Entre el clavel y la rosa, su majestad escoja

Cuenta la leyenda que con este sencillo verso gan¨® Quevedo una jugosa apuesta: la de decirle a la reina que cojeaba ostensiblemente sin sufrir la ira real. La an¨¦cdota viene a cuento de la inc¨®moda situaci¨®n en la que se han quedado Camps y Rita gracias al ¨®rdago lanzado por el afortunado ganador de la 32 th American's Cup, Ernesto Bertarelli, El Deseado. De fora vindran... No es la primera vez que sucede algo parecido. Sin ir m¨¢s lejos, hasta hace bien poco, la defensa del Arco Mediterr¨¢neo era cosa de rojeras atrincherados en la Universidad, pero ahora, Ford mediante, empresarios y Generalitat se han travestido en ac¨¦rrimos defensores. En el caso del Puerto, tampoco es nuevo el debate sobre la opci¨®n estrat¨¦gica m¨¢s adecuada pero lo que antes era una maniobra inconfesable de la izquierda para sembrar el desconcierto, ahora ocupa las mentes de nuestros pr¨®ceres. Vivir para ver.

"Probablemente el elemento de compatibilidad sea desviar a Sagunto la expansi¨®n prevista (y, quiz¨¢, parte de la actividad)"

Ni Camps ni Rita se esperaban el brete. El uno, auspiciando la F¨®rmula Uno Portuaria que, al igual que la Real Academia, limpia, fija y da esplendor. La otra, proclamando contra viento y marea desde su permanente p¨²lpito que "todo es compatible": el puerto transoce¨¢nico l¨ªder del mundo mundial, la mejor Marina del mundo mundial, el mejor turismo del mundo mundial...

Los Dioses de la ciudad les han gastado una mala pasada utilizando a Ernie y Bernie (Javier Mart¨ªn dixit), como mensajeros. Sin quitarle m¨¦ritos a Ecclestone, parece que han sido Bertarelli y su sancho panza particular monsieur Bonnefous quienes han visto la jugada: Valencia como high level tourism place, o mucho guiri con mucho money como prefer¨ªa decir Carlos Cano en sus fant¨¢sticas coplas. ??Clink, Caja!! ??Clink, Caja!! Para que Ernie y Bernie, dos disc¨ªpulos aventajados de la escuela de Sinatra, nos catapulten a la escena internacional s¨®lo tenemos que pronunciar el "s¨ª quiero", pagar gustosamente los suculentos c¨¢nones y, eso s¨ª, olvidarnos del "megapuerto". Todo no cabe y hay eso que se llama externalidades negativas. Megayates, glamour a cabassos y turismo de alto copete, o contenedores multicolor y camiones en fila india.

Han puesto a Camps y a Rita delante del espejo, ligeros de ropa y ambos andan un tanto azorados. Azorados y un tanto cabreados porque, al final, alguien que no es la chusma ecologista y de izquierdas les ha dicho que a elegir tocan y tienen realmente dif¨ªcil contentar a todos.

Sum¨¦monos a coro o al corifeo no para aumentar el desconcierto ni en representaci¨®n de nadie pero s¨ª con el prop¨®sito de intentar valorar el inter¨¦s de los ciudadanos -supuestamente clientes y copropietarios de la ciudad- en todo este asunto. Pensando desde esa atalaya, lo primero que conviene aclarar es que no estamos ante una elecci¨®n elemental de "ca?ones o mantequilla". No es un dilema de todo o nada sino una decisi¨®n compleja que parece sensato sopesar. ?Nos interesa ser una ciudad conocida por el turismo de calidad y que cuente, como condici¨®n indispensable con una oferta cultural atractiva? ?Son rentables los "eventos"? A la luz de las tendencias observables y de aportaciones valiosas como las del Centro de Estudios Econ¨®mico Tomillo sobre el impacto econ¨®mico de la Copa, habr¨ªa que contestar afirmativamente (a priori) a sendas preguntas.

