La UE avanza por fin
Con mucho ruido y conmoci¨®n, la Uni¨®n Europea ha eludido la cat¨¢strofe, pero por los pelos. Anduvo realmente cerca. Aunando esfuerzos, se ha evitado una gran crisis que habr¨ªa dividido visiblemente a la Uni¨®n por muchos a?os y habr¨ªa convertido Europa en el hazmerre¨ªr del mundo.
La UE encall¨® hace dos a?os cuando Francia y Holanda dieron el no a la Constituci¨®n europea. Con el nuevo acuerdo, la Uni¨®n ha reanudado la marcha. Pese a que el mandato para que una conferencia intergubernamental desarrolle un nuevo tratado desembocar¨¢ en algo que no llegar¨¢ a ser del todo una Constituci¨®n, el futuro convenio ir¨¢ mucho m¨¢s all¨¢ que el actual Tratado de Niza, siempre que las cosas transcurran de acuerdo con lo pactado. Pero todav¨ªa falta superar dos espinosos obst¨¢culos: la conferencia intergubernamental y la ratificaci¨®n, a trav¨¦s de los Parlamentos nacionales o mediante un refer¨¦ndum, en todos los pa¨ªses miembros.
No obstante, la canciller alemana Angela Merkel puede sentirse orgullosa de lo que ha conseguido. Es su primer triunfo real en la diplomacia internacional. Aquel viernes por la noche en Bruselas se tomaron decisiones muy concretas y dif¨ªciles. La canciller alemana apost¨® fuerte y gan¨®. Se merece respeto y reconocimiento.
Si el nuevo tratado llega a materializarse, las reformas institucionales que la Uni¨®n necesita ser¨¢n una realidad, y entrar¨¢ en vigor un nuevo procedimiento de votaci¨®n por mayor¨ªa doble, aunque sea con algo de retraso. La UE lleva trabajando 20 a?os en estas reformas. La Uni¨®n ampliada, inevitable cuando en 1989 finaliz¨® la divisi¨®n de Europa por la guerra fr¨ªa, requer¨ªa nuevas instituciones que actuaran con eficacia y transparencia. Se supone que el nuevo tratado entrar¨¢ en vigencia en 2009. Dos d¨¦cadas parece ser lo que necesita Europa para cambiar, y eso es cualquier cosa menos tranquilizador.
El tratado asigna un nuevo ministro de Asuntos Exteriores de la UE -aunque formalmente se le deniegue ese t¨ªtulo, as¨ª es como le llamar¨¢ todo el mundo- con una s¨®lida infraestructura administrativa en la Comisi¨®n Europea y en el Consejo. La presidencia rotatoria ser¨¢ sustituida por un presidente del Consejo electo. Se hallar¨¢ un nuevo equilibrio entre la UE y los pa¨ªses miembros, y se otorgar¨¢ un papel m¨¢s importante al Parlamento Europeo y a los Parlamentos nacionales. Se dotar¨¢ a los ciudadanos de la UE de derechos fundamentales legalmente vinculantes, y las decisiones por mayor¨ªa ser¨¢n la norma general.
Ha habido que pagar un alto precio por este acuerdo. El nuevo tratado no es ni m¨¢s sencillo ni m¨¢s transparente que la Constituci¨®n que se rechaz¨®, sino todo lo contrario. Y los regateos durante los proleg¨®menos y en la propia Bruselas no contribuyeron a la popularidad de la UE entre sus ciudadanos. De hecho, el da?o ocasionado durante el proceso tardar¨¢ en desaparecer. Ya se pueden prever las siguientes consecuencias:
En primer lugar, esa noche de duras negociaciones en Bruselas reforz¨® la Europa de dos velocidades para las pr¨®ximas dos d¨¦cadas. Los Estados recalcitrantes cosecharon una victoria p¨ªrrica porque pronto ser¨¢n muy conscientes de que, aunque la UE est¨¦ elaborando un nuevo marco institucional, los pa¨ªses situados a la vanguardia decidir¨¢n entre ellos c¨®mo ser¨¢n los acuerdos concretos. Una mejora de la cooperaci¨®n entre estos pa¨ªses y la zona euro ser¨¢ el instrumento para conseguirlo.
