M¨¢s intransigencia, m¨¢s limpieza
El Tour, enfrentado a la UCI con el respaldo de la AMA, exigir¨¢ en 2008 un pasaporte ¨¦tico
Los vigilantes no descansan. No hay detalle que se les escape. Rumores, minucias, chascarrillos, conductas desviadas: todo ello acaba en la base de datos del Tour, que procesa y procede. El sistema, que ha conducido en 2007 a la exclusi¨®n, injusta, tard¨ªa y forzada, tras juicio sumar¨ªsimo, de Michael Rasmussen, debe, sin embargo, ser perfeccionado. Y a ello se apresta con dedicaci¨®n plena el Tour, que anunci¨® ayer que "la intransigencia" ser¨¢ a¨²n mayor en 2008. "Estamos dispuestos a pagar el precio y a soportar los da?os colaterales de la lucha contra el dopaje", afirm¨® Christian Prudhomme, director del Tour, quien considera que, una vez logrado que la carrera llegara a Par¨ªs -objetivo conseguido: como Jean Marie Leblanc con el Tour del 98, caso Festina-, aplicar¨¢ a la edici¨®n 2007, a la victoria de Alberto Contador, ciclista nuevo, joven, sin nada en su historial que haga sospechar la m¨ªnima desviaci¨®n, el mismo tratamiento que el brindado a los Tours de Riis, Ullrich, Pantani y Armstrong: el del olvido, la desmemoria.
"Hemos le¨ªdo los 6.000 folios de la Operaci¨®n Puerto, y Contador no tuvo nada que ver"
Pero en 2008 las cosas ser¨¢n diferentes, aunque despu¨¦s de tantas promesas fallidas, tanto Prudhomme como Patrice Clerc, el presidente de ASO, la empresa organizadora, evitaron cuidadosamente hablar de nuevo de un Tour de renovaci¨®n. La piedra angular de la revoluci¨®n, que pasar¨¢ por una selecci¨®n m¨¢s estrecha de los equipos participantes, ser¨¢ la instauraci¨®n de un llamado "pasaporte ¨¦tico", que tendr¨¢ m¨¢s importancia que el valor deportivo estricto de los equipos. Y para que sea m¨¢s puro a¨²n el sistema, el salvoconducto no lo entregar¨¢ la Uni¨®n Ciclista Internacional (UCI), la autoridad que gestiona los controles antidopaje tanto en la carrera como los efectuados fuera de competici¨®n, sino que ser¨¢ el propio Tour -enfrentado a la UCI, a la que acusa de hacerle explotar la bomba Sinkewitz en mitad de la carrera y de no hacer lo imposible por evitar la participaci¨®n de Rasmussen, pese a que no hubiera ning¨²n reglamento que se le pudiera aplicar- el que aplique su vara de medir con el apoyo expl¨ªcito de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), cuyo actual presidente, Dick Pound, lleva a?os enfrentado personalmente a la UCI, y cuyo presidente a partir de octubre, Jean Fran?ois Lamour, es franc¨¦s, un hombre Tour.
Y, por lo visto durante el Tour m¨¢s incre¨ªble, el de 2007, la vara de medir, de separar pecadores de puros en el juicio final, ser¨¢ variopinta, con mezcla de elementos objetivos y subjetivos, en la que ¨¦stos tendr¨¢n preponderancia. Convencidos, pese a la buena caza de este a?o y pese a los avances en las t¨¦cnicas de los laboratorios y en las utilizadas para seleccionar a aquellos a quien se debe controlar, de que los controles anal¨ªticos siguen estando por detr¨¢s de los tramposos, el Tour dar¨¢ m¨¢s peso a la llamada vara Virenque, instaurada por Antoine Vayer, un dietista que trabaj¨® para el Festina hasta el estallido del esc¨¢ndalo del 98, y que consiste en considerar como dopado a todo ciclista que sea capaz de subir los puertos a la misma, o a m¨¢s, velocidad que Richard Virenque, quien iba de EPO hasta las cejas. En la pr¨¢ctica, esa medida, que castiga a los que sobresalen, a los que m¨¢s se entrenan, a los m¨¢s dotados gen¨¦ticamente, y premia a los mediocres, dejar¨ªa fuera del Tour a todos los que marcan diferencias.
A Contador, por ejemplo.
El chico de Pinto pas¨® tres controles por sorpresa en su domicilio los 15 d¨ªas anteriores al Tour. Para cumplir uno de ellos, Contador, que estaba de compras en Madrid cuando los inspectores se presentaron en la casa en la que vive con sus padres, debi¨® dejar a su novia en la capital y bajar corriendo a Pinto para orinar ante testigos. Y durante el Tour, tanto por sorteo como por su condici¨®n de l¨ªder o de ganador de etapa, Contador ha pasado cuatro controles m¨¢s, algunos de ellos de sangre. Ninguno, hasta el momento, ha resultado positivo, pero, pese a ello, si sigue adelante la idea del pasaporte ¨¦tico, no podr¨ªa defender su t¨ªtulo en el Tour 2008 porque otros elementos le convierten en sospechoso, esto es, en culpable: a Contador le condenar¨ªa el hecho de haber estado en el equipo de Manolo Saiz -implicado en la Operaci¨®n Puerto- y de correr actualmente a las ¨®rdenes de Johan Bruyneel en el Discovery Channel, el equipo con el que Lance Armstrong gan¨® siete Tours. Y, aunque, provisionalmente, Clerc afirm¨® que no hab¨ªa elementos para establecer que estuviera ligado a la Operaci¨®n Puerto, quien se junta con sospechosos es directamente culpable. No hace falta vivir en el Kabul de los talibanes para vivir ese sinvivir, basta con ser ciclista.
A apenas 50 metros de donde Clerc y Prudhomme establec¨ªan las bases del futuro limpio y solicitaban, por el da?o hecho al Tour, la dimisi¨®n del presidente de la UCI, Pat McQuaid, ¨¦ste, airado y ofendido, atend¨ªa a otro corrillo de periodistas. Habl¨® de Contador. Dijo textualmente: "Hemos le¨ªdo en la UCI los 6.000 folios del sumario de la Operaci¨®n Puerto y podemos afirmar tajantemente que Contador no tuvo nada que ver".
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