Pisando charcos

La actualidad pol¨ªtica de la semana ha estado dominada por el anuncio del nuevo Gobierno de Francisco Camps, que tanta expectaci¨®n ha despertado y sobre el que tanto se ha escrito. Nada llama tanto la atenci¨®n en pol¨ªtica como los nombramientos. Si, como ha sucedido en esta ocasi¨®n, recaen en personas pr¨¢cticamente desconocidas, la curiosidad es a¨²n mayor. Todo ello ha situado en un segundo plano al resto de las noticias que, si no han perdido inter¨¦s, s¨ª se han visto muy atemperadas. Es probable, sin embargo, que la situaci¨®n haya beneficiado a Joan Ignasi Pla. Su discutida propuesta de resucitar el trasvase del Ebro ha pasado, de este modo, m¨¢s desapercibida de lo que hubiera sucedido en otras circunstancias.

Aunque algunos han querido ver en la oferta de Pla una inteligente jugada, destinada a desconcertar a Camps, no parece, a la vista de lo sucedido, que haya logrado su prop¨®sito. De momento, lo que s¨ª ha conseguido es irritar a los socialistas de Arag¨®n y Catalu?a y obligar a las autoridades de Medio Ambiente a emplearse a fondo para rebatirla. La aclaraci¨®n posterior de Pla, alegando que el trasvase s¨®lo llegar¨ªa hasta Sagunto, no ha contribuido a mejorar las cosas. S¨ª ha logrado, en cambio, molestar a los agricultores de Elche que acaban de firmar un acuerdo con el ministerio para la construcci¨®n de una desaladora. Juzgada por sus resultados, la estrategia del secretario de los socialistas resulta algo enrevesada.

La respuesta de Camps a la proposici¨®n de Pla fue, en cualquier caso, la esperada. Camps ha ido a lo suyo, que es ignorar a Pla y, con ¨¦l, al resto de su partido. Hasta la celebraci¨®n de las elecciones generales, no lograr¨¢n los socialistas valencianos su reconocimiento como partido de la oposici¨®n. A partir de ah¨ª, todo depender¨¢ de cu¨¢l sea el resultado electoral. Independientemente de la calificaci¨®n que nos pueda merecer la conducta de Camps, su utilidad pol¨ªtica es indiscutible. Por lo que respecta a la Comunidad Valenciana, la f¨®rmula se ha revelado de una abrumadora eficacia.

Al margen de la estrategia del Partido Popular, la falta de coordinaci¨®n que los socialistas muestran en el tema del agua es evidente. En este asunto, la pol¨ªtica Madrid y la del PSPV va cada una por su lado. El problema se agrava m¨¢s, si cabe, por la imposibilidad de conocer cu¨¢l es la pol¨ªtica sobre el agua de los socialistas valencianos. A estas alturas, no han encontrado todav¨ªa una r¨¦plica convincente a quienes les acusan de ser los causantes de la falta de agua en la Comunidad. En lugar de exigir explicaciones sobre la situaci¨®n real de nuestra agricultura -bastar¨ªa averiguar a qu¨¦ se han dedicado los sucesivos consejeros-, sus vacilaciones han permitido que se impusiera el discurso de Camps.

Tras el reciente desastre electoral, se ha justificado la permanencia de Pla como un modo de evitar que se trasladara a la opini¨®n p¨²blica la imagen de un partido dividido, ante la proximidad de las elecciones generales. La medida es comprensible, aunque cabr¨ªa recordar que la divisi¨®n interna no ha hecho ninguna mella en el Partido Popular. Quiz¨¢ sean otras cuestiones las que importan al ciudadano. La decisi¨®n adoptada puede garantizar la paz interna pero, como acaba de poner de manifiesto la conducta de Pla, es de una gran inestabilidad. El papel de un fideicomisario siempre resulta dif¨ªcil. En pol¨ªtica, y teniendo que actuar como l¨ªder de la oposici¨®n, es probable que lo sea mucho m¨¢s.