Atenci¨®n: vertedero radiactivo ilegal a 500 metros de Huelva

Al sureste de la ciudad de Huelva parece haber ca¨ªdo una bomba at¨®mica. Se extiende un paisaje blanco y des¨¦rtico, donde nada crece ni se mueve. Nadie dir¨ªa que all¨ª, a orillas del r¨ªo Tinto, hubo una vez una extensa marisma. Se trata de las balsas de fosfoyesos, 1.200 hect¨¢reas donde se almacena este residuo procedente, en su mayor¨ªa, de la vecina f¨¢brica de fertilizantes Fertiberia. Una industria asentada en el polo qu¨ªmico de la ciudad, con privilegiadas vistas sobre la r¨ªa de Huelva.

El jueves se conoci¨® una sentencia de la Audiencia Nacional que declaraba ilegales estas balsas. Desde 1968, Fertiberia ha vertido all¨ª 70 millones de toneladas de una sustancia viscosa y blancuzca que termina endureci¨¦ndose formando una especie de paisaje lunar encalado. La papilla responsable de esta postal irreal es el deshecho de rocas de fosfato, despu¨¦s de ser tratadas y obtener de ellas ¨¢cido fosf¨®rico -componente de los fertilizantes-.

Diversos informes sit¨²an a Huelva con la mayor mortalidad por c¨¢ncer de Espa?a

El CSIC afirma que la radiaci¨®n que reciben los trabajadores entra en los l¨ªmites legales

Adem¨¢s, los fosfoyesos contienen un regalo que asusta a muchos. De manera natural, los residuos liberan una radiactividad que ha preocupado durante a?os a los vecinos de Huelva y a las asociaciones ecologistas.

Greenpeace ha denunciado mediciones 20 veces superiores a lo permitido en la zona de las balsas. Pero los estudios realizados por el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) -que dudan de los m¨¦todos empleados por los ecologistas- indican que la radiaci¨®n que reciben los trabajadores (0,5 milisievert al a?o) est¨¢ dentro de los l¨ªmites legales. Y los mismos cient¨ªficos se esfuerzan en recalcar que la capital est¨¢ exenta de cualquier radiaci¨®n procedente de las balsas.

Pero la radiaci¨®n est¨¢ ah¨ª. Por ello, es preciso controlar el vertedero. La mejor manera que han encontrado los expertos es sellar los mont¨ªculos de desperdicios -que pueden superar los 20 metros- con distintas capas de tierra y materiales de deshecho, para, sobre ellos, hacer crecer vegetaci¨®n.

En esas monta?as artificiales, la radiaci¨®n queda fuertemente reducida, dicen los cient¨ªficos del CSIC. Aunque lo cierto es que todav¨ªa queda mucho. Las hect¨¢reas restauradas de esta manera, seg¨²n las mismas fuentes, son alrededor de un centenar. El resto permanece al aire libre. Por ello, desde el consejo se recomienda la restauraci¨®n del conjunto de las balsas, lo antes posible. Los cient¨ªficos descartan la posibilidad, planteada por algunos, de llevarse los residuos a otra parte.

Pero la declaraci¨®n de ilegalidad nada tiene que ver con la radiactividad, sino con la concesi¨®n por 99 a?os que el Gobierno franquista de 1968 otorg¨® a Fertiberia, para verter all¨ª sus desperdicios. Seg¨²n la sentencia, esa concesi¨®n est¨¢ caducada, despu¨¦s de que en 2003 el Ministerio de Medio Ambiente la anulase por violar la ley de Costas, y por considerar que Fertiberia hab¨ªa excedido las condiciones impuestas hace casi 40 a?os. La empresa recurrir¨¢ la sentencia, porque afirma cumplir la normativa.

La sentencia ha sacudido Huelva desde los cimientos y ha vuelto a reabrir el debate pol¨ªtico, econ¨®mico y ciudadano, nunca cerrado, sobre la presencia del polo qu¨ªmico industrial en las inmediaciones de la ciudad.

Y es que, por un lado, el complejo de f¨¢bricas supone, entre empleos fijos y contratas, trabajo diario para unas 7.000 personas, seg¨²n cifras de Comisiones Obreras. 400 de ellas s¨®lo en Fertiberia y otras 230, en la otra empresa que se ve afectada por la decisi¨®n de la Audiencia, Foret, porque tambi¨¦n vierte residuos en las balsas.

Pero por otro lado, el precio que la ciudad ha tenido que pagar es muy alto. La se?a de identidad m¨¢s arraigada, su r¨ªa, se ve sacudida por la contaminaci¨®n de sus aguas y las eternas columnas de humo de las f¨¢bricas que se asoman al r¨ªo Odiel. Y muchos se preguntan qu¨¦ precio estar¨¢ pagando la salud de los vecinos. Greenpeace afirma que, "diversos estudios del Servicio Andaluz de Salud, Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ponen de manifiesto que la mortalidad por c¨¢ncer en Huelva es la mayor de Espa?a. Adem¨¢s, la Sociedad Espa?ola de Neumolog¨ªa y Cirug¨ªa Tor¨¢cica afirma que Huelva es la ciudad con mayor tasa de asm¨¢ticos, con un 14,6%. El Colectivo Ciudadano por la Descontaminaci¨®n de Huelva denuncia una incidencia mayor de esterilidad, abortos, malformaciones de nacimiento, asma y otras afecciones respiratorias y enfermedades endocrinas en la zona".

La patronal de las industrias qu¨ªmicas y b¨¢sicas de Huelva, AIQB, a la cual pertenece Fertiberia, ha acusado a los ecologistas de atacarles de "manera infundada". La patronal ha negado siempre que se cometan incumplimientos. Y en cuanto al impacto ambiental de sus actividades cree que est¨¢ perfectamente "controlado" y se?alan que no existe ni un s¨®lo documento que "demuestre la relaci¨®n causa-efecto entre la industria y los problemas de salud que irresponsablemente se le atribuyen". Sobre los fosfoyesos afirma que su gesti¨®n es "la m¨¢s adecuada que existe".