La ¨¦lite del aire
S¨®lo los mejores consiguen pilotar el Eurofighter, uno de los aviones de combate m¨¢s avanzados del mundo
El teniente Francisco Funes, de 26 a?os, lleg¨® hace uno a la base a¨¦rea de Mor¨®n de la Frontera (Sevilla). Ha logrado su sue?o de convertirse en piloto de combate. Atr¨¢s quedan cuatro a?os en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia), el curso de caza y ataque en Talavera (Badajoz) y dos a?os de destino en Salamanca pilotando el C-101. Antes de cumplir 40 a?os ascender¨¢ a comandante y dejar¨¢ de volar. Para alguien acostumbrado a conseguirlo todo, ser¨¢ "el peor momento".
"A la velocidad que vamos, un p¨¢jaro se convierte en una bala de ca?¨®n", dice Le¨®n
En las maniobras, la fuerza de la gravedad puede aumentar hasta nueve veces
El Eurofighter Typhoon -el avi¨®n de combate fabricado entre Alemania, Italia, Inglaterra y Espa?a- o el C-16, en su denominaci¨®n militar, es la ni?a bonita del Ej¨¦rcito del Aire. S¨®lo 22 pilotos se sientan tras sus mandos. Son pocos, los mejores. Y el teniente Funes es uno de ellos. Hace tres a?os llegaron los primeros 17 Eurofighter a Mor¨®n de un total de 50 que recibir¨¢ Espa?a antes de 2010. El Eurofighter est¨¢ considerado uno de los mejores aviones del mundo. Pesa 10 toneladas, alcanza dos veces la velocidad del sonido, puede ascender a 65.000 pies y cuenta con los ¨²ltimos avances tecnol¨®gicos para la lucha a¨¦rea.
El entrenamiento de los pilotos de combate es meticuloso. Hay que lograr la simbiosis perfecta con el avi¨®n. Junto al teniente Funes lleg¨® el teniente Le¨®n. Ambos acumulan cerca de 800 horas de vuelo, acaban de terminar la instrucci¨®n y dejar¨¢n el escuadr¨®n 113 para incorporarse al operativo, el 111 Escuadr¨®n del Ala 11 de Mor¨®n. "Para entendernos, somos las dos primeras cobayas", bromea Le¨®n.
Su jornada comienza a las 7.30 en la sala de briefing, donde se planifican los vuelos de la base, se analiza el parte meteorol¨®gico y se repasan los sistemas de emergencia. No quedan cabos sueltos, se tienen en cuenta hasta los movimientos migratorios de las aves. "A la velocidad que vamos, un p¨¢jaro se convierte en una bala de ca?¨®n", explican. Tras cada misi¨®n, se analiza el vuelo. El m¨ªnimo error puede suponer que no haya vuelta a casa.
Pero que nadie se equivoque, esto no es como las pel¨ªculas. "Las machadas, las heroicidades, no tienen cabida aqu¨ª", dice Le¨®n. La seguridad es lo primero. "Somos conscientes de lo que tenemos en las manos", y Funes r¨ªe: "?No me gustar¨ªa tener que pagar un avi¨®n de estos!"
Estos j¨®venes se han educado en la disciplina militar. Su misi¨®n es defender el espacio a¨¦reo y est¨¢n preparados para ello. "Siempre me preguntan si me da miedo", cuenta Funes. "No. El miedo es algo concreto, a una situaci¨®n espec¨ªfica. Los pilotos de combate somos personas fr¨ªas. A veces no lo tienes todo controlado, pero conocemos los procedimientos, tenemos experiencia y en esos momentos nos decimos: 'lo puedo hacer'".
Las condiciones que soportan durante un vuelo son duras. La fuerza de la gravedad puede aumentar hasta nueve veces (9G). Si un piloto pesa 70 kilogramos, la fuerza que soporta ser¨ªa de casi 700. Los pulmones est¨¢n sometidos a la aceleraci¨®n, se comprimen, cuesta respirar, por eso, el avi¨®n proporciona aire a presi¨®n positiva a trav¨¦s de la mascarilla.
El dise?o del traje de combate, el anti-G, tambi¨¦n est¨¢ adaptado para soportar los efectos de la gravedad. El traje comprime las piernas y el abdomen para evitar la p¨¦rdida de sangre en el cerebro. Si no lo hiciera, podr¨ªan experimentar, el g-log o visi¨®n t¨²nel, la p¨¦rdida de visi¨®n. "Si est¨¢s en mala condici¨®n f¨ªsica, se pasa muy mal", asegura Le¨®n, "aunque es cuesti¨®n de h¨¢bito, no de ser un superhombre".
Una vez en el aire, no hay tiempo para distracciones. El ambiente distendido y las bromas se tornan gesto serio en la cabina. Los Eurofighter comparten pista con cuatro P3 Ori¨®n. Sus 13 o 14 horas de autonom¨ªa de vuelo les convierten en los Lancelot de la patrulla marina. Frente al pel¨ªcano de h¨¦lices, destaca la peque?ez del C-16. Gris, de figura estilizada. Pero enga?a. "Para lo poco que pesa, tiene un gran empuje", resume el teniente Funes.
La misi¨®n: dos Eurofighter simular¨¢n un dogfight, un combate cerrado, contra dos F-5 de Talavera. Durante el vuelo apenas hay tiempo de pensar en otra cosa. Y recuerdan el dicho de la base: "As¨ª te entrenes, as¨ª combatir¨¢s", recuerda Funes. Los pilotos conocen los mandos. Han pasado horas analizando cada detalle en los simuladores de la base. All¨ª se enfrentan a las condiciones de un vuelo real: la misma visi¨®n, los mismos escenarios y el mismo tiempo de reacci¨®n. Un software reproduce fielmente todo cuanto puede ocurrir en el aire. "Cualquier reacci¨®n en falso te puede llevar al suelo".
La misi¨®n no es tiempo para ning¨²n lujo, sin embargo, aseguran que a la vuelta si se permiten disfrutar del vuelo. "Lo mejor es la sensaci¨®n de hab¨¦rselo pasado bien cuando aterrizas". Aunque siempre sin relajarse. El combate a¨¦reo exige "pensar en tu avi¨®n y en el de al lado, de eso depende volver o no volver". No en vano, Funes recuerda otro dicho de la academia: "Uno es ninguno y dos son uno".
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