Brasil, un mundo nuevo
He vuelto recientemente de un periplo por varios Estados de Brasil, en el que, entre contactos acad¨¦micos y pol¨ªticos, encuentros con viejos amigos y con nuevos l¨ªderes en ascenso, como el gobernador socialista de Pernambuco, Eduardo Campos, me esforc¨¦ por tomar el pulso al gran gigante de Latinoam¨¦rica, a una de las naciones m¨¢s destacadas entre los llamados pa¨ªses emergentes, a un pa¨ªs que representa la d¨¦cima econom¨ªa mundial.
Brasil sigue siendo una tierra de contrastes, con sangrantes desigualdades sociales y situaciones muy dif¨ªciles en la periferia de las grandes ciudades y entre quienes se autoproclaman los "sin tierra". Pero tiene hoy una din¨¢mica de crecimiento imparable, as¨ª como unas ¨¦lites cient¨ªficas, universitarias, culturales y empresariales a la altura de las m¨¢s desarrolladas y sofisticadas del mundo.
Como es sabido, las relaciones hist¨®ricas entre Portugal y Brasil poseen una profunda dimensi¨®n afectiva, que nunca est¨¢ de m¨¢s subrayar. El pr¨®ximo a?o, en 2008, se conmemora el segundo centenario de la marcha del rey de Portugal, D. Jo?o VI, a Brasil -con su Corte- huyendo de la primera invasi¨®n francesa al mando de Junot, general de Bonaparte. Este hecho, ¨²nico en la historia, convirti¨® al mismo tiempo a R¨ªo de Janeiro en la capital de un imperio portugu¨¦s que, en aquella ¨¦poca, dominaba las dos costas de ?frica, llegaba hasta India y navegaba tranquilamente en el Pac¨ªfico, habiendo establecido importantes lazos hist¨®ricos con China y Jap¨®n. De esta forma, la antigua metr¨®poli, Portugal, pas¨®, en cierto modo, a ser colonia y Brasil, con la apertura de sus puertos al comercio internacional, se convirti¨® en la sede central del imperio.
Con todo, la arraia miuda portuguesa -el pueblo m¨¢s humilde- resisti¨® a la ocupaci¨®n napole¨®nica, con la ayuda de los ingleses, Beresford y Wellington. Consigui¨® expulsar a los franceses y, m¨¢s tarde, tambi¨¦n al "regente" Beresford y a la opresora "aliada" Inglaterra. Fue la Revoluci¨®n Liberal. Las Cortes, reunidas en Lisboa, enviaron entonces un ultim¨¢tum a D. Jo?o VI: o regresaba al Reino y juraba la Constituci¨®n, que entre tanto hab¨ªa sido aprobada, o se proclamar¨ªa la Rep¨²blica. D. Jo?o VI, contrariado, regres¨®. Pero su hijo primog¨¦nito y heredero -D. Pedro- opt¨® por quedarse. Se autoproclam¨® emperador del Brasil, sin disparar un tiro, entre vivas y abrazos: ?as¨ª tuvo lugar la independencia de Brasil, en 1822!
Este proceso, tan singular, marc¨® para siempre las relaciones de hermandad entre Portugal y Brasil. Un siglo despu¨¦s, en 1922, un presidente portugu¨¦s de la I Rep¨²blica (1910-1926), Ant¨®nio Jos¨¦ d'Almeida, se desplaz¨® a Brasil para, seg¨²n sus palabras: "Agradecer a los brasile?os, en nombre de Portugal, el que se hubieran proclamado independientes".
