Ribas rescata las Fallas en las que 'Ajoblanco' desat¨® la ira 'blavera'
En marzo de 1976 uno de los iconos de la contracultura setentera espa?ola -inspiraci¨®n ¨¢crata, modos asamblearios, esp¨ªritu provocador- se vio metido de lleno en la Batalla de Valencia. Ajoblanco llevaba ya un par de semanas en los quioscos cuando Jos¨¦ Riba y Toni Puig, el coraz¨®n de la revista junto a Fernando Mir, recibieron "la primera carta rara desde Valencia". La leyeron y les entr¨® la risa. El texto, que destacaba las bondades de la paella frente a la butifarra catalana, terminaba as¨ª: "La patrona de Valencia, la txeperudeta -aunque es improbable que el autor lo escribiera as¨ª-, hace milagros mientras la virgen de Montserrat es una buscona de raza negra".
El humor con el que los periodistas encajaron la primera reacci¨®n blavera al irreverente dossier de Fallas incluido en el ¨²ltimo n¨²mero de Ajoblanco -cuya sede estaba en Barcelona- fue derivando en preocupaci¨®n a medida que iban descubriendo la envergadura de la pol¨¦mica. Llegaron las amenazas de bomba. Los autobuses alquilados para ir a darles "una paliza". Las denuncias al Tribunal de Orden P¨²blico. Y, finalmente, la suspensi¨®n de cuatro meses de la publicaci¨®n, impuesta por el Consejo de Ministros, y la multa: 250.000 pesetas de entonces. El dossier de Fallas, escrito por periodistas valencianos, entre ellos Amadeu Fabregat y Javier Valenzuela, y el "desprop¨®sito teatral" que le sigui¨® merece uno de los cap¨ªtulos de Los 70 a destajo. Ajo Blanco y libertad (RBA), el libro en clave autobiogr¨¢fica que su autor, Jos¨¦ Ribas, present¨® ayer en Valencia.
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"No nos metimos en la guerra valenciana, nos usaron. Los de Valencia nos acusaban de catalanistas, los catalanistas nos acusaban de espa?olistas; un l¨ªo. Para nosotros fue un susto, un asombro, pero tambi¨¦n fue la mejor campa?a de marketing que nadie nos ha hecho. Porque a partir de ese affaire", recuerda Ribas, "empezamos a subir de tirada". Aquel n¨²mero vendi¨® 10.000 ejemplares en toda Espa?a. Un a?o despu¨¦s, "tambi¨¦n por todos los movimientos que se crearon alrededor nuestro", alcanzaban los 120.000.
Dice Ribas que el dossier no buscaba la pol¨¦mica. Que reivindicaba los or¨ªgenes paganos de la fiesta popular y trataba de explicar a la fallera "como un s¨ªmbolo de la feminidad que cada primavera deb¨ªa ser desvirgada. Como un s¨ªmbolo de la diosa Dem¨¦ter". Las p¨¢ginas inclu¨ªan un texto de Fabregat sobre La fallera mec¨¢nica, la pel¨ªcula de Llu¨ªs Fern¨¢ndez en la que un travesti es elegido fallera mayor.
Pol¨¦micas aparte, a Ribas, por aquel entonces, la ciudad le gustaba porque ten¨ªa "un esp¨ªritu l¨²dico, mediterr¨¢neo, festivo y porque pasaban cosas raras: hab¨ªa mucha cultura pop, estaba el Valencia Studio, un sitio donde se hac¨ªa teatro muy vanguardista...". Y le sigue atrayendo ahora: "As¨ª como Barcelona la veo que es una ciudad que padece, y Madrid es una ciudad que crea, creo que Valencia es una ciudad que disfruta".
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