Una bonita postal

El Tour vivi¨® ayer un pr¨®logo maravilloso. La culpa la tuvo la incomparable ciudad de Londres, que se volc¨® en el evento. Hubo suerte, adem¨¢s: despert¨® el d¨ªa resplandeciente y el pueblo se ech¨® a la calle. Ya lo dec¨ªa Leblanc: "El Tour es de la gente". En consecuencia, el inicio de la 93? edici¨®n de la grande boucle result¨® un ¨¦xito sin precedentes. De organizaci¨®n, de participaci¨®n y porque la seguridad marc¨® en todo momento la jornada. Dif¨ªcilmente vivir¨¢ el Tour un pr¨®logo tan bonito como el de ayer.

Seg¨²n la BBC, m¨¢s de un mill¨®n de personas vivieron a pie de carrera el paso de los 189 corredores a pesar de que en Hyde Park result¨® imposible diferenciar entre los que acudieron a ver el Tour, much¨ªsimos, y los que s¨®lo se acercaban para tomar el sol, hacer un picnic o pasear. Nadie vio asomarse a la reina al balc¨®n de Buckingham Palace, pero, si vio el espect¨¢culo por la tele, puede sentirse orgullosa a pesar de los atascos.

Nadie vio asomarse a la reina al balc¨®n de Buckingham Palace, pero puede sentirse orgullosa

Sonre¨ªa Ken Livingstone, el alcalde de Londres, mientras se acercaba a la rampa de salida. Eran las tres de la tarde y, a su lado, Bertrand Delan?e, el de Par¨ªs. Ellos dieron el pistoletazo de salida, que, a decir verdad, hab¨ªa empezado mucho antes. A las diez de la ma?ana ya hab¨ªa tramos del recorrido donde era imposible coger sitio, repletas las zonas de partida, en Trafalgar Square, y llegada, en The Mall; atestadas muchas zonas de Serpentine Road. Pagaron los caballos, a los que se les prohibi¨® ayer circular por el parque. Era d¨ªa de bicis y muchos aficionados aprovecharon las calles cerradas al tr¨¢fico para pasear. Los hubo muy ruidosos, como el espa?ol que, bandera rojigualda al cuello y meg¨¢fono en una mano, animaba a Contador; muchos vestidos con maillots de lo m¨¢s coloristas y alguno con aspecto despistado, como un tipo que a las siete de la tarde abandonaba Kensington Park del brazo de su novio preguntando qui¨¦n era, finalmente, el nuevo campe¨®n del mundo. Y es que, aunque lo pareciera, no todo Londres miraba hacia el Tour. "?El Tour? ?Eso no pasa por Francia?", le pregunt¨® Cristina Blanco, de Madrid, a su amiga Julene Bernaola, de Durango, poco despu¨¦s de las cinco de la tarde, cuando Kl?den lideraba la prueba y ellas buscaba el camino de vuelta a Brighton. Seg¨²n el dependiente de Merc, en el Soho, las ventas no disminuyeron ayer respecto a cualquier otro s¨¢bado del a?o.

Ayer, como siempre el 7 de julio, los ni?os de Saint George School cumplieron la tradici¨®n y sacaron a subasta ben¨¦fica sus cosas en el parquecito Lord Moon of the Mall. Por 50 peniques vendieron un libro infantil para aprender las horas en ingl¨¦s; por una libra, Lisa, la mejor dibujante de la escuela, pon¨ªa a prueba al paseante en un emocionante duelo pict¨®rico.

No era el Tour, pero tambi¨¦n era Londres, la ciudad que ayer se convirti¨® en la mejor postal de s¨ª misma y le regal¨® al Tour un d¨ªa inolvidable.