Detectada contaminaci¨®n en Palomares fuera de las zonas expropiadas y valladas
Han pasado 41 a?os desde el accidente nuclear y el suelo de Palomares, en Almer¨ªa, a¨²n depara sorpresas. El Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas (Ciemat) ha concluido el primer an¨¢lisis detallado de 6,6 millones de metros cuadrados del pueblo y ha determinado que algunas zonas que se cre¨ªan seguras est¨¢n contaminadas por americio (producto de la desintegraci¨®n del plutonio). Aunque no hay riesgo para la poblaci¨®n, la prudencia aconseja "imponer restricciones totales o parciales al uso del suelo" y "restringir la comercializaci¨®n de productos alimentarios cultivados en la zona", seg¨²n la documentaci¨®n del Ciemat (organismo dependiente del Ministerio de Educaci¨®n), y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) a la que ha tenido acceso EL PA?S.
El Consejo de Seguridad Nuclear ordena el lunes "por prudencia" ampliar el suelo restringido para cultivar o construir
El hallazgo de 210.000 metros cuadrados contaminados hasta ahora desconocidos triplica el ¨¢rea oficialmente radiactiva
Un macroestudio oficial halla derivados de plutonio fuera de las parcelas restringidas en dosis mayores de las permitidas
"Los resultados deben tranquilizar a todo el mundo", afirma la responsable del estudio
El Gobierno asegura que EE UU pagar¨¢ parte de las tareas de limpieza y restauraci¨®n
Entre el 21 de noviembre y el pasado 22 de febrero, los t¨¦cnicos del Ciemat barrieron a pie Palomares (1.300 habitantes). Cada siete metros o cada cinco segundos, con un ordenador port¨¢til, un GPS y un medidor de radiaci¨®n analizaron una superficie como la de 660 campos de f¨²tbol. En total, obtuvieron "63.000 registros de medidas que sirven para estimar las concentraciones en los primeros 15 cent¨ªmetros de suelo de americio-241", entre otros elementos radiactivos, seg¨²n detalla el informe Caracterizaci¨®n Radiol¨®gica Superficial Extensiva en Palomares.
El organismo ten¨ªa instalados medidores de la radiaci¨®n del aire, pero del suelo s¨®lo conoc¨ªa que hab¨ªa problemas en las zonas en las que cayeron las bombas. Mientras los niveles del aire fuesen relativamente normales y estables, a nadie le import¨® la contaminaci¨®n del suelo. Ya decaer¨ªa. Eso cambi¨® a finales de los 90, cuando la explosi¨®n urban¨ªstica lleg¨® a Palomares y los due?os de los terrenos y el Ayuntamiento quisieron construir all¨ª. Por eso en 2004, el director del Ciemat, Juan Antonio Rubio, siguiendo el trabajo del Gobierno de Aznar, decidi¨® expropiar unos 70.000 metros cuadrados de dos terrenos en los que cayeron las bombas y en los que hab¨ªa contaminaci¨®n muy superior a la del resto del pueblo. El objetivo era evitar la urbanizaci¨®n, ya que el movimiento de tierra pod¨ªa resuspender las part¨ªculas radiactivas. Parte del terreno estaba ya recalificado.
El estudio de Palomares ha supuesto una gran cantidad de ida y venida de informes y cartas entre el Ciemat (que realiza los estudios) y el CSN (que los aprueba y supervisa). El pasado 10 de mayo, Rubio remiti¨® una carta al CSN junto a las conclusiones del estudio. All¨ª detalla que "se ha barrido una extensi¨®n tres veces mayor a la que, en 1966, se integraba dentro de la l¨ªnea cero inicial de contaminaci¨®n, que abarcaba 230 hect¨¢reas".
La presidenta del CSN, Carmen Mart¨ªnez Ten, replic¨® el pasado 1 de junio con otra carta en la que le ped¨ªa m¨¢s datos: "La concentraci¨®n de americio-241 que se aprecia en los mapas enviados revela puntos fuera de las ¨¢reas expropiadas con valores de entre 5 y 50 becquerelios por kilo [medida de desintegraci¨®n], lo que podr¨ªa dar lugar a dosis superiores a 1 milisievert al a?o, con la subsiguiente necesidad de imponer restricciones totales o parciales seg¨²n el caso".
En efecto, el estudio ha revelado ahora que junto a la bomba que liber¨® m¨¢s carga -la bomba 2- quedan unos 5.000 metros cuadrados contaminados y otros 10.000 "en una tercera zona de impacto que qued¨® interrumpida por la construcci¨®n de una balsa de riego". Se trata de un solar junto al cementerio, a las afueras del pueblo y cuya expropiaci¨®n se orden¨® en 2004 aunque no se complet¨® hasta dos a?os despu¨¦s. Adem¨¢s, en el centro del pueblo cay¨® la bomba 3, en un solar de 4.000 metros que fue expropiado en 2004. Junto a ese terreno han aparecido m¨¢s residuos.
