La carrera por el ?rtico enfrenta a Rusia y Canad¨¢
Rob Huebert, del Arctic Intitute of North America (AINA), dice que la disputa que enfrent¨® a Espa?a y Canad¨¢ por el apresamiento del pesquero Estai, conocida como guerra del flet¨¢n, fue un peque?o incidente comparado con lo que se avecina por el acceso a los recursos en el Polo Norte. "Y eso que hubo tiros", recuerda. Por eso los canadienses se toman en serio la ¨²ltima acci¨®n rusa en el ?rtico, por el choque que puede provocar entre los cinco pa¨ªses que aspiran al territorio protegido por la ONU.
Estados Unidos y Canad¨¢, aliados en casi todo, coinciden en una cosa: Rusia quiere demostrar que es una potencia que cuenta en la escena internacional. Por eso consideran que el controvertido izado de la bandera rusa en el lecho marino del Polo Norte no es m¨¢s que un gesto simb¨®lico. La cosa se complica a partir de aqu¨ª, cuando se solapan los intereses de los pa¨ªses que proclaman un trozo del ?rtico. Y en este paquete entran tambi¨¦n Dinamarca y Noruega, que se dividen la ahora deseada regi¨®n.
El motivo es simple. La US Arctic Research Commission (USARC) calcula que las entra?as bajo el oc¨¦ano ?rtico esconden una cuarta parte de las reservas energ¨¦ticas y minerales del planeta, una estimaci¨®n que coincide con las de otros institutos. Como explica Huebert, el efecto del cambio clim¨¢tico est¨¢ haciendo que crezca el inter¨¦s por el Polo Norte, "una regi¨®n que antes se despreciaba". El deshielo abrir¨¢ adem¨¢s nuevas rutas para el tr¨¢fico de mercanc¨ªas durante el verano en cerca de dos d¨¦cadas.
"Hay mucho en juego", coinciden los expertos en geopol¨ªtica. Ottawa no sabe c¨®mo interpretar los ¨²ltimos eventos y se expresa con cautela, a pesar de que la acci¨®n rusa ponga en riesgo la defensa de su soberan¨ªa en el ?rtico. El primer ministro canadiense, Stephen Harper, se limita a decir que no puede reaccionar con complacencia. "Es una prueba m¨¢s de que la soberan¨ªa del Norte y en el ?rtico ser¨¢ un juego importante en el futuro", dijo Harper la tarde del jueves.
Es el mensaje con vistas a la galer¨ªa. Entre bastidores, Canad¨¢ ya se pone a la defensiva y va a invertir 7.500 millones de d¨®lares en la construcci¨®n de ocho patrulleras para proteger la soberan¨ªa de lo que considera su territorio en el ?rtico. El Ejecutivo de Harper asegura que "reaccionar¨¢ con rapidez".
Mosc¨² responde con "sorpresa" a las declaraciones del ministro canadiense de Exteriores, Peter McKay, en las que dec¨ªa que la maniobra rusa era una t¨¢ctica del siglo XV. Su hom¨®logo, Sergu¨¦i Lavrov, dej¨® claro ayer que su pa¨ªs no va sembrando banderas tricolores all¨ª donde le parece. Huebert no cree que este choque verbal acabe llegando a las manos, pero aconseja a las dos partes que se piensen dos veces las cosas que dicen y concentren la artiller¨ªa en recabar pruebas cient¨ªficas para sustentar sus reclamaciones.
Hay m¨¢s voces que reclaman el Norte. Entre ellas se encuentran la l¨ªder de las poblaciones de esquimales inuits, Mary Simon, y el primer ministro de los territorios del noroeste, Joe Handley, que no ocultan sus temores por la maniobra rusa. "Somos antes que nada canadienses y nos preocupa cuando otros pa¨ªses proclaman el t¨ªtulo de propiedad del ?rtico", afirma Simon en The Gazette de Montreal. Handley ve m¨¢s bien un signo de inferioridad t¨¦cnica de Canad¨¢ a la hora de hacer valer sus derechos; por eso piden a Ottawa que responda de forma apropiada a Mosc¨².
Canad¨¢ lleva cuatro a?os recabando datos y pruebas cient¨ªficas para apoyar su petici¨®n ante la ONU. En principio, tendr¨ªa de plazo hasta 2013, antes de que se cumpla el periodo de 10 a?os recogido en el tratado para que sus pa¨ªses signatarios formalicen sus reclamaciones. Rusia deber¨ªa terminar sus trabajos este a?o, y Dinamarca, para 2009. Sin embargo, los expertos se?alan que las reglas de juego no est¨¢n claras y no hay precedentes para lidiar con estas disputas, por lo que cada pa¨ªs est¨¢ buscando su propia f¨®rmula.
Hay una dificultad a?adida. Estados Unidos no es pa¨ªs firmante del tratado, y eso pone en una tesitura complicada a Canad¨¢, su principal socio comercial, vecino y aliado. Huebert se?ala en este sentido que si Rusia y otros pa¨ªses deciden plantear sus reclamaciones ante la ONU, "la tensi¨®n con Washington ir¨¢ creciendo". Y en ese momento, a?ade, la Casa Blanca podr¨ªa presionar al Gobierno canadiense y sus aliados de la OTAN para hacer bloque com¨²n para defender sus intereses.
El Departamento de Estado estadounidense se limita a decir que la proclamaci¨®n de soberan¨ªa que haga el Kremlin deber¨¢ ser revisada por la ONU, por el simple hecho de que es uno de los firmantes del Tratado sobre la Ley del Mar. Y por eso su portavoz, Tom Casey, insiste en que la acci¨®n rusa no tiene valor. John Farell, director ejecutivo de la USRAC, recuerda que la ONU act¨²a en estos casos como juez y necesita evidencia para emitir sus opiniones. "Poner una bandera no es suficiente", apostilla.
El Polo Norte est¨¢ considerado un territorio internacional administrado por la ONU. Si un pa¨ªs puede demostrar que la placa continental se extiende m¨¢s all¨¢ del l¨ªmite de las 200 millas marinas, entonces tiene derecho a proclamar una zona econ¨®mica. Donald McRae, profesor de derecho en la Universidad de Ottawa, explica que Canad¨¢ debe probar dos cosas: que son aguas internas y que no forman parte de un estrecho internacional.
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