Fiebre blanca en la Cibeles
Miles de aficionados se congregan cuatro a?os despu¨¦s ante la diosa para ofrecerle un t¨ªtulo
Ra¨²l, izado por el brazo mec¨¢nico de una gr¨²a, se encaram¨® a la Cibeles, le rode¨® el cuello con una bandera espa?ola estampada con el escudo del Madrid y lanz¨® un grito a la masa: "?Campeooooooneees!"
Cuatro a?os ha tenido que esperar la diosa de la fertilidad para volver a ser testigo de una celebraci¨®n madridista. Anoche, por fin, hasta 500.000 aficionados, seg¨²n fuentes policiales, le rindieron pleites¨ªa como s¨ªmbolo de la victoria del equipo blanco. La estatua estuvo una vez m¨¢s encerrada detr¨¢s de unas vallas que la proteg¨ªan de la demencia de los hinchas. Esos que ayer desempolvaron bufandas y banderas y se echaron a la calle para festejar la Liga. Un triunfo que desat¨® la febril alegr¨ªa bajo un cielo de Madrid nublado, en una noche colorida de ruido, sudor y gozo.
Los madridistas ir¨¢n hoy a la Comunidad, al Ayuntamiento y a la Almudena
Capello estaba desaforado. Daba saltitos al ritmo del 'We are the champions'
La llegada de los futbolistas se produjo hacia la una de la mdrugada, bajo un clamor ensordecedor y una nebulosa rojiza provocada por los vapores de los cohetes y las bengalas. A bordo de un autocar descapotable, la comitiva se abri¨® paso entre la muchedumbre, escoltada por los furgones de la polic¨ªa. Los jugadores se abrazaban y felicitaban. M¨ªchel Salgado, medio desnudo, solo con la camiseta interior; Van Nistelrooy y Roberto Carlos, tras ¨¦l. Emerson, siempre discreto, en un segundo plano. Y Fabio Capello, desaforado. El entrenador daba saltitos al tiempo que el inevitable We are the champions, de Queen, tronaba por la megafon¨ªa y todos animaban a Ra¨²l para que se echara sobre el cuello de la diosa de piedra.
Antes, mucho antes, riadas de seguidores hab¨ªan tomado la plaza. La gente se congregaba en torno a la fuente, haci¨¦ndose un hueco para no perder detalle de la llegada de sus h¨¦roes. Incluso en el descanso, cuando su equipo iba perdiendo, la gente con m¨¢s fe se dirig¨ªa al lugar sabiendo que la gesta era en ese momento muy complicada, pero posible. Los aficionados madridistas est¨¢n acostumbrados a los sobresaltos y las remontadas de ¨²ltima hora.
La multitud aguardaba el milagro. Auriculares en ristre, esperaba a que a trav¨¦s de la radio le llegaran buenas noticias. Mientras tanto, 300 polic¨ªas y 15 ambulancias del Samur hab¨ªan tomado posiciones. Los custodios de la fuente, brazos en cruz, manten¨ªan la compostura, pero, de vez en cuando, tambi¨¦n se interesaban por el resultado del partido.
De pronto, el primer gol de Reyes devolv¨ªa la esperanza. Comenzaron los abrazos y los gritos de ¨¢nimo, todav¨ªa con temerosa prudencia. Muchas u?as mordidas, mucha inquietud. Poco a poco, la plaza fue ganando en tensi¨®n. Los nervios estaban a flor de piel.
Entonces, Diarra dispar¨® la euforia, los gritos y el ruido. Mucho ruido. Comenz¨® la sinfon¨ªa de petardos, bocinas, meg¨¢fonos y bengalas al tiempo que un exaltado speaker anunciaba por megafon¨ªa lo que todo el mundo ya sab¨ªa: el Madrid era campe¨®n.
El goteo de aficionados se convirti¨® en marea hasta que todo qued¨® inundado. Un espect¨¢culo de fuegos artificiales animaba la velada. El Palacio de Correos se iluminaba con puntitos y estrellitas blancas y un mensaje sobreimpresionado en su fachada: "30 Ligas". Una m¨²sica electr¨®nica machacona animaba los saltos y los bailes del personal, seguida de algunos de los grandes ¨¦xitos populares dignos de las radiof¨®rmulas m¨¢s exigentes. Canciones como el Comerranas de Seguridad Social o el siempre socorrido Paquito el Chocolatero. Se suced¨ªan los gritos -no muy decorosos- dedicados al eterno rival, el Barcelona, y especialmente a Eto'o como revancha de una de sus pol¨¦micas celebraciones en el Camp Nou. Tambi¨¦n otros cl¨¢sicos v¨ªtores en recuerdo a glorias pasadas, como el "Illa, illa, illa, Juanito maravilla". Y un sinf¨ªn de ense?as, banderitas, s¨ªmbolos y fetiches.
Entre el gent¨ªo, grupos de adolescentes jaleaban a su equipo al grito de "?campeones, campeones!". Como Javi, que se salt¨® una noche de estudios para estar con sus amigos celebrando el t¨ªtulo. "Mi madre no lo sabe. No, no deber¨ªa estar aqu¨ª", dec¨ªa con una p¨ªcara sonrisa que le cruzaba la cara de oreja a oreja.
El alcohol hizo efecto en los hinchas m¨¢s radicales y, al final, protagonizaron algunos incidentes violentos, que fueron sofocados por las fuerzas de seguridad. El Samur atendi¨® a 84 personas por ca¨ªdas, contusiones, golpes y fracturas, de las que 17 tuvieron que ser trasladadas a centros hospitalarios.
Los festejos oficiales continuar¨¢n este tarde, a partir de la seis, cuando el Madrid pase por la Comunidad y el Ayuntamiento y la bas¨ªlica de La Almudena.
![El autocar del Madrid, a su llegada a la plaza de la Cibeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/LG3QEVDVKAG45H4H3DMPQB25ME.jpg?auth=551ee6a929ade496ff30c57f19c9a57657d91d279122e2c5ed3b5b0850df0739&width=414)
![Ra¨²l aplaude tras colocar la bandera en el hombro de la Cibeles.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VP7Z3DSAWDAOEOKTJK4NE45B4Q.jpg?auth=09b191ba2d966cdbe0097bfe96202bef32f25bb82d88227ee48265f4227d5ccb&width=414)
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