El enfado de los obispos
Ya lo saben, a los obispos no les gusta la asignatura Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Era previsible. Tampoco les gust¨® en su d¨ªa el divorcio, ni el aborto con fines terap¨¦uticos, ni los homosexuales (mucho menos si a estos les da por casarse), ni el uso de las c¨¦lulas madre embrionarias, ni el cond¨®n para prevenir el sida... En realidad, bien mirado, a los obispos no les gusta casi nada desde que comenz¨® la Democracia en Espa?a. Es m¨¢s, a veces da la impresi¨®n de que lo que no les gusta es la Democracia misma.
Naturalmente, los prelados tienen perfecto derecho a decir y opinar lo que les parezca oportuno sobre cualquier asunto de inter¨¦s ciudadano. Faltar¨ªa m¨¢s. Afortunadamente ya no estamos en ese r¨¦gimen que ellos tanto apoyaron mientras transportaban bajo Palio, una vez tras otra, al entonces General¨ªsimo de todas las Espa?as. Todo un ejemplo de respeto a las instituciones que, cuando menos, deber¨ªa haber tenido continuidad.
Ahora bien, una cosa es opinar, y otra, muy distinta, poner palos en las ruedas del progreso social, o faltar el respeto a un Estado democr¨¢tico cuyas leyes, que nacen del ¨®rgano m¨¢ximo de la representaci¨®n popular, son de obligado cumplimiento para todos. Incluso para ellos mismos. M¨¢s a¨²n cuando los dem¨¢s no nos metemos en sus asuntos por mucho que nos cueste. Porque, cr¨¦anme, hay que tener mucha serenidad y talante democr¨¢tico para aguantar estoicamente sus continuas intromisiones, proclamas y amenazas en torno a multitud de problemas cuya respuesta corresponde exclusivamente al conjunto de los ciudadanos, sean ¨¦stos religiosos o no. Viniendo aquellas adem¨¢s, como vienen, de un grupo de personas que ni siquiera han sido elegidos por los componentes de la comunidad a la que dicen servir.
?C¨®mo pueden dar lecciones de moral quienes toleran, a trav¨¦s de su doctrinaria radio, todo tipo de infundios pol¨ªticos, agresiones verbales y faltas al respeto m¨¢s elemental de las personas, abusando de la libertad que les concede precisamente un sistema del que ellos parecen abominar?
Opinen lo que quieran, Se?ores obispos, pero, por favor, dejen de darnos el co?azo al p¨²blico en general. Dir¨ªjanse m¨¢s bien a sus feligreses. Son ellos los que han optado voluntariamente por sus doctrinas, y son ellos, por tanto, los ¨²nicos que est¨¢n obligados moralmente a obedecerles. De hecho, es p¨²blico y notorio que en la Espa?a actual ning¨²n cat¨®lico se ha divorciado nunca, ni ejerce la homosexualidad, ni ha usado jam¨¢s un cond¨®n, aunque todo ello sea perfectamente legal. Menos a¨²n desde que su jefe, Ratzinger, les recordara hace poco que el Infierno todav¨ªa existe. Pero, para quienes no formamos parte de su mundo, ustedes no tienen jurisdicci¨®n alguna, por mucho que insistan en ello. As¨ª son las cosas.
Y, por cierto, aunque no seamos creyentes, todos pertenecemos, afortunadamente, al ¨¢rea de influencia de la cultura cristiana que aprendimos desde ni?os. Cr¨¦anme entonces si les digo que no recuerdo nada, pero nada de nada, en ning¨²n texto de los Evangelios (tomando los cuatro juntos) que tenga que ver, ni de lejos, con la doctrina que ustedes predican. Sinceramente me suena a chino cada vez que se expresan sobre cualquier cuesti¨®n de orden moral. ?No creen que ya va siendo hora de que vuelvan a las fuentes y dejen de acumular por su cuenta tan ex¨®tica como infundada jurisprudencia?
En fin, ahora todos esperamos que sus aliados pol¨ªticos naturales, tan liberales y cat¨®licos ellos (sic), encabezados por Rajoy, salgan a la calle de nuevo y llamen a la rebeli¨®n, esta vez contra una humilde asignatura, capaz ella sola de dinamitar la instituci¨®n familiar toda. No es una mala estrategia. Puesto que el 11-M no da m¨¢s de s¨ª; Navarra, seg¨²n todos los indicios, no parece que est¨¦ en venta, y las amenazas de ETA han desmentido rotundamente las supuestas contrapartidas pol¨ªticas de Zapatero, Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa puede ser el gran chollo pol¨ªtico del oto?o para los ganadores morales de las elecciones municipales.
?A por ellos, entonces! Siempre puede haber un voto m¨¢s detr¨¢s de una multitudinaria manifestaci¨®n callejera, adornada con una legi¨®n de bondadosos hombres de fe portando la pancarta principal. Adem¨¢s, para esta ocasi¨®n hasta podr¨ªan invitar a Blair que est¨¢ a punto de pasarse al bando del Papa. Imag¨ªnense la cabecera; Aznar y Toni juntos de nuevo, esta vez por las calles de Madrid, con el apoyo a distancia del mism¨ªsimo George desde una pantalla gigante en la Castellana. El vello se me pone de punta con solo pensarlo. ?C¨®mo echamos de menos al cardenal Taranc¨®n!
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