Arte en estado de alerta
La Fundaci¨®n T¨¤pies de Barcelona dedica una retrospectiva a la croata Sanja Ivekovic
Las amapolas que ha plantado frente al Friedricianum de Kassel a¨²n no han crecido. Se espera que lo hagan para que cubran de rojo esta plaza en la que los nazis quemaron libros y y en donde Beuys plant¨® su primer roble. De momento, esta pieza de la Documenta 12 es un proyecto en fase germinatoria que Sanja Ivekovic (Zagreb, 1949) acompa?ar¨¢ dos veces al d¨ªa con cantos de mujeres afganas. Otra de sus piezas, sin embargo, s¨ª que puede verse en la ciudad alemana. Es, tal vez, su obra m¨¢s conocida aunque no tuvo p¨²blico y lo ¨²nico que queda de ella es la documentaci¨®n y el recuerdo.
Lleva por t¨ªtulo Tri¨¢ngulo y se realiz¨® exactamente el 10 de mayo de 1979 en Zagreb un d¨ªa en el que Tito visitaba la ciudad. Por razones de seguridad estaba prohibido asomarse al balc¨®n mientras pasaba el presidente, pero la artista se instal¨® comodamente en su terraza con un wisky en la mano, un libro y haciendo amago de masturbarse. S¨®lo se la pod¨ªa ver con prism¨¢ticos y desde lo alto, pero la vieron. La polic¨ªa llam¨® a su puerta y le orden¨® que "personas y objetos desalojaran el balc¨®n".
De aquella provocaci¨®n dom¨¦stica quedaron cuatro fotograf¨ªas. Hace falta conocer la historia para entender el contexto de la acci¨®n -algo com¨²n en su trabajo y en el de otros artistas de su generaci¨®n- pero una vez puestos en el tema, es f¨¢cil dejarse seducir por su osad¨ªa. La pieza, emblem¨¢tica de su manera de poner en cuesti¨®n el poder en su relaci¨®n intimidatoria con el individuo, puede verse tambi¨¦n en la excelente retrospectiva que la Fundaci¨®n T¨¤pies de Barcelona dedica a la artista hasta el 22 de julio.
La exposici¨®n de Barcelona -que ya ha podido verse en Gotemburgo, Innsbruck y Colonia- es en Espa?a todo un descubrimiento ya que Ivekovic es una de estas artistas que hasta hace poco podr¨ªan decirse marginales o casi desconocidos en el mainstream del arte contempor¨¢neo. Lleva por t¨ªtulo Alerta general y, seg¨²n la comisaria Natasa Ilic, la raz¨®n hay que buscarla en su actitud comprometida y de "emergencia intelectual presente en todas sus obras". En un contexto de arte formalista en el que lo moderno era como mucho la abstracci¨®n, Ivekovic fue pionera en su pa¨ªs desde los setenta en la realizaci¨®n del v¨ªdeoarte, la instalaci¨®n, la performance y las intervenciones en el espacio p¨²blico.
El suyo es un trabajo de raigambre conceptual y feminista en el que se sirve de todo tipo de t¨¦cnicas para, sin caer en el ensimismamiento autoreferencial, cuestionar tanto el rol de la mujer en la sociedad como para criticar el olvido de la historia que ha generado el paso acelerado a la sociedad de consumo. Es un trabajo complejo y a la vez simple. A veces contrapone fotograf¨ªas extra¨ªdas de las revistas con sus propias fotos familiares (Doble vida, o Tragedia de una Ven¨²s, ambas de 1975); en otras simplemente junta fotos de revistas (como en la serie Figura y fondo, 2005-2006) para reflejar la banalizaci¨®n del terror a trav¨¦s de la moda. En ocasiones se sirve de la acci¨®n para activar la memoria, como en la v¨ªdeoinstalaci¨®n Monumento conmemorativo en vivo en Rohrbach, (2005), en la que mira de reconstruir la imagen documental de un grupo de gitanos que esperan ser deportados a un campo ce concentraci¨®n. Otras veces los recursos son m¨²ltiples -desde moldes de yeso a v¨ªdeos, entrevistas, postales. conferencias....- como en la impresionante instalaci¨®n Casa de acogida de mujeres (1998-2004), una pieza hecha en colaboraci¨®n con mujeres de diversos pa¨ªses que explican sus historias de maltratos en primera persona. El medio, siempre, depende del mensaje. Y ¨¦ste suele dar en la diana.
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