En lo m¨¢s crudo del invierno
S?LO DOS montajes este a?o en el anfiteatro de Montju?c: Cuento de invierno, en versi¨®n catalana de Salvador Oliva, dirigido por Ferran Madico y, cerrando, la Fedra de Jos¨¦ Carlos Plaza en versi¨®n de Mayorga. El resto, mayormente, m¨²sica y danza. No parece decisi¨®n de Ricardo Szwarcer, nuevo responsable del festival, porque en la anterior edici¨®n se repiti¨® la escu¨¢lida cifra (Peer Gynt, de Bieito, y Nausica de Bonnin), aunque tampoco ha hecho nada para elevar la cuota. Estoy por decir que no ser¨¦ yo quien se oponga. El teatro en el Grec es una rev¨¢lida demasiado dura, casi una prueba de ¨¢cido, que s¨®lo pasan con nota actores y directores muy avezados. El p¨²blico acude (y llena) porque es una cita tradicional, las entradas suelen estar vendidas con antelaci¨®n y el sitio es muy bonito, sobre todo visto desde las gradas. En el p¨¦treo escenario las cosas son muy distintas. La energ¨ªa se esfuma por los laterales, los c¨®micos han de pegar unas zancadas que ni Abebe Bikila, proyectar la voz a cincuenta metros, combatir con grillos, bocinazos y mirlos desvelados, con la humedad asfixiante y resbaladiza, el fr¨ªo inveros¨ªmil o la lluvia repentina. Un currazo de a¨²pa, ensayos de tarde y/o noche para evitar insolaciones, y riesgos de afon¨ªa y torceduras de tobillo para cuatro tristes d¨ªas, pues muy rara vez -otra de las maldiciones del lugar- las obras se repescan en temporada. Har¨¢ ocho a?os, Ferran Madico present¨® all¨ª uno de sus mejores montajes de Shakespeare, Mucho ruido para nada, y all¨ª se qued¨®. Cuento de invierno tiene asegurada una peque?a gira y una "reprise", el pr¨®ximo octubre, en el Centro de Artes Esc¨¦nicas de Reus, que comanda el propio director, y cabe esperar que el rodaje y los espacios cerrados lo mejoren, porque hoy por hoy podr¨ªa sentar las bases de lo que no hay que hacer cuando te encargan una funci¨®n para el Grec. Primera Regla Obvia: no es aconsejable concebir, como ha hecho Montse Garre, una escenograf¨ªa "¨ªntima", con silloncitos y lamparitas. Subcl¨¢usula A: tampoco es buena cosa que dicho espacio recuerde peligrosamente al hall de un hotel modernete y/o centro de convenciones. Subcl¨¢usula B: tendr¨¢s un grave problema con lo del hall cuando intentes pasar de la corte de Sicilia a la arcadia campestre de Bohemia en la segunda parte. La soluci¨®n elegida tampoco es la monda: un ventilador esparce sobre el mobiliario lo que parecen ser pastoriles manojos de lana, como si los reyes se hubieran enzarzado en una lucha de almohadas. Segunda Regla Obvia (Departamento de Odiosas Comparaciones): no basta con vestir a los cortesanos en plan Cheek By Jowl (Merc¨¦ Paloma firma la m¨ªmesis); tambi¨¦n hay que saber moverlos, interrelacionar sus energ¨ªas. Ni conviene, ya puestos, endilgarle a la embarazada Hermione (Cristina Plazas) un traje de lam¨¦ ajustadito. Tercera Regla Obvia: necesitas, m¨¢s que nunca, actores que sepan vocalizar y proyectar la voz. Descubrimos que el ni?o Pol Verg¨¦s es el pr¨ªncipe Mamilius porque todos le acarician mucho, no porque se le entienda un grijo. Y cuando hace doblete encarnando a Cronos, rezas para que el pobri?o no se asfixie. En cuanto a Aida Folch, estaba muy mona como la tuberculosa rolliza de El embrujo de Shanghai, pero para interpretar a Perdita requiere urgentes clases de dicci¨®n y movimiento. No todos los palos van a ser para los inexpertos p¨²beres, porque a la entrenad¨ªsima Cristina Plazas no se la oy¨® hasta su mon¨®logo del juicio, donde la emoci¨®n alternaba con el desga?itamiento. ?scar Rabad¨¢n (Polixenes) opt¨® por el atajo: se desga?it¨® desde el principio. Curiosamente, los berridos de Plazas y Rabad¨¢n se esfumaron en el ¨²ltimo acto -la preciosa escena de la resurrecci¨®n- como si se dejaran mecer por las aguas de la enso?aci¨®n y el suave humor de sus personajes respectivos, atemperado su dolor por el paso del tiempo. Vayamos ahora, para quedarnos con buen sabor de boca, con los vencedores de la Prueba del ?cido. O sea, con los int¨¦rpretes que se salvaron del naufragio y nos salvaron la noche. Por orden de aparici¨®n en escena: Pere Arquillu¨¦ como Leontes, el Otelo con Yago incorporado, explosiva mezcla. Arquillu¨¦ no falla nunca: claro, intenso, poderoso, con una instant¨¢nea autoridad esc¨¦nica. Y se hace escuchar maravillosamente: una voz profunda, capaz de modular cualquier sentimiento. No necesita gritar para imponerse ni para que le entiendan, porque "se le entiende todo". Gran opci¨®n de reparto y fenomenal direcci¨®n de Madico. Premio al Mejor Actor de Reparto para Francesc Lucchetti como Camilo, sobrio y con fuerza como consejero ¨¤ la Kent en la primera parte y con una zumba muy brit¨¢nica en la segunda, cuando se disfraza de gentleman farmer. Lucchetti cada vez est¨¢ mejor; da gusto verle. Y para gustazo, el de ver y escuchar a Rosa Renom arrasando en el rol de Paulina. Hac¨ªa tiempo que yo no aplaud¨ªa un mutis, y lo hice por partida doble, porque tambi¨¦n entr¨® a matar: cuando le canta la ca?a a Leontes. ?Eso es atacar una escena, eso es echarle carne y sangre a un personaje! Deber¨ªan pasar esa interpretaci¨®n en las escuelas, para ejemplo de todos los que se quejan cuando les reparten un papel peque?o. En la segunda parte, marcada por el desbarajuste y con un vestuario (modelo "ahora llega la risa") que avergonzar¨ªa al mism¨ªsimo Torrente, destaca un aplomado Florizel (Albert Ausell¨¦, nuevo en esta plaza) y brillan los momentos c¨®micos protagonizados por Oriol Grau y Pedro Casablanc. Grau encarna al joven pastor (sin nombre en el texto: Shakespeare le llama, directamente, "clown") que se convertir¨¢ en el hermanastro de Perdita: un bobo delicioso, interpretado con un gran sentido de la comedia y muy buena dicci¨®n, y bien secundado por su dign¨ªsimo padre (Juli Mira). Casablanc es Aut¨®lico, buf¨®n p¨ªcaro, vagabundo y timador. Sorprende que un actor de carrera madrile?a hable un catal¨¢n tan suelto y con tan buen acento, pero no es ninguna sorpresa su multiplicidad de recursos y su modo de dominar el espacio. Bravo por ellos y por su coraje.
A prop¨®sito del Cuento de invierno, en la versi¨®n catalana de Salvador Oliva, dirigido por Ferran Madico en el Grec
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