El tabaco queda bajo el control de la agencia del medicamento de EE UU
El Senado vota una ley que permitir¨¢ a la FDA regular los niveles de alquitr¨¢n y nicotina
Desde ayer, el tabaco est¨¢ bajo el control de la agencia para la Administraci¨®n de la Alimentaci¨®n y los Medicamentos (FDA, en sus siglas en ingl¨¦s) del Gobierno norteamericano. A falta del voto final en el Senado (que se esperaba en cualquier momento de ayer), la ley respaldada por el senador Edward Kennedy se consideraba aprobada. La nueva legislaci¨®n dar¨¢ a la FDA la misma autoridad sobre los cigarros y otros productos derivados del tabaco que la que tiene sobre las medicinas, los productos alimentarios y otros art¨ªculos para el consumo. Espec¨ªficamente, la norma permitir¨¢ a la agencia del Gobierno regular los niveles de alquitr¨¢n, nicotina y otros componentes da?inos que contiene el tabaco.
Cada cigarrillo contiene hasta 4.000 productos qu¨ªmicos, de los cuales m¨¢s de 40 provocan c¨¢ncer. A partir de ahora, su publicidad ser¨¢ regulada por el Gobierno. El tabaco mata cada a?o a m¨¢s de 400.000 personas, es responsable de una de cada cinco muertes en Estados Unidos.
Casi todos los fabricantes de tabaco se oponen a la ley. Todos excepto el gigante Philip Morris -una de las mayores tabacaleras del mundo-, afincado en Virginia y creador de marcas como Marlboro, Chesterfield o Parliament. Steven Parrish, vicepresidente del grupo Altria, que controla Philip Morris, asegur¨® a principios de a?o que su empresa daba "su total apoyo a la ley". "Es la mejor forma de avanzar y ofrecer soluciones a los muchos y muy complejos asuntos que ata?en al tabaco", afirm¨®. El director de Philip Morris, Mike Szymanczyk, a?adi¨® que "aplicar regulaciones nos permitir¨¢ mejorar los resultados del negocio".
Los analistas de mercado americanos ven cierto oportunismo en esta medida. Seg¨²n aclara Marc Greenburg, de Deutsche Bank, "Philip Morris tiene unos fondos suficientes para seguir presionando al Gobierno para que act¨²e a su conveniencia". La influencia de esta empresa en Washington, la gran cantidad de empleos que genera en Virginia y su dominio del mercado americano ha hecho que el resto de competidores se refieran a esta nueva norma como la "ley del monopolio de Marlboro".
La otra gran marca americana, Reynolds, la madre de Winston, Camel y Lucky Strike, no ha tardado en reaccionar. Su portavoz, Steve Kotak, asegura que Philip Morris est¨¢ "bloqueando su posici¨®n en el mercado y va a hacer que sea mucho m¨¢s dif¨ªcil promocionar las marcas de los competidores". Es l¨®gico: Philip Morris es el que m¨¢s vende. Si se proh¨ªbe m¨¢s publicidad, las marcas que ahora se reparten el pastel ser¨¢n las beneficiadas. Se acabar¨¢n los "dos por uno", los regalos, los concursos... Una serie de pr¨¢cticas publicitarias muy comunes en Estados Unidos y que compa?¨ªas como Reynolds ven como leg¨ªtimas para conseguir ara?ar algunos puntos de la cuota de mercado.
A Philip Morris tambi¨¦n le va a beneficiar el hecho de haberse gastado m¨¢s de 300 millones de d¨®lares (219 millones de euros) en una nueva planta de investigaci¨®n para dise?ar cigarrillos menos perjudiciales para la salud. Con esta nueva ley, las empresas deber¨¢n enviar los prototipos de nuevos productos al Gobierno para que los someta a una evaluaci¨®n cient¨ªfica. Esto, claro, supone un importante gasto en cient¨ªficos, procesos qu¨ªmicos y producci¨®n. En este momento, Philip Morris est¨¢ en el proceso de contratar a 500 cient¨ªficos en sus oficinas de Virginia.
En 2000, el Tribunal Supremo dictamin¨® que la FDA se hab¨ªa excedido en su autoridad tras la regulaci¨®n efectuada en 1996. En respuesta, los activistas antitabaco y sus aliados en el Congreso propusieron una legislaci¨®n que daba a la FDA el poder necesario para imponer regulaciones. Pero la legislaci¨®n nunca pas¨® el filtro del Congreso.
Cincuenta y dos senadores han estampado su firma en el texto de la nueva ley. Entre ellos hay 12 republicanos. Ayer s¨®lo ten¨ªan que convencer a otros 8 compa?eros para aprobarla sin problemas.
LOS OBJETIVOS DE LA LEY
Garantizar que la agencia del medicamento de EE UU (FDA) tenga la autoridad para controlar el uso y la dependencia del tabaco por los m¨¢s j¨®venes.
Autorizar que la FDA establezca modelos a seguir en la producci¨®n de tabaco y en sus ingredientes.
Dotar a esta agencia de la autoridad para regular los niveles de alquitr¨¢n, nicotina y otros componentes perjudiciales para la salud.
Promover pol¨ªticas que reduzcan el consumo de tabaco para evitar enfermedades y costes sociales.
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