'Antigranizo' en v¨ªas de extinci¨®n
Los agricultores de Xeraco siguen saliendo en la tormenta para disparar cohetes y evitar el pedrisco
A Juan Cardona hace dos a?os la tormenta le pill¨® en plenas fiestas de Xeraco. No le dio tiempo ni a cambiarse de ropa. Oy¨® el rumor y fue en busca del coche. Era de noche y no pudo alcanzar su destino en la finca La Rinconada. La tormenta de granizo le pill¨® de camino y de pleno. Su hermano gemelo, Salvador, recuerda esta situaci¨®n. Una de las pocas veces en la que los dos hermanos no llegaban a tiempo a "romper la tormenta de granizo", una tradici¨®n del mundo rural en v¨ªas de extinci¨®n, en sinton¨ªa con el proceso de declive de la agricultura. El municipio de Xeraco es uno de los pocos en la Comunidad Valenciana que contin¨²a practicando esta curiosa actividad, transmitida de padres a hijos y financiada, con ayudas simb¨®licas, por los Ayuntamientos.
El pr¨®ximo a?o podr¨ªa ser el ¨²ltimo, la due?a vender¨¢ los naranjos por su escaso beneficio
Los primeros cohetes eran de ca?a y fueron sustituidos hace a?os por unos m¨¢s seguros
El concejal de Agricultura en el Ayuntamiento de Xeraco, Paco Mart¨ª, nos acompa?a a conocer a Salvador Cardona, uno de los cinco agricultores que todav¨ªa practican el ritual. Salvador y su hermano trabajan la finca de La Rinconada, m¨¢s conocida en el municipio como Borronat, el apodo que acompa?a a la familia desde que los due?os de estas tierras encomendaran a los Cardona la labranza y mantenimiento del terreno, hoy cien hanegadas de naranjos a los pies del Montd¨²ver. Cada vez que oyen llegar una tormenta, a cualquier hora o d¨ªa de la semana, los dos hermanos y el resto del grupo salen al campo a la caza de la tormenta. No se avisan entre ellos. "Todos sabemos lo que tenemos que hacer", explica Cardona. Cada agricultor tiene asignada una de las grandes fincas del t¨¦rmino rural. En cada una de ellas hay una caseta, cerrada y con las medidas de seguridad pertinentes, donde guardan el material. Son los cohetes de "defensa antigranizo", los denominados C-3000, que compra el Ayuntamiento a una empresa especializada, comenta Mart¨ª. La caseta principal se encuentra en La Rinconada, y Salvador es adem¨¢s el encargado de repartir los cohetes y de suministrar material al resto del grupo. El Consistorio paga tambi¨¦n a los agricultores un seguro ante posibles accidentes, aunque en los a?os en los que Salvador y su familia llevan practicando esta actividad no se ha dado ning¨²n caso en el que se hayan tenido que lamentar da?os personales. El agricultor s¨ª que recuerda varios episodios, pero con los cohetes antiguos. Los primeros cohetes eran de ca?a, y el material explosivo, yoduro de plata, mezclado con una carga calor¨ªfica, se encontraba depositado en una bola de cristal que se calentaba f¨¢cilmente. Ocurri¨® en una ocasi¨®n. El cristal se calent¨® y el material explot¨® causando graves desperfectos en la habitaci¨®n que serv¨ªa de almac¨¦n, contigua entonces a la vivienda familiar. Estos artefactos fueron sustituidos hace a?os por cohetes m¨¢s seguros.
Los nuevos cohetes se accionan e impulsan mediante un hilo el¨¦ctrico conectado a la corriente o a una pila el¨¦ctrica. La distancia m¨ªnima entre la rampa de hierro en la que se fija el cohete y la caseta, donde se activa y dispara, ha de ser de 25 metros. Los agricultores se refugian dentro de la caseta para disparar el artefacto. El cohete coge una velocidad de salida de 340 metros por segundo y alcanza una altura de entre 2.900 y 3.200 metros. ?Y cu¨¢l es su funci¨®n? Como su denominaci¨®n indica: romper el granizo. La carga de compuesto de yoduro de plata explota al alcanzar la altura m¨¢xima de lanzamiento del cohete y se transforma en varios billones de cristales. Cada uno de esos cristales llega arrastrado por las corrientes ascendentes de aire a las partes heladas de la nube, "frena" el desarrollo del pedrisco y "deshace" el granizo que alcanza el suelo en forma de lluvia.
Salvador asegura que el cohete es efectivo si se llega a tiempo. A sus 71 a?os de edad no necesita partes meteorol¨®gicos para saber cu¨¢ndo llega la temida tormenta. Utiliza su intuici¨®n y la experiencia de su relaci¨®n con el campo desde ni?o. Las tormentas de granizo en esta zona salen de norte a oeste. "Cuando oyes el rumor hay que estar alerta. Todas dan miedo, pero las peores son las que no hacen ruido, y las tormentas secas, de verano", asegura. Tiene su propia t¨¦cnica para calcular la distancia a la que se encuentra la tormenta seg¨²n el tiempo transcurrido entre trueno y trueno. Y pocas veces ha fallado en sus pron¨®sticos. Para Salvador, el pr¨®ximo a?o podr¨ªa ser el ¨²ltimo en La Rinconada ya que su propietaria ha decidido vender los terrenos por los pocos beneficios que da la naranja. Los hijos del agricultor estudiaron carreras universitarias y se desvincularon del campo. Aunque deje La Rinconada, asegura que no abandonar¨¢ las salidas a romper el granizo. Pero pocos son los agricultores que mantienen esta tradici¨®n, convertida para Salvador en una afici¨®n. Esta actividad est¨¢ condenada a extinguirse siguiendo el proceso de abandono de la actividad agraria que en Xeraco, a pesar de la crisis del sector, sigue constituyendo el principal pilar econ¨®mico.
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