El lunes, el pleno del Consejo de Seguridad Nuclear se re¨²ne para debatir el estudio. Previsiblemente, acordar¨¢ la ocupaci¨®n temporal de unos 50.000 metros cuadrados junto a las dos zonas expropiadas para prohibir all¨ª cualquier cultivo y aislarlo. La figura elegida es distinta de la expropiaci¨®n para agilizar los tr¨¢mites.
Por ¨²ltimo, al este de Palomares, en la sierra de Almagrera, ha aparecido la mayor bolsa de suelo contaminada: 200.000 metros en los que hay americio-241. Se trata de "la pluma de la explosi¨®n", los residuos de la bomba 2 que el viento llev¨® all¨ª. Como son las part¨ªculas radiactivas depositadas por el viento, los expertos no esperan que la contaminaci¨®n sea dif¨ªcil de erradicar. S¨®lo en una depresi¨®n de unos 400 metros cuadrados ha aparecido radiaci¨®n significativa. El americio se inhala y dura en el medio cientos de a?os. A los 432 a?os se ha desintegrado la mitad.
La responsable del estudio, Teresa Mendiz¨¢bal, explica que "esa zona est¨¢ ya protegida por su valor paisaj¨ªstico y no se puede cultivar ni construir". Mendiz¨¢bal destaca la importancia del informe -que ha costado 200.000 euros- y "que los resultados deben tranquilizar a todo el mundo al despejar las dudas sobre lo que hay en Palomares. Hemos mirado un ¨¢rea enorme con detalle y los resultados son tranquilizadores".
De los 6,6 millones de metros cuadrados analizados, en unos 300.000 (un 4,5%) hay radiaci¨®n por encima de lo permitido. Esto supone m¨¢s que triplicar lo que hasta ahora se consideraba afectado. En las zonas oficialmente contaminadas, la dosis que reciben las personas es similar a que la de recibir a tres radiograf¨ªas de t¨®rax al a?o.
Una vez vallado el terreno, comenzar¨¢ la descontaminaci¨®n a fondo para devolverlo al pueblo y zanjar un problema hist¨®rico. El Gobierno espa?ol afirma que EE UU "aportar¨¢ parte de la financiaci¨®n" para la ¨²ltima etapa, la m¨¢s cara. El Ciemat destaca que tiene "el m¨¢ximo apoyo de EE UU, tanto como financiero como tecnol¨®gico".
Los t¨¦cnicos implicados admiten que es extra?o solucionar ahora un problema de 1966, pero se?alan que ni Palomares era hace 20 a?os el foco de urbanismo y turistas que es hoy ni la tecnolog¨ªa permit¨ªa estos an¨¢lisis tan detallados de forma accesible.
Lo que m¨¢s temen los organismos implicados es la alarma injustificada. Por un lado admiten que no puede haber residuos radiactivos en una poblaci¨®n y que es incomprensible que se haya llegado a esta situaci¨®n 41 a?os despu¨¦s; por otro minimizan el problema. "No es peligroso, pero hay que acabar con el problema de una vez", resume una fuente del Consejo de Seguridad Nuclear.
"No hay riesgo para la salud"
Cada a?o, unos 150 vecinos de Palomares viajan a Madrid para sacarse sangre y orina para una muestra. Desde 1966, 1.029 personas han sido analizadas sin que los estudios epidemiol¨®gicos hayan detectado incidencia en la salud, seg¨²n coinciden el Gobierno espa?ol y el de Estados Unidos.El departamento de Energ¨ªa de EE UU, que cada a?o dispone de 300.000 d¨®lares para estos estudios, asegura que unas 50 personas ten¨ªan restos de plutonio en la orina "a niveles no significativos"."Las dosis son muy bajas y vamos a restringir el uso de terrenos donde hay americio pero s¨®lo por precauci¨®n. No hay riesgo para la salud", explica Teresa Mendiz¨¢bal, responsable de Medio Ambiente del Ciemat. En eso coincide el director de Protecci¨®n Radiol¨®gica del Consejo de Seguridad Nuclear, Juan Carlos Lentijo.En 2003, el CSN orden¨® prohibir la venta de verduras cultivadas en zonas de Palomares en las que hubiera una radiactividad mayor de 5.000 becquerelios por kilo.En esas zonas, los habitantes reciben una dosis de 1 milisievert al a?o, una cantidad equivalente a tres radiograf¨ªas de t¨®rax o a un tercio de la radiaci¨®n que, de media, recibe cualquier persona al a?o.
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