?Tenemos activos para la aventura? Yo dir¨ªa que tambi¨¦n aunque s¨®lo si abandonamos la autocomplacencia. El clima, las playas, las infraestructuras, la nueva oferta hotelera, el considerable potencial de una fachada mar¨ªtima (hoy por hoy muy problem¨¢tica), la nueva marina, nuevos espacios urbanos, un patrimonio cultural desaprovechado, una oferta considerable de contenedores culturales sin demasiado contenido bien planificado, la joya de El Saler y L'Albufera... Claro que, de entrada, con todo lo que est¨¢ lloviendo, resulta incre¨ªble que Rita siga empecinada en no enmendalla y en obviar la necesaria revisi¨®n del Plan General, sustituy¨¦ndola por una "homologaci¨®n" tan est¨¦ril como fraudulenta desde la perspectiva de los intereses generales. Y otro tanto sucede con el famoso y metodol¨®gicamente nulo Plan Estrat¨¦gico que habr¨ªa que revisar subsanando el d¨¦ficit de participaci¨®n y replanteando los objetivos a medio plazo.

Ciudad del ocio y la cultura, que tambi¨¦n es negocio aunque etimol¨®gicamente el negocio sea la negaci¨®n del ocio. Esa es una posible salida a la que nos empujan todos los vientos glosados por Ausias March en forma de oportunidades. Pero subsiste un "peque?o" problema. El puerto no es "de la ciudad". Sirve al ¨¢rea metropolitana, al Pa¨ªs, al transpa¨ªs y a media Espa?a y es una infraestructura log¨ªstica de gran importancia que adem¨¢s genera un valor a?adido considerable (m¨¢s de 900 millones de euros de renta anual, 14.000 empleos y los efectos multiplicadores de las inversiones). El magn¨ªfico art¨ªculo de J .V. Boira (Historia del Puerto. Universitat de Val¨¨ncia y Gobierno de Espa?a. 2007) nos permite tambi¨¦n comprobar las altas tasas de crecimiento de la actividad portuaria aunque ser¨ªa bueno hablar de tasas de rentabilidad comparativas para no caer en el f¨¢cil cuantitativismo. En cualquier caso, todo menos una actividad esp¨²rea y marginal. Con muchas externalidades negativas (eso s¨ª) y con unos planes de expansi¨®n que las incrementar¨ªan considerablemente (el tr¨¢fico de camiones, el impacto ambiental, la incompatibilidad de usos...).

Probablemente el elemento, el ¨²nico elemento, de compatibilidad sea "desviar" a Puerto de Sagunto la expansi¨®n prevista (y quiz¨¢, progresivamente, parte de la actividad existente) de forma que ganen terreno los usos tur¨ªsticos y de ocio y no perdamos la ventaja log¨ªstica. Se impone el debate sosegado y no la maniobra dilatoria y miope de "aplazar" hasta el 2009 la ampliaci¨®n prevista, haciendo gala de "flexibilidad". El Puerto como met¨¢fora escrib¨ªa hace poco Josep Torrent (EL PA?S 6-7-2007): "Camps y Barber¨¢ tienen que decidirse por el futuro. Este no debe quedar en manos de representantes portuarios o empresariales. Mucho menos desde luego, de prepotentes voceros que est¨¢n de paso". Estamos hablando de los intereses generales, de la mejor opci¨®n, del consenso. No se trata por tanto de papanatismo provinciano ni de actos de pleites¨ªa con nuevos ricos prepotentes, rasgo t¨ªpico del imparable avance del proceso de bobalizaci¨®n (Eduardo Galeano dixit). Esta ciudad no es de Ernie y Bernie, ni de empresarios, armadores, transportistas y consignatarios. A nuestro d¨²o din¨¢mico le toca decidir. Est¨¢n democr¨¢ticamente legitimados (y obligados). Si, antes, abren la ventana y dejan entrar la brisa en forma de opini¨®n, mucho mejor.

En cualquier caso y sea cual fuere la soluci¨®n adoptada no deber¨ªamos olvidar que la ciudad y el ¨¢rea metropolitana siguen teniendo un considerable n¨²mero de problemas que son relativamente independientes de la decisi¨®n adoptada y cuya resoluci¨®n depende, primero, de que se reconozcan como problemas y, segundo, de los recursos mentales y financieros que se dediquen. Es otra historia pero nunca es bueno tomar la parte por el todo.

Josep Sorribes es profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.