Ejemplo vivo de una generaci¨®n
Ha sido una muy, muy agradable sorpresa abrir la secci¨®n de Cartas al Director y ver entre ellas una de Carmen de Zulueta.
Es un lujo que una mujer de su capacidad intelectual y vital, de su curiosidad por el mundo que le rodea y de su actividad incansable, tenga las ganas a¨²n de contestar a un art¨ªculo publicado en el peri¨®dico: su estilo contundente, claro, sobrio -casi telegr¨¢fico- emana de las pocas l¨ªneas de la carta con la misma fuerza con la que escribe sus magn¨ªficos libros de recuerdos de esa Espa?a previa a la Rep¨²blica en la que naci¨®, de sus a?os de ni?a, sus veranos, su vida de estudiante y su exilio, al que parti¨® desde Roma, donde su padre, Luis de Zulueta, era embajador de la Rep¨²blica ante la Santa Sede y que la llev¨® a Francia, Inglaterra, Colombia y los Estados Unidos. Cada uno de esos recuerdos son casi un cap¨ªtulo de la historia reciente de Espa?a: todo en ellos, desde el escenario a los personajes, son de libro de texto.
Carmen, nacida en Madrid en 1916 y educada en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y en el Instituto Escuela, primero, y en la Universidad de Madrid, despu¨¦s, es el ejemplo vivo de lo que significa una educaci¨®n en condiciones, sin quitar con ello m¨¦rito alguno a su esfuerzo personal y a su lucha: si las mujeres -y los hombres- desde su generaci¨®n se hubieran educado abriendo sus mentes, como lo hizo ella y como lo hicieron tantas otras personas que se perdieron por los caminos del exilio, ?qu¨¦ distinto ser¨ªa hoy nuestro pa¨ªs.
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