Ca¨ªn en Palestina
La ocupaci¨®n manu militari de la franja de Gaza por las milicias de Ham¨¢s no s¨®lo ha provocado la segunda partici¨®n de Palestina -la primera se produjo por la resoluci¨®n de la ONU que adjudic¨® parte del antiguo protectorado brit¨¢nico al naciente Estado de Israel en 1948-, sino que ha terminado con la leyenda de que los palestinos no se mataban entre s¨ª. Las luchas fratricidas entre hermanos ¨¢rabes eran cosa de otros, de argelinos, jordanos, libaneses o iraqu¨ªes, sol¨ªan presumir los palestinos. Los acontecimientos de los ¨²ltimos d¨ªas en Gaza han demostrado que la lucha fratricida ha llegado tambi¨¦n a Palestina y que el sufrido pueblo palestino paga otra vez las consecuencias de un desastroso liderazgo, incapaz, sea en su versi¨®n secular o fundamentalista, de dar respuesta a las necesidades b¨¢sicas de una poblaci¨®n que s¨®lo desea paz, seguridad y trabajo en un Estado propio, a?orado desde hace cerca de 60 a?os y que la ineptitud de sus dirigentes impide su nacimiento cada vez que parece pr¨®ximo a convertirse en realidad.
Como a finales de los 90, con Bill Clinton y Ehud Barak (felizmente retornado a la pol¨ªtica como l¨ªder del laborismo), cuando la ceguera de un Arafat, m¨¢s c¨®modo en su papel de guerrillero trotamundos que como estadista, impidi¨® consumar un principio de acuerdo entre israel¨ªes y palestinos, preludio de un futuro tratado de paz. Como ahora con EE UU e Israel, comprometidos por primera vez p¨²blicamente en la creaci¨®n de un Estado palestino, pero frenados en sus intenciones por la victoria hace 15 meses de un movimiento, como Ham¨¢s, que sigue empe?ado en rechazar el terrorismo, niega el derecho a la existencia de Israel y no aclara si reconoce los acuerdos internacionales firmados antes por la Autoridad Palestina.
Podemos buscar otros malos de la pel¨ªcula y recurrir una vez m¨¢s a la conspiraci¨®n sionista-americana para explicar la situaci¨®n actual. ?Qu¨¦ duda cabe que la il¨ªcita expansi¨®n de colonias jud¨ªas en Cisjordania, la ocupaci¨®n militar y los presos pol¨ªticos palestinos en c¨¢rceles israel¨ªes s¨®lo contribuyen a la humillaci¨®n y desesperaci¨®n de la poblaci¨®n ¨¢rabe! Y que la actual Administraci¨®n americana, escaldada por el fracaso de Clinton, ha perdido seis a?os preciosos, en los que la crisis se ha enconado todav¨ªa m¨¢s. Pero, los hechos a d¨ªa de hoy son los que son y de ellos hay que partir. Una Gaza, ya bautizada como el Hamast¨¢n, en poder del ala m¨¢s radical de Ham¨¢s, financiada y armada por Ir¨¢n, condenada al m¨¢s absoluto aislamiento por parte de la comunidad internacional. Y una Cisjordania, bajo el control, por ahora total, del presidente Mahmud Abbas y de los hist¨®ricos de Al Fatah, que cuenta con todos los apoyos pol¨ªticos y econ¨®micos de EE UU, la UE y los llamados Estados ¨¢rabes moderados. Y tambi¨¦n de Israel, que se ha comprometido en Washington y en Bruselas a liberar los 500 millones de euros de derechos aduaneros de los palestinos, retenidos desde la constituci¨®n del Gobierno de Ham¨¢s.
La finalidad de este cerco pol¨ªtico y econ¨®mico de Gaza es evidente. Demostrar a sus cerca de 1.500.000 habitantes que con Ham¨¢s al frente de sus destinos nunca conseguir¨¢n ni la prosperidad, ni la paz con Israel, y mucho menos un Estado palestino. Es una estrategia arriesgada, porque, en estos momentos, Ham¨¢s est¨¢ en manos de los defensores de la teor¨ªa de "cuanto peor, mejor". Pero tampoco hay que olvidar que cuando m¨¢s del 44% de la poblaci¨®n de Gaza y Cisjordania dio su voto a Ham¨¢s lo hizo para conseguir una mejora de su situaci¨®n y no para seguir lanzando misiles Kassam contra Sderot y otras poblaciones israel¨ªes.
En todo caso, hay algo que la comunidad internacional, incluido Israel, no debe olvidar. La teor¨ªa de dos Gobiernos, dos Palestinas no funcionar¨¢ en el futuro. Ham¨¢s y la direcci¨®n de la Autoridad Palestina pueden aparecer a la vista de los recientes acontecimientos como enemigos irreconciliables. Pero comparten un objetivo com¨²n: la indivisibilidad de un futuro Estado palestino, integrado por Gaza y la Cisjordania. Cualquier intento de consolidar la actual divisi¨®n por parte de terceros est¨¢ condenado al fracaso. El conflicto regional que tem¨ªa el monarca saud¨ª en su reciente entrevista con ?ngeles Espinosa estar¨ªa garantizado.
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