Guirigay
No es posible hacer cine sin actores", aseguraban actores y actrices en la asamblea informativa que convocaron el mismo d¨ªa en que las pantallas del mundo estallaban de ¨¦xito con los dibujos animados de Shrek Tercero. No as¨ª las pantallas espa?olas, que estaban de cierre patronal, como aqu¨¦l de 1984, cuando tambi¨¦n gobernaba el PSOE, en protesta igual que ahora contra la cuota de pantalla. Luego la cuota sigui¨® activa durante las siguientes legislaturas, sin que hubiera ninguna huelga en el sector. Qu¨¦ raro es todo.
Los actores quieren tener derecho moral a ser considerados creadores, y que en los repartos de las pel¨ªculas espa?olas haya un 75% de actores espa?oles, algo que la ley ya dice, aunque entendiendo espa?oles por europeos, detalle a no olvidar. Estamos en Europa, amigos. "Queremos tambi¨¦n que nos ayuden como a los guionistas", ped¨ªan los queridos c¨®micos refiri¨¦ndose quiz¨¢ a unas ayudas que son para proyectos de gui¨®n y no para formar a los guionistas. En cualquier caso, la nueva ley contempla por primera vez el apoyo a proyectos de formaci¨®n de profesionales, "susceptibles de enriquecer el panorama audiovisual espa?ol desde una perspectiva cultural", seg¨²n informa el propio Instituto de Cine del Ministerio de Cultura (art¨ªculo 23, 1), abriendo con ello camino a cursos, seminarios o reuniones profesionales de actores. "Somos creadores", esgrim¨ªan, "como lo son los dobladores -que ahora se llaman "actores de voz"-, los bailarines, el montador jefe, el director art¨ªstico, el jefe de sonido, el figurinista y el jefe de caracterizaci¨®n", hasta ahora llamado maquillador... ?Pero los dobladores no trabajan mayoritariamente para el cine extranjero? ?Bailarines en las pel¨ªculas espa?olas? De tarde en tarde, quiz¨¢...
Exhibidores que arman revuelo cerrando sus salas, encuestas universitarias bajo sospecha, televisiones recalcitrantes, agitaci¨®n de actores, alguna que otra torpeza ministerial, inesperada inmersi¨®n en el tema de la se?ora vicepresidenta... Un guirigay ya conocido se arma cada vez que hay reformas en el cine espa?ol. Cuando la llamada ley Mir¨® (que s¨®lo fue decreto-ley) hubo hasta recursos ante el Tribunal Supremo por parte de exhibidores y distribuidores paranorteamericanos. En cada caso habr¨ªa razones o sinrazones, pero el resultado es parecido al de hoy... Se tiene la impresi¨®n de que no todos los protagonistas de la foto se han le¨ªdo esta ley de marras, y de que se habla y se habla, que se l¨ªa a la gente que entendemos poco -a cierta edad, s¨®lo de la ley de la gravedad-, y de que no hay profesi¨®n en esto del espect¨¢culo que hable tanto de s¨ª misma como la del cine. Cunde el des¨¢nimo. Uno acaba yendo acongojado a ver pel¨ªculas.
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