?sa es la buena tradici¨®n portuguesa. De no haber sido por la dictadura de Salazar y de Caetano, que invirti¨® esta tendencia, lo mismo hubiera debido ocurrir con la independencia de las colonias portuguesas en ?frica, evit¨¢ndose as¨ª las guerras coloniales. Con todo, la Revoluci¨®n de los Claveles (1974), puso fin de inmediato a tan desastrosas guerras, abriendo las puertas a la independencia con valor y rapidez. De ello se deriv¨® la creaci¨®n de la Comunidad de Pa¨ªses de Lengua Portuguesa (1996), una asociaci¨®n voluntaria entre Estados y pueblos, repartidos por cuatro continentes, en igualdad de derechos. La forman ocho pa¨ªses soberanos (Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe y Timor) que hablan un idioma com¨²n y quieren defenderlo, y que, simult¨¢neamente, aceptan colaborar entre s¨ª en el plano del desarrollo econ¨®mico, cultural y pol¨ªtico. Es una asociaci¨®n, seg¨²n creo, destinada a tener mucho futuro, si predomina el sentido com¨²n y la igualdad entre sus miembros, en este mundo globalizado en el que vivimos.
Lula es hoy un presidente de gran prestigio, que obtuvo una reelecci¨®n triunfal, a pesar del esc¨¢ndalo de la mensal?o (la compra de diputados), del que qued¨® limpio gracias al agua lustral de la reelecci¨®n. Representa, en toda Latinoam¨¦rica, un icono para la gente pobre, en su condici¨®n de hijo del nordeste (un pau de arara, como dicen los brasile?os), desde donde emigr¨® hacia el coraz¨®n del capitalismo brasile?o, la riqu¨ªsima megal¨®polis de S?o Paulo, en busca de pan y de trabajo. Fue all¨ª donde lleg¨® a ser, m¨¢s tarde, por sus propios esfuerzos, tornero mec¨¢nico, militante sindicalista y despu¨¦s de largos a?os de persistente lucha, presidente de la Rep¨²blica. Tras un primer mandato dif¨ªcil, en el que el PT (Partido de los Trabajadores), su partido, pr¨¢cticamente se disgreg¨®, consigui¨® desarrollar la pol¨ªtica macroecon¨®mica y de rigor financiero, heredada de su antecesor, Fernando Henrique Cardoso, y, al mismo tiempo, pol¨ªticas sociales en beneficio de las familias m¨¢s pobres. La lucha contra la corrupci¨®n -uno de los problemas end¨¦micos brasile?os- y contra la alta criminalidad de los "cuellos blancos", ha sido otra de las preocupaciones de Lula y de su ministro de Justicia, Tarso Genro, en su segundo mandato, con consecuencias positivas, muy visibles.
En su pol¨ªtica exterior, a cargo de un ministro de Asuntos Exteriores de excepci¨®n, Celso Amorim, Lula ha tenido un protagonismo de gran l¨ªder de un pa¨ªs emergente, con especial relieve en Latinoam¨¦rica, que ha dejado de ser definitivamente el "huerto" de Estados Unidos. Con un equilibrio y una moderaci¨®n reformistas que lo distinguen del radicalismo de Hugo Ch¨¢vez (Venezuela) o de Evo Morales (Bolivia), de los que es muy diferente, y sin tener tampoco nada que ver con la pleites¨ªa pro-Bush de ?lvaro Uribe (Colombia) o de Calder¨®n (M¨¦xico), aproxim¨¢ndose mucho a la inteligente moderaci¨®n de la se?ora Bachelet (Chile) o de Kirchner (Argentina).
Portugal y Espa?a, pa¨ªses ib¨¦ricos y europeos, con tradicionales intereses en el Atl¨¢ntico y en el Mediterr¨¢neo, tienen todo el inter¨¦s en converger en el desarrollo de pol¨ªticas solidarias con ese mundo nuevo, tan creativo y plural que est¨¢ afirm¨¢ndose, en su unidad y diversidad, en Iberoam¨¦rica. En julio, a comienzos de la presidencia portuguesa de la Uni¨®n Europea, tendr¨¢ lugar la 1? Cumbre entre la Uni¨®n Europea y Brasil, en Portugal. Una excelente oportunidad para que Europa refuerce sus lazos con Brasil y con otros pa¨ªses de tan interesante evoluci¨®n en Iberoam¨¦rica.
M¨¢rio Soares es ex presidente y ex primer ministro de Portugal. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
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