Leterme, un nacionalista de Flandes para reformar el Estado
El vencedor de las elecciones belgas quiere m¨¢s autogobierno para las regiones
Yves Leterme, el gran vencedor de las legislativas, promete dar un vuelco radical al panorama pol¨ªtico de B¨¦lgica, un pa¨ªs partido en tres. Este democristiano de 46 a?os tiene las ideas bastante claras: quiere m¨¢s autogobierno, m¨¢s autonom¨ªa para las tres regiones -Flandes, Valonia y Bruselas- que adem¨¢s de vivir en mundos paralelos ya gozan de abultadas competencias.
Leterme, ministro presidente de la regi¨®n flamenca, lo dijo una y otra vez durante la campa?a electoral, y ayer mismo lo volvi¨® a repetir: "M¨¢s seguridad, m¨¢s justicia y una reforma del Estado moderno" son los planes del aspirante a primer ministro que tras convencer el domingo a un 30% del electorado flamenco se adentra ahora en un complejo proceso de formaci¨®n de Gobierno que podr¨ªa dilatarse varias semanas.
Leterme es de los que piensan que Valonia es un lastre para la pr¨®spera regi¨®n flamenca
De padre y nombre de pila franc¨®fono, su historia de familia podr¨ªa haber convertido a Leterme en el perfecto puente entre flamencos y valones, las dos grandes comunidades hist¨®ricamente enfrentadas en un pa¨ªs de casi diez millones y medio de habitantes. Nada m¨¢s lejos de la realidad.
Leterme es de los que piensan que la empobrecida Valonia supone un lastre para la pr¨®spera regi¨®n flamenca y se ha empleado a fondo en la ret¨®rica nacionalista durante la encendida campa?a electoral. Su discurso ha convencido a gran parte de los flamencos que, como ¨¦l, aspiran a un mayor autogobierno, seg¨²n ha quedado reflejado en las urnas.
El ultraderechista y secesionista Vlaams Belang ha cosechado adem¨¢s el 19% de los votos en Flandes, aunque el boicoteo del resto de formaciones excluye al Belang de cualquier posible coalici¨®n de gobierno.
Hasta hace pocos a?os Leterme era pr¨¢cticamente un desconocido, pero en 2003 se puso al frente de la nave democristiana, en la oposici¨®n durante los ocho a?os de gobierno del liberal euroentusiasta Guy Verhofstadt.
Leterme se ali¨® con los conservadores nacionalistas flamencos y comenz¨® la carrera hacia el 16 de la Rue de la Loi, la sede del primer ministro belga. Pero fue el pasado verano cuando Leterme hizo saltar la liebre al preguntarse en una entrevista en el diario Lib¨¦ration sobre la "incapacidad intelectual" de los franc¨®fonos para aprender flamenco. Leterme, que aprendi¨® esa lengua con cinco a?os, incendi¨® el debate pol¨ªtico, enfad¨® a muchos y cautiv¨® a otros tantos.
El pasado domingo triunf¨® y ahora le aguarda la herc¨²lea misi¨®n de formar Gobierno de coalici¨®n en el complej¨ªsimo sistema pol¨ªtico belga. Despu¨¦s, vendr¨¢ la anunciada reforma del Estado, en la que pretende dotar a las regiones de m¨¢s competencia en materia fiscal, de sanidad, justicia o empleo.
Los franc¨®fonos, minor¨ªa frente al 60% de los belgas flamencos, no hacen bandera de tal reforma y conviven en cierta armon¨ªa con el reparto competencial actual. Para poder sacar adelante su reforma del Estado, Leterme precisar¨¢, sin embargo, una mayor¨ªa de dos tercios, lo que har¨¢ que m¨¢s de un partido franc¨®fono se lo piense m¨¢s de una vez a la hora de aceptar formar parte de un Ejecutivo capitaneado por Leterme.
Con escaso carisma y menos locuacidad, este hombre de aspecto g¨¦lido ha sido capaz de modernizar su partido y sintonizarlo con un pa¨ªs donde los homosexuales pueden casarse y la eutanasia est¨¢ legalizada.
Falta por ver ahora si este abogado y polit¨®logo, hasta hoy ministro presidente de Flandes, es tambi¨¦n capaz de ser el presidente de todos los belgas.
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