Irrespirable
El mapa de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica del Ministerio de Medio Ambiente acaba de confirmar lo que muchos espa?oles supon¨ªan o simplemente sufren ya en sus pulmones: que 50 grandes ciudades de este pa¨ªs superan los l¨ªmites legalmente admitidos de contaminaci¨®n del aire y que casi 17 millones de espa?oles respiran aire sucio por los vertidos a la atm¨®sfera de los veh¨ªculos, las calefacciones o las industrias.
Las consecuencias son las que cabe imaginar y se resumen dram¨¢ticamente en las 16.000 muertes que, seg¨²n la Comisi¨®n Europea, causa el aire contaminado en Espa?a. Como se ve, el coste de la suciedad atmosf¨¦rica es muy elevado, sin mencionar los recursos sanitarios p¨²blicos que se requieren para hacer frente a la epidemia de alergias, asma o complicaciones respiratorias de todo tipo que provoca.
En otros tiempos se utiliz¨® el resignado argumento de que la contaminaci¨®n era el precio del progreso. En los actuales parece m¨¢s pr¨¢ctico plantear algunas consideraciones elementales. La primera y fundamental es preguntarse por qu¨¦ raz¨®n los ayuntamientos de las ciudades con m¨¢s de 100.000 habitantes han permitido durante d¨¦cadas que la calidad del aire se ensucie hasta convertirse en un caldo de enfermedades. Existen tablas, normas e ¨ªndices que establecen claramente cu¨¢les son los niveles de concentraci¨®n de part¨ªculas contaminantes en el aire que no pueden superarse sin arriesgar la salud de los ciudadanos. Esos niveles se superan ampliamente casi todos los d¨ªas sin que las autoridades hagan nada por corregir la situaci¨®n; ni siquiera se advierte a los ciudadanos del grado de contaminaci¨®n que respiran, a pesar de que existen mediciones diarias, incluso horarias, de las part¨ªculas nocivas en suspensi¨®n.
Esta informaci¨®n debe difundirse y explicarse. Quiz¨¢ de esta forma los responsables pol¨ªticos de las ciudades se decidan por fin a tomarse en serio el problema de la toxicidad del aire y pongan en marcha los remedios adecuados, por costosos e impopulares que sean. Se sabe que una medida imprescindible para limpiar el aire es limitar dr¨¢sticamente el tr¨¢fico en las calles, pero no se hace m¨¢s que jugar con la idea y nadie se atreve a aplicarla de verdad. Se sabe que las calderas m¨¢s contaminantes deben sustituirse por otras m¨¢s modernas y limpias, pero han pasado d¨¦cadas antes de que se caiga en la cuenta de que es necesario un plan renove de la calefacci¨®n. Pues bien, la calidad del aire debe estar entre los debates p¨²blicos prioritarios, porque no se puede vivir en ciudades irrespirables.
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