Ocurrencias electorales

El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, eligi¨® un momento singular para anunciar que las familias asentadas en Espa?a recibir¨ªan a partir del pasado d¨ªa 3 una ayuda de 2.500 euros por cada nuevo hijo. Lo hizo durante su discurso inicial en el debate sobre el estado de la naci¨®n, cuando las estad¨ªsticas muestran que en Espa?a se est¨¢ recuperando la natalidad -1,37 hijos por mujer, la m¨¢s elevada desde 1991-, gracias sobre todo a la poblaci¨®n inmigrante. Y lo hizo como si fuera una decisi¨®n personal, sin debate previo conocido en el entorno del Gobierno y al margen del programa electoral. No es de extra?ar que la propuesta imperativa del presidente se interprete mayoritariamente como un reclamo electoral cuya finalidad no es articular una pol¨ªtica social coherente de ayudas eficaces a las familias, sino como una forma de halago interesado a los votantes ante las pr¨®ximas elecciones generales.

Las pol¨ªticas sociales deben meditarse con sumo cuidado, sobre todo las que proponen ayudas directas indiscriminadas. La primera objeci¨®n que cabe hacer a una subvenci¨®n lineal de 2.500 euros por hijo es que no responde al criterio de una justicia distributiva b¨¢sica, puesto que todas las familias, con independencia de sus rentas, reciben la misma cantidad como incentivo. A primera vista, el efecto sobre la natalidad de estos 2.500 euros por hijo ser¨¢ probablemente raqu¨ªtico entre las familias con rentas medias y superiores, y discutible sobre las familias con rentas m¨¢s bajas. Las parejas renuncian a aumentar el n¨²mero de hijos porque la educaci¨®n responsable de los ni?os se hace muy dif¨ªcil cuando faltan guarder¨ªas pr¨®ximas al hogar; y porque en Espa?a es muy dif¨ªcil conciliar el desarrollo profesional con la vida familiar, es decir, con la atenci¨®n a los hijos.

As¨ª pues, si se quiere aumentar la natalidad ser¨ªa m¨¢s acertado promover guarder¨ªas p¨²blicas o privadas y extender las pr¨¢cticas de horarios flexibles o de trabajo a domicilio. En este ¨²ltimo apartado, la colaboraci¨®n de las empresas es fundamental; pero esa colaboraci¨®n dista de funcionar satisfactoriamente en lo que respecta a las leyes de conciliaci¨®n que ha aprobado el Gobierno. Por otra parte, la infraestructura educativa p¨²blica tiene que ser ampliada urgentemente si se quiere atender las necesidades de escolarizaci¨®n de una demograf¨ªa que no cesa de aumentar a causa de la presi¨®n migratoria.

El debate sobre la natalidad conduce inevitablemente a pol¨ªticas sociales y laborales m¨¢s complejas que nada tienen que ver con ocurrencias electorales de ¨²ltima hora. Y da la impresi¨®n de que puede ser una ocurrencia, porque no se sabe que se haya medido la rentabilidad de esa medida ni calculado sus consecuencias a medio plazo en el caso de que tuviera ¨¦xito. Como m¨ªnimo, faltan m¨¢s explicaciones.