En tierras del Papa Luna
La historia gastron¨®mica ha hecho flaco favor Don Pedro Mart¨ªnez de Luna -el famoso Papa Luna- ya que ¨²nicamente lo cita como autor o inspirador de una c¨¦lebre tisana a la que dio el nombre y que reduc¨ªa, mediante la conjunci¨®n de numerosas semillas y ra¨ªces de la cercana Serra d'Irta, las consecuencias de los envenenamientos a que tan aficionados eran en la ¨¦poca los protagonistas del Cisma de Occidente.
Porque, seg¨²n aseguran la cr¨®nicas y otros documentos, a la sombra del castillo de Pe?¨ªscola se cocinaban unos langostinos que se dieron en llamar al estilo del Papa Luna y que se aderezaban de acuerdo a los siguientes criterios: se cuecen durante 15 minutos 24 langostinos y 200 gramos de salm¨®n en litro y medio de agua, que contenga sal y una cebolla partida por la mitad. Se hierve, con posterioridad, el agua del cocimiento a la que se han a?adido 75 gramos de mantequilla y 50 de harina, m¨¢s pimienta y nuez moscada; despu¨¦s de 20 minutos se le a?aden unas setas, docena y media de almejas, el pescado ya cocido, una trufa y por fin los langostinos, cortados al gusto; para agregar posteriormente cinco yemas de huevo y cuatro claras batidas a punto de nieve. Se mete al ba?o Mar¨ªa en el horno durante media hora y se sirve con alg¨²n adorno de huevos y trufas.
Lo mejor es comerlos cocidos en agua de mar y ali?ados consigo mismos
Sin duda no corresponde a nuestro Papa la ligera f¨®rmula que documentamos, pero est¨¢ bien tra¨ªda la idea de su paternidad, ya que rememora el paso de Su Santidad por la francesa Avignon, donde la trufa y la mantequilla deb¨ªan hacer estragos en la curia palaciega a la que ¨¦l perteneci¨®.
Para evaluar lo incierto de la antig¨¹edad y origen de la receta deberemos contemplar que en su siglo al que nos referimos -el XV- se editaron los primeros libros espa?oles en materia culinaria, y en ninguno de ellos aparecen los afamados langostinos, bajo esta ni ninguna otra receta. A este s¨®lido marisco s¨®lo se le reconoce a partir del XVIII, y a¨²n es presumible que por liquidar -en su bondad- a un personaje como Luis de Vend?me, que es leyenda se atrac¨® de ellos hasta morir.
Tampoco en los a?os posteriores es patente la gastronom¨ªa de este producto -tanto aqu¨ª como en el exterior- y la mejor prueba del poco inter¨¦s que despertaban en los gourmands de la ¨¦poca es que en los pa¨ªses de nuestro entorno no se diferencia de forma exacta lo que es langostino, gamba e incluso cigala, englobando la crevette y la grosse crevette individuos que a nosotros nos parecen inconfundibles de aspecto y de sabor pero que en los tradicionales y ampl¨ªsimos recetarios franceses no gozan de singularidad. As¨ª sucede tambi¨¦n en Italia y no digamos en Inglaterra o Alemania, donde la falta de tradici¨®n surge de forma natural por la falta de capturas en sus costas.
Pero no siempre fue as¨ª, como en tantas ocasiones la ca¨ªda del Imperio Romano nos hizo olvidar durante siglos algunas claves de nuestra cultura, y hoy podemos remontarnos a los m¨¢s cl¨¢sicos e insignes autores, como Her¨¢clides de Siracusa, y convenir con ¨¦l que, tal como recomendaba por los a?os cuatrocientos antes de Cristo, lo mejor es comerlos cocidos en agua de mar y ali?ados consigo mismos.
LA INVITACI?N DE QUIQUE DACOSTA
Estamos acostumbrados a comer los langostinos cocidos o a la plancha, sin embargo yo los asimilo a las cocinas asi¨¢ticas, donde en variedades mucho m¨¢s ins¨ªpidas que la nuestra se consumen a millones
Quiz¨¢ por eso, y aprovechando que los naturales del Mediterr¨¢neo tienen mucha personalidad, textura y sabor, no los manipular¨ªa demasiado, les dar¨ªa un simple tratamiento con recuerdos de la India.
Preparar¨ªa un aceite al que a?adir¨ªa una pizca de curry, lo calentar¨ªa a cuarenta y cinco o cincuenta grados, y cuando estuviese a esa temperatura introducir¨ªa las colas de los langostinos, peladas, cinco minutos. Despu¨¦s las sacar¨ªa y a la nevera, a pasar la noche macerando, absorbiendo suavemente el aceite y las especias.
Al d¨ªa siguiente a comer, aderezadas con nada o en todo caso, y por reforzar el sabor ex¨®tico, con una mayonesa con leche de coco, la cual, para prepararla s¨®lo necesita de mezclar la mayonesa normal, casera o industrial, con algo de leche de coco, sin az¨²car, de la que venden en los supermercados.
SUGERENCIAS
Restaurante El Faro. Zona Portuaria. Vinar¨®s (Castell¨®n). 96 445 63 62.
Restaurante Pairal. C/ Doctor Fleming, 24. Castell¨®n. 96 423 34 04.
Restaurante Mes¨®n El Grana¨ªno. Jos¨¦ Mar¨ªa Buch, 40. Elche. 96 666 40 80.
Restaurante Jaime. Avenida Cervantes, esq. Azor¨ªn, 22. Guardamar del Segura. 96 672 54 82.
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