"Saber demasiado inhibe la innovaci¨®n"
Poner a millones de bacterias a trabajar a nuestro servicio produciendo hidr¨®geno, la gran promesa energ¨¦tica, de forma industrial y a cambio de un poco de sol no es algo que vaya a ocurrir ma?ana. De hecho, es posible que simplemente no ocurra. Lo que s¨ª que hay ya son grupos de investigaci¨®n trabajando para lograrlo. Uno de ellos funciona en las dos universidades p¨²blicas de Valencia. Forman el n¨²cleo del equipo que viajar¨¢ a Boston en oto?o para competir en IGEM, el concurso internacional de biolog¨ªa sint¨¦tica para estudiantes organizado por el Instituto Tecnol¨®gico de Massachussets, el MIT.
Biolog¨ªa sint¨¦tica es un t¨¦rmino lo bastante escurridizo como para que sus propios gur¨²s encuentren dificultades para definirlo. "Si metes en una habitaci¨®n a un f¨ªsico, un bi¨®logo, un ingeniero y un matem¨¢tico, de entrada, entre ellos, no se acaban de entender. Lo primero que tienen que hacer es llegar a un lenguaje com¨²n", dice Juli Peret¨®, investigador del Institut Cavanilles.
"Los m¨¦todos de base son los mismos que en la ingenier¨ªa gen¨¦tica"
Ese lenguaje est¨¢ en periodo de formaci¨®n. El t¨¦rmino biolog¨ªa sint¨¦tica apareci¨® hace un siglo. Pero su nuevo concepto tiene poco m¨¢s de cinco a?os. Consiste, simplificando mucho, en aplicar los par¨¢metros de la ingenier¨ªa, por ejemplo de la electr¨®nica o de la inform¨¢tica, al campo de la biolog¨ªa: inventar, caracterizar y estandarizar circuitos biol¨®gicos del mismo modo que se hizo con los componentes electr¨®nicos. Y seguir la misma l¨®gica: ir combin¨¢ndolos para crear aparatos cada vez m¨¢s sofisticados.
Peret¨®, bi¨®logo, se ha unido al equipo formado por Pedro Fern¨¢ndez de C¨®rdoba y Javier Urchuegu¨ªa, de la Polit¨¦cnica, y Albert Ferrando, de la Universitat de Val¨¨ncia, que ya participaron el a?o pasado en la prueba del MIT. Los tres ¨²ltimos, matem¨¢tico y f¨ªsicos respectivamente, integran el Grupo de Modelizaci¨®n Multidisciplinar de la Escuela de Ingenieros Industriales, e investigan con fondos europeos el sue?o tecnol¨®gico de la f¨¢brica de bacterias obreras.
Su proyecto para esta edici¨®n del IGEM, que los alumnos provenientes de varias carreras deben definir y preparar en s¨®lo tres meses, no intentar¨¢ la producci¨®n de hidr¨®geno. Pero tratar¨¢ de dise?ar alg¨²n tipo de circuito (llamados partes) que pueda incorporarse luego a ese prop¨®sito.
La biolog¨ªa sint¨¦tica, nueva acu?aci¨®n de un t¨¦rmino que surgi¨® hace un siglo y con el que conserva alguna similitud -Peret¨® explica se defini¨® as¨ª a lo que algunos cient¨ªficos posteriores a Darwin consideraron el ideal de la biolog¨ªa: la capacidad para sintetizar la vida de forma artificial-, fue ideada por ingenieros. Y ha sido descalificada por algunos bi¨®logos, que consideran inviable trasladar la l¨®gica de la electr¨®nica a un campo tan complejo como el de la biolog¨ªa. A otros, en cambio, les atrae el reto. Es el caso de Peret¨®, experto en el estudio del origen de la vida.
"Los m¨¦todos de base son los mismos que en la ingenier¨ªa gen¨¦tica. Aislar una secuencia de un gen, secuenciar, enganchar trozos diferentes de genes que provienen de distintas especies... Todo eso son t¨¦cnicas que han ido madurando en los ¨²ltimos 30 o 40 a?os", se?ala. "Pero aqu¨ª hay m¨¢s cosas que simplemente introducir genes. No se modifica uno, sino muchos. Se han hecho modelos te¨®ricos por ordenador, y se construyen rutas metab¨®licas enteras nuevas... Es decir, el contexto cient¨ªfico en el que se trabaja es muy distinto al de la ingenier¨ªa gen¨¦tica cl¨¢sica".
El registro de partes del MIT, surtido sobre todo de los circuitos depositados por los estudiantes de las tres ediciones anteriores -y que pueden ser utilizados por todos los equipos: acrecentar y estimular su uso es uno de los objetivos del IGEM- es una prueba de que los defensores de la biolog¨ªa sint¨¦tica podr¨ªan tener raz¨®n.
Algunos estudiantes han conseguido programar bacterias que detectan el exceso de sustancias t¨®xicas en el agua, y otros han trabajado en la producci¨®n biol¨®gica de curas para la malaria. Convertir esos logros en sistemas lo bastante predecibles y fiables como para llegar a su fabricaci¨®n industrial, objetivo a medio o largo plazo de la idea, es otra cosa.
?Hay ingenuidad? "S¨ª que la hay", dice Peret¨®, "pero creo que es importante que haya. Hay un paralelismo con lo que ocurri¨® a principios del siglo pasado. Los que empezaron a hablar de que el ideal de la biolog¨ªa era la s¨ªntesis artificial de vida dijeron tambi¨¦n que eso deber¨ªan conseguirlo los cient¨ªficos m¨¢s j¨®venes".
"Y es lo mismo que siempre dice el premio Nobel Sydney Brenner: Hay que preguntar a los j¨®venes, porque si sabes demasiado de un tema, es contraproducente. Eso inhibe la innovaci¨®n. Hay que poner un punto de ingenuidad, de atrevimiento, para poder avanzar". Y a?ade: "Si le preguntas a un catedr¨¢tico, seguramente te contestar¨¢: Hombre no, eso no hace falta ni que lo pruebes, no saldr¨¢. ?Pero y si funciona?"
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