En segundo lugar, la cooperaci¨®n franco-alemana ha resultado todav¨ªa m¨¢s indispensable en la Uni¨®n ampliada. A pesar de todas las diferencias que puedan existir entre ambos pa¨ªses -diferencias que probablemente se agravar¨¢n- no existe alternativa a su alianza.
En tercer lugar, Reino Unido ha debilitado una vez m¨¢s su posici¨®n en Europa. Su pol¨ªtica de "no participar" mantiene a ese pa¨ªs al margen de la UE. Esto har¨¢ que su importancia merme a¨²n m¨¢s, tanto en Europa como en el mundo.
Todas las potencias medianas de Europa est¨¢n perdiendo relevancia pol¨ªtica y econ¨®mica, y est¨¢n menguando en comparaci¨®n con EE UU y los gigantes nacientes de Asia. S¨®lo una Europa fuerte puede proporcionar el contrapeso necesario. Un Reino Unido que desempe?e un papel marginal dentro de la UE perder¨¢ su influencia todav¨ªa con m¨¢s rapidez, e incluso su especial voz en EE UU.
Por ¨²ltimo, Polonia debe preguntarse qu¨¦ funci¨®n desea desempe?ar en la UE. Polonia es un pa¨ªs importante dentro de la Uni¨®n. Bien mirado, sus intereses existenciales, su ubicaci¨®n geopol¨ªtica y su historia exigen que haga lo imposible por contribuir al m¨¢ximo a la solidez de la UE. En cambio, el Gobierno nacionalista de Varsovia est¨¢ empe?ado en aislarse en Europa. Los polacos deber¨ªan formularse la siguiente pregunta: para Rusia, la tradicional preocupaci¨®n de seguridad para Polonia, ?habr¨ªa supuesto una alegr¨ªa o una decepci¨®n que el Gobierno polaco realmente hubiera cumplido su amenaza y utilizado su veto para bloquear el acuerdo de Bruselas? La respuesta est¨¢ clara: los rusos, l¨®gicamente, se habr¨ªan frotado las manos de j¨²bilo y habr¨ªan alabado en secreto a los gemelos que dirigen el Estado polaco.
Por otra parte, Ucrania, cuya causa en Europa parecen defender los polacos, habr¨ªa afrontado graves dificultades si Polonia hubiese impuesto su veto. No en vano el presidente ucranio, V¨ªktor Y¨²shenko, intent¨®, o eso dicen, dej¨¢rselo claro a los l¨ªderes polacos en varias llamadas telef¨®nicas.
El da?o infligido a las relaciones germano-polacas se extiende m¨¢s all¨¢ de las rencillas entre ambos gobiernos, y se ahonda en sus respectivas sociedades. No se reparar¨¢ f¨¢cilmente. Esto es importante porque una pol¨ªtica europea hacia Rusia que sea coherente -uno de los desaf¨ªos urgentes y fundamentales que afronta Europa- depende de una estrecha colaboraci¨®n entre Polonia y Alemania.
Como dec¨ªa, es demasiado pronto para alegrarse. La hora de las celebraciones no llegar¨¢ hasta que se ratifique el nuevo tratado. De hecho, las circunstancias en las que se ha llegado al compromiso de Bruselas dejan un sabor amargo. Pero, aun as¨ª, el pasado viernes la UE dio un paso decisivo por el buen camino.
? Project Syndicate/Institute for Human Sciences, 2007.
Joschka Fischer, l¨ªder del Partido Verde alem¨¢n durante cerca de 20 a?os, fue ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller de Alemania desde 1998 hasta 2005. Traducci¨®n de News Clips.
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