M¨¢s que gestos
Con m¨¢s dificultades de las previstas, el Gobierno israel¨ª ha aprobado la liberaci¨®n de 250 presos palestinos pertenecientes a Al Fatah. El gesto del primer ministro Ehud Olmert, prometido a Mahmud Abbas el mes pasado, pretende apuntalar la autoridad del presidente palestino -en la l¨ªnea de otros, como la devoluci¨®n de 560 millones de d¨®lares en impuestos retenidos o la agilizaci¨®n de los desplazamientos en Cisjordania-, una vez que Gaza ha ca¨ªdo bajo el control exclusivo del movimiento integrista Ham¨¢s.
Toda se?al susceptible de fomentar la confianza entre ambos bandos, encarnizadamente enfrentados durante generaciones, debe ser bienvenida. La reuni¨®n en Jerusal¨¦n de la ministra de Exteriores israel¨ª, Tzipi Livni, con el primer ministro de Abbas, Salam Fayad, forma parte de ellas. La excarcelaci¨®n de presos contribuir¨¢ a reforzar la moderaci¨®n en Cisjordania y establecer¨¢ un contrapunto con la franja de Gaza, donde el regreso al orden impulsado por las milicias islamistas se corresponde con una situaci¨®n material alarmante para el casi mill¨®n y medio de palestinos que la habitan. El cierre herm¨¦tico por Israel de los principales pasos fronterizos y aduanas, s¨®lo abiertos a la ayuda humanitaria, se cobra ya un elevado precio. Ayer mismo, Naciones Unidas anunci¨® la interrupci¨®n de todas sus obras en Gaza, porque la clausura de la aduana de Karni impide el aprovisionamiento de materiales de construcci¨®n israel¨ªes. Su repercusi¨®n ser¨¢ inmediata en cientos de palestinos contratados como alba?iles.
El acercamiento entre palestinos e israel¨ªes va a requerir medidas mucho m¨¢s contundentes que la liberaci¨®n de un pu?ado de reclusos de los casi 10.000 que est¨¢n en las c¨¢rceles de Olmert. El esfuerzo internacional para reactivar el proceso de paz en la regi¨®n tiene de nuevo el contador casi a cero tras la reciente secesi¨®n de Gaza forzada por los fusiles de Ham¨¢s. Pese al apoyo claro de las potencias democr¨¢ticas, el l¨ªder israel¨ª y el presidente palestino, que se reunieron a finales de junio y volver¨¢n a hacerlo la semana pr¨®xima, coincidiendo presumiblemente con un encuentro en la regi¨®n del Cuarteto, saben, como lo sabe la comunidad internacional, que no puede construirse nada medianamente s¨®lido entre ellos sobre el sufrimiento desproporcionado de Gaza. Una cat¨¢strofe agravada en los ¨²ltimos d¨ªas por el recrudecimiento de las incursiones armadas israel¨ªes en la franja.
La evidente precariedad pol¨ªtica de ambos dirigentes -con Olmert en unas cotas de popularidad ¨ªnfimas y unas elecciones m¨¢s cerca de lo que le gustar¨ªa, y Abbas cuestionado por una parte de los suyos- complica m¨¢s la eficacia de su acercamiento. Y aunque nadie sabe qu¨¦ viene despu¨¦s en los divididos territorios palestinos, una elemental prudencia aconseja fomentar alg¨²n tipo de entendimiento, sobre bases democr¨¢ticas, entre Ham¨¢s y Abbas. Algo a lo que por el momento parece m¨¢s renuente el presidente que los extremistas due?os de la franja. Y en lo que Olmert, por razones obvias, prefiere no creer, seg¨²n las declaraciones que acaba de hacer a este peri¨®dico.
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