Capital de la cultura
Edimburgo tiene en agosto c¨¢scara y carne. La c¨¢scara son los espect¨¢culos callejeros que abarrotan la Royal Mile -la calle principal del casco antiguo-, con sus tragasables, equilibristas y c¨®micos de ocasi¨®n que, entre lo ocurrente y lo pat¨¦tico, entretienen a los viandantes sin mayores pretensiones. Mucho m¨¢s interesantes suelen ser los anunciantes de espect¨¢culos del Fringe -el festival alternativo al Internacional de Edimburgo, que llena teatros y pubs de propuestas de inter¨¦s pero tambi¨¦n de aspirantes a actuar alg¨²n d¨ªa en los shows televisivos-, cada a?o m¨¢s ocurrentes y desvergonzados. La carne la pone la programaci¨®n del Festival Internacional que, junto a los dedicados a la m¨²sica y al cine, m¨¢s lo mejor del Fringe, convierte la ciudad en la capital del espect¨¢culo en Europa hasta bien entrado septiembre. Tanto es as¨ª que es imposible dar abasto y hay que seleccionar lo que uno quiere ver o escuchar cada d¨ªa entre una programaci¨®n literalmente apabullante.
Este a?o todo comienza el viernes 10 con la versi¨®n en concierto de Candide, esa ¨®pera absolutamente genial de Leonard Bernstein, dirigida por Robert Spano y con Matthew Polenzani en el papel titular y Thomas Allen como el inefable Doctor Pangloss. Al d¨ªa siguiente ya aparece uno de los protagonistas mayores de este a?o, Jordi Savall, que dar¨¢ el Orfeo de Monteverdi en la producci¨®n de Gilbert Deflo que se vio en Barcelona en 2002 pero adaptada al escenario del Edinburgh Festival Theatre. Repetir¨¢ Savall el d¨ªa 13 con un recital a solo dedicado a obras para viola de gamba, el 16 para hacer con su Hesperion XXI las V¨ªsperas de Monteverdi y el 17, con su mujer Montserrat Figueras -en el programa del festival se califica a la pareja como "el dream team de la m¨²sica antigua", en un programa dedicado a Don Quijote. Todo ello en un contexto que ha dado una importancia m¨¢xima a repertorios pret¨¦ritos, primera muestra de personalidad del nuevo director del festival, el australiano JonathanMills. La presencia de nombres como los de Rinaldo Alessandrini, Anonymous 4, The Orlando Consort, Huelgas Ensemble, Phantasm, The Tallis Scholars, La Venexiana, Cantus C?lln, Mark Pardmore o Chiara Bianchini constituye una oferta ciertamente irresistible.
Habr¨¢, naturalmente, gran
des orquestas con ilustres directores -J?rvi, Jansons, Norrington, Tilson Thomas- y no faltar¨¢, por supuesto, el rampante Gustavo Dudamel. Ni tampoco la ¨®pera, con Capriccio de Strauss a cargo de la ?pera de Colonia. Las huestes del Vienna Schauspielhaus ofrecen una Coronaci¨®n de Popea en la que "Cole Porter se encuentra con Monteverdi" y The Wooster Group trufa La Didone de Cavalli de v¨ªdeos, guitarras el¨¦ctricas y El planeta de los vampiros, la pel¨ªcula de Mario Bava que se estrenara en 1965. Entre los recitales, destacan los del pianista Alfred Brendel, el tenor Christoph Pr¨¦gardien, el guitarrista John Williams y el Cuarteto de Tokio. La danza ha sido siempre una de las bazas del festival y este a?o se sale con la presencia de la Compagnie Montalvo-Hervieu, el Ballet Real de Flandes con coreograf¨ªas del gran William Forsythe, el Scottish Ballet y la Compa?¨ªa de Trisha Brown, ya se sabe, una de las renovadoras del asunto junto a Twyla Tharp y el gran Merce Cunningham. En lo que se refiere al teatro, el desfile comienza con la sorprendente compa?¨ªa local, el National Theatre of Scotland, que se atreve con Las bacantes de Eur¨ªpides. Casa de Mu?ecas de Ibsen recibir¨¢ una nueva versi¨®n a cargo de Lee Breuer y Robert Woodruff y el American Repertory Theatre convertir¨¢ el mito de Orfeo -apasionante la comparaci¨®n con lo que ofrezca Savall- en una historia, con m¨²sica y texto de Rinde Eckert, en la que el protagonista es una estrella del rock y su novia, Eur¨ªdice, una poeta que muere en un accidente de autom¨®vil.
El Festival Internacional tiene otros compa?eros de cartel que atraen a otra clase de aficionados. El dedicado a los libros llena la deliciosa Charlotte Square de gente dispuesta a pagar por ver a sus ¨ªdolos en carne mortal y comprarse luego sus ejemplares dedicados. La incombustible Doris Lessing ser¨¢ una de las estrellas en un firmamento en el que lucir¨¢n tambi¨¦n Sebastian Faulks, Nial Ferguson, Richard Ford, Norman Mailer, Joyce Carol Oates, Graham Swift y un solo espa?ol: Javier Cercas. El cine tiene tambi¨¦n su festival propio en el que destacan un ciclo dedicado a Anita Loos y la presencia de dos pel¨ªculas espa?olas: La soledad, de Jaime Rosales, y Yo, de Rafa Cort¨¦s.
Pasear, comer, beber
ES UNA de las ciudades m¨¢s bellas de Europa. De tama?o estupendo para pasear, m¨¢s barata que Londres y con el aliciente a?adido del car¨¢cter extraordinariamente afable de los escoceses, una gente, por cierto, nada taca?a a pesar del t¨®pico del que no acaban de librarse. Pero durante el festival su poblaci¨®n pasa del medio mill¨®n al mill¨®n de habitantes. Muchos de los visitantes ingleses van a los espect¨¢culos del Fringe -en numerosas ocasiones de estricto consumo interno- y otros se dedican a pasear la Royal Mile arriba y abajo, buscando whisky de malta que es m¨¢s barato en Espa?a o recuerdos en forma de tartan, la inevitable tela de cuadros. Las clases pasivas van al Military Tattoo, una vistosa parada en el castillo que corona la ciudad no exenta de espectacularidad, sobre todo cuando culmina con esos fuegos artificiales en el que los brit¨¢nicos son maestros. Vista la parte antigua de la ciudad -echen un ojo al mercadillo de fin de semana de Grassmarket-, lo mejor entre espect¨¢culo y espect¨¢culo es irse a pasear a la ciudad moderna, una maravilla georgiana siempre tranquila, o llegarse a la Dean Gallery y a la Scottish National Gallery of Modern Art, dos edificios muy cercanos, en las afueras, a los que se puede ir andando o tomando el autob¨²s gratuito que sale de la National Portrait Gallery of Scotland. En Edimburgo se come muy bien. Una recomendaci¨®n interesante -pero no se lo digan a nadie, que luego somos multitud- es ir hasta Leith paseando y, cerquita del mar, tomarse un pescado en Fisher's -no se olviden de reservar-. ?Y para beber? De la sofisticaci¨®n de los locales de George Street a los pubs de la Royal Mile hay donde elegir. Pero no dejen de probar dos estupendas cervezas escocesas: Caledonian y McEwans. L. S.
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