Un asunto tenebroso
Sesenta horas ha durado el gran apag¨®n de Barcelona, que afect¨® a 350.000 abonados, de los que 10.000 soportaron el corte de luz en su integridad. Las explicaciones sobre el incidente de los responsables del Gobierno catal¨¢n, del Ayuntamiento y de las empresas implicadas -Endesa y Red El¨¦ctrica Espa?ola (REE)- resultan irritantes de puro imprecisas e insatisfactorias. No es de extra?ar que los afectados, sumidos a la fuerza en las tinieblas y m¨¢s que sorprendidos por el retraso en la reparaci¨®n de las graves aver¨ªas, hayan mostrado abiertamente su enfado por lo que consideran negligencia de las autoridades en resolver una situaci¨®n de emergencia. Esa irritaci¨®n puede agravarse si no median pronto explicaciones claras sobre las causas del apag¨®n y sobre qui¨¦n pagar¨¢ las responsabilidades pertinentes por este caos propio de la era preindustrial.
Hasta donde se conocen los hechos, el apag¨®n fue provocado por la ca¨ªda de un cable de 110 kilovoltios sobre una subestaci¨®n de REE en Collblanc, causando un cortocircuito que inutiliz¨® el aparillaje el¨¦ctrico de la subestaci¨®n y de varias interconectadas. Esta somera descripci¨®n basta para orientar las l¨ªneas b¨¢sicas de la investigaci¨®n de responsabilidades. La primera e inexcusable obligaci¨®n del informe sobre las causas del desastre es determinar por qu¨¦ se desprendi¨® el cable y si Endesa ha realizado las inversiones necesarias para evitar que sus tendidos se caigan como fruta madura. No es un secreto que las empresas el¨¦ctricas -tambi¨¦n REE entre 1997 y 2004- han descuidado sus gastos de mantenimiento de la calidad del servicio.
Pero hay unas responsabilidades pol¨ªticas que rebasan la propia de las empresas implicadas. Resulta parad¨®jico que una Administraci¨®n abundante en organismos reguladores -Ministerio de Industria y Comisi¨®n Nacional de la Energ¨ªa-, supuestos encargados de que las empresas suministren luz en buenas condiciones, jam¨¢s haya abierto un expediente por abusos de mercado o inversiones insuficientes antes de que se produzcan los apagones. Adem¨¢s de ocuparse de las grandes maniobras corporativas, los reguladores tienen que proteger a los abonados.
En la ¨²ltima l¨ªnea de defensa de los ciudadanos, el Gobierno catal¨¢n tambi¨¦n ha fallado. Si el mallaje de la distribuci¨®n el¨¦ctrica en Barcelona es imperfecto, las competencias auton¨®micas deber¨ªan permitir presionar a las compa?¨ªas para que lo mejoren y que los grandes cortocircuitos puedan corregirse en pocas horas. El apag¨®n del lunes demuestra que las administraciones y los reguladores han dado la espalda a los consumidores.
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