?Un futuro geri¨¢trico?
El novelista franc¨¦s Michael Houellebecq (Las part¨ªculas elementales, Plataforma y etc¨¦tera) ha participado en un simposio internacional sobre turismo celebrado en Barcelona y ha dejado caer un pron¨®stico que nos concierne. El turismo, ha dicho, no tiene apenas futuro en Espa?a debido a la competencia de otros destinos emergentes y geogr¨¢ficamente pr¨®ximos. La ¨²nica oportunidad -ha remachado- es el mercado de los jubilados porque la costa espa?ola es un lugar ideal para venir a morir. Un augurio necr¨®filo que no ha de sorprendernos pues, en realidad, se va confirmando y no ser¨ªa disparatado promover una excelente atenci¨®n geri¨¢trica, e incluso con cuidados paliativos, si la carcundia confesional no lo impide. Un aspecto a considerar cuando el sector est¨¢ pidiendo propuestas renovadoras.
El diagn¨®stico del mentado escritor, que no es un experto en el negocio, pero s¨ª un experimentado viajero y observador del fen¨®meno, contrasta con la fanfarria acr¨ªtica que se derrocha por estos pagos acerca del momento ¨®ptimo que nos ha tocado vivir en todos los ¨®rdenes. Su criterio, sin embargo, no ha sido el ¨²nico que ha desentonado en el aludido coro de complacencias que suelen ser los pronunciamientos oficiales. La Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios (AVE), el conocido y selectivo lobby patronal, tambi¨¦n ha divulgado las conclusiones de un estudio que reitera los principales deberes pendientes en orden a nuestro futuro y que la Generalitat no aborda, o lo hace con tibieza.
No procede glosarlos por extenso aqu¨ª, tanto por haber sido noticia estos d¨ªas como por constituir, con pocas variaciones, las constantes de toda estrategia alternativa a la que se condensa en el turismo y el ladrillo, cual es la que prima. En esta ocasi¨®n la propuesta se presenta con el aval de la mentada patronal, lo que hemos de interpretar como una vitola de prudencia, que sin embargo no aten¨²a el apremio de las deficiencias que se arrastran y que el Gobierno auton¨®mico maquilla mediante la exultante euforia de los fastos l¨²dicos deportivos que se exprimen -sobre todo eso- pol¨ªticamente.
Dicho de otro modo: mientras estamos deslumbrados por los destellos medi¨¢ticos de los F¨®rmula Uno, ya sean del mar, ya de la tierra, no nos apercibimos de los d¨¦ficit que hipotecan nuestro futuro. La repetida patronal cita varios, pero pone el ¨¦nfasis en el retraso tecnol¨®gico, lo que obliga a que las empresas tripliquen sus inversiones en I+D al tiempo que se fomente la relaci¨®n entre la industria y la universidad, donde seg¨²n el dirigente de la mentada asociaci¨®n, Francisco Pons, hacen falta 8.000 investigadores, lo que ya es afinar la estimaci¨®n. Pero por ah¨ª van los tiros, junto con la mejora de las infraestructuras y la "gesti¨®n racional del suelo".
Estas y otras propuestas conforman lo que pudiera denominarse un modelo econ¨®mico que deber¨ªa liderar sin condicionamientos partidistas el presidente Francisco Camps, tal como se le ha ofrecido. Al fin y al cabo -decimos nosotros, que no los patronos- es tan mullido el colch¨®n electoral que garantiza su pervivencia pol¨ªtica que bien puede amparar un proyecto de largo alcance y plazo que sit¨²e al Pa¨ªs Valenciano no tanto en el firmamento medi¨¢tico, que es la obsesi¨®n del PP, como en el mundo global donde s¨®lo el conocimiento y la competitividad van a tener -y tienen ya- c¨¦dula de identidad entre las regiones y sociedades avanzadas.
Una oportunidad pintiparada para que el molt honorable aceptase el brindis y se pusiese al frente de la iniciativa, ahorm¨¢ndola pol¨ªticamente y colg¨¢ndose la medalla en lo que ser¨¢ la cr¨®nica de este tiempo. Pero, por desgracia, se ha dejado vencer por la rutina y ha respondido con su habitual melopea: vayamos todos juntos y yo el primero contra ZP porque no nos da agua, ni dinero, ni seguridad. Tal es la s¨ªntesis de su discurso, propio de un militante en campa?a, pero decepcionante por simplista en quien, ante todo, ha de gobernar para los valencianos y apostar por su futuro pidiendo a Madrid lo que proceda, pero poniendo de nuestra parte lo que nos toca, empezando por poner m¨¢s realismo y menos demagogia. Consol¨¦monos pensando que por mal que rueden las cosas siempre nos quedar¨¢ el dudoso negocio de los jubilados europeos y su ¨²ltimo tr¨¢nsito.
CAMPANAS
Se pide que la nueva ordenanza municipal de Valencia sobre el ruido regule el ta?ido de las campanas y privilegie las del Micalet para que puedan sonar por la noche. Entienden los solicitantes que as¨ª se protege un valor cultural e hist¨®rico, como las tracas y el estr¨¦pito festivo. A la postre, todo es cultura e historia, lo que no resulta incompatible con la agresi¨®n ac¨²stica. Los vecinos, suponemos, podr¨¢n decir su palabra y, sobre todo, quienes padecen insomnio, que en la capital es epid¨¦mico. Sin olvidar el precedente que se establezca para que cada campanario del pa¨ªs vuelva a doblar sus campanas como le plazca. ?No ser¨¢ suficiente ta?er en horario diurno y respetar las horas de descanso?
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