las profesionales percibe que su carrera laboral est¨¢ marcada por el "comportamiento injusto e irrespetuoso" de sus compa?eros varones, que impide que exista la igualdad entre sexos.
Sin embargo, el discurso de quienes pretenden cambiar esta situaci¨®n no contiene referencias feministas ni victimistas. "El cambio tiene que comenzar dentro de las propias mujeres, que deben trascender su condicionamiento sociocultural para gestionar relaciones de pareja basadas en la equidad y hacerse valer en el trabajo, atentando contra la conciencia de sus jefes mediante su val¨ªa profesional", afirma la experta en sociolog¨ªa de las organizaciones Alicia Kaufmann, directora del informe del CIS Mujeres directivas: transici¨®n hacia la alta direcci¨®n.
La economista Laura Alabart es una de estas mujeres. Actualmente es la directora comercial de una compa?¨ªa especializada en servicios de mantenimiento de edificios. Tiene 41 a?os, est¨¢ casada y es madre de dos hijos, de seis y cuatro a?os. Su deseo es "seguir prosperando profesionalmente", aunque sin descuidar su "rol de madre y esposa", que le ocupa unas cuantas horas antes y despu¨¦s de su jornada laboral.
Para ella, "la promoci¨®n de las mujeres es una consecuencia l¨®gica de las organizaciones que saben gestionarse equilibradamente", de manera que "los trabajadores puedan encontrar satisfacci¨®n en sus vidas mientras la empresa consigue los resultados proyectados". Pero la realidad de su situaci¨®n laboral es otra. En su camino hacia el ¨¦xito, Alabart ha tenido que "demostrar continuamente" que vale igual o m¨¢s que cualquier hombre a la hora de ocupar cargos de responsabilidad, "trabajando m¨¢s horas y aguantando bromas despectivas".
Y no s¨®lo eso: en ocasiones tambi¨¦n le han hecho "sentir culpable" por no ocuparse como deber¨ªa de los asuntos familiares, "unas tareas que muchos hombres siguen creyendo que son patrimonio exclusivo de las mujeres", lamenta. Todo ello le ha supuesto padecer "mucho estr¨¦s", aunque reconoce que precisamente por su condici¨®n femenina tiene "bastante resistencia para soportar circunstancias adversas".
"El eje de este debate se centra en el hecho de que la mujer es quien da a luz y, por tanto, quien debe responsabilizarse, al menos durante las primeras semanas, del cuidado del reci¨¦n nacido", explica Kaufmann. Para ello, las profesionales que se convierten en madres gozan de un permiso de maternidad de 16 semanas. Pero m¨¢s all¨¢ de este rol marcado por la naturaleza, el hombre tambi¨¦n puede asumir dicho compromiso a partir de las seis semanas, una decisi¨®n que tan s¨®lo toman el 12% de los directivos, seg¨²n una reciente encuesta del IESE.
As¨ª, "mientras el hombre no encuentra ninguna dicotom¨ªa en su camino hacia el ¨¦xito profesional", sostiene Kaufmann, "las mujeres que han decidido alcanzar esta meta s¨ª la padecen, teniendo que elegir entre plantarse laboralmente y ejercer de madres, o renunciar a sus hijos para poder lograr alg¨²n puesto directivo". Se trata de un conflicto que aparece cuando la mujer ronda los 30 a?os y "se ha convertido en otra de las perversidades aceptadas por el sistema".
Lo cierto es que en muchas entrevistas de trabajo se pregunta a las candidatas si tienen pareja y, en caso afirmativo, se les interroga acerca de la posibilidad de llegar a tener hijos, una informaci¨®n que en Estados Unidos est¨¢ prohibido preguntar para no caer en discriminaciones sexistas.
Y no s¨®lo eso: la ley de igualdad impulsada por el Gobierno, que acarrea numerosas obligaciones a los empresarios en su relaci¨®n con la contrataci¨®n femenina, est¨¢ teniendo un efecto parad¨®jico: "Al no aportar ayudas ni subvenciones, est¨¢ generando que algunos empresarios vean a las mujeres como profesionales dif¨ªciles de contratar por la enorme responsabilidad que acarrean sus contratos", subraya Nuria Chinchilla, directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE y autora de La ambici¨®n femenina (Aguilar y Punto de Lectura).
A juicio de Chinchilla y Kaufmann, "en la medida en que las organizaciones vayan adapt¨¢ndose a las necesidades de la nueva generaci¨®n de profesionales, que est¨¢n dispuestos a renunciar a parte de su salario a cambio de m¨¢s tiempo libre, la mujer ir¨¢ gozando de mayor igualdad a la hora de plantear su carrera empresarial". Hasta que se democraticen los ascensos, posibilitando la igualdad de derechos y responsabilidades entre hombres y mujeres, estas ¨²ltimas tienen como referencia a Isabel Aguilera, directora general de Google Iberia y madre de dos hijos, o a Rosa M. Garc¨ªa, presidenta de Microsoft Ib¨¦rica y madre de tres hijos, seg¨²n varias encuestas.
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