Noche lorquiana
Las numerosas estrellas que brillaban anteanoche en el cielo de Peraladaacompa?aron con su luz a la luna escenogr¨¢fica que presid¨ªa el escenario del festival. Era la luna de Garc¨ªa Lorca, una de las protagonistas indiscutibles del espect¨¢culo sobre El romancero gitano que ha creado Cristina Hoyos junto al director teatral Jos¨¦ Carlos Plaza para el Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa. Es un montaje pasional, con una est¨¦tica moderna y un baile sembrado de riqueza coreogr¨¢fica. Una riqueza que traduce en un baile sensorial y vital las met¨¢foras audaces del poeta granadino.
Se cumplen m¨¢s de 20 a?os desde que Cristina Hoyos interpret¨® en este mismo espacio esc¨¦nico su inolvidable Carmen a las ¨®rdenes de Antonio Gades. Ahora la bailaora es la directora del Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa, un grupo joven que baila con intensidad y ganas. Es una formaci¨®n que destila vida, pasi¨®n y raza, cualidades imprescindibles para bailar flamenco, y en este caso los versos de Garc¨ªa Lorca. A la hora de coreografiar El romancero gitano, Hoyos no ha elegido un palo concreto para cada poema, sino que seg¨²n los diferentes sentimientos que emanan ha ido utilizando tangos, buler¨ªas, seguiriyas o sole¨¢, por citar cuatro.
La bailaora ha creado una coreograf¨ªa sobre 'El romancero gitano', de Lorca, para el Ballet Flamenco de Andaluc¨ªa
Al comienzo del espect¨¢culo se ve un moderno puente de cemento. Un coche y una pantalla de cine en la que se van proyectando filmaciones de acuerdo con los ambientes que requiere cada poes¨ªa. Unos hombres trabajan en una fragua. En un extremo del escenario, m¨²sicos, palmeros y cantaores forman un grupo parecido al coro de las tragedias cl¨¢sicas. Entre ellos est¨¢n sentados la Hoyos y Jos¨¦ Antonio Jim¨¦nez como el patriarca gitano del grupo. Los versos de Lorca se recitan, se cantan o aparecen escritos en el puente, seg¨²n requiera la ocasi¨®n. Entre verso y verso el grupo canta verde que te quiero verde, verde viento verdes ramas...
De los 15 poemas que forman El romancero gitano, Hoyos y Plaza han elegido s¨®lo 10. Con maestr¨ªa han sabido extraer el comp¨¢s, el ritmo y la emoci¨®n de cada palabra para traducirlo en baile. Un baile que acompa?a la intensa m¨²sica de Pedro Sierra. De los 10 poemas elegidos, no todos guardan simbiosis perfecta entre palabra, gesto y escenificaci¨®n, pero hay que destacar por su baile voluptuoso y bellas met¨¢foras La casada infiel, que interpretaron con pasi¨®n Jos¨¦ Luis Vidal y Cristina Gallego, y Prendimiento de Anto?ito El Camborio en el camino de Sevilla, en la que Daniel Navarro hizo una convincente interpretaci¨®n.
Uno de los fragmentos m¨¢s impresionantes fue Romance de la Guardia Civil espa?ola; ver a 14 guardias civiles en el escenario avanzando en tono amenazador trajo malos recuerdos a un sector del p¨²blico. La tensi¨®n del principio de esta coreograf¨ªa se rompi¨® con un alegre trabajo coral en el que los bailarines se despojaron del uniforme. Aqu¨ª se pudo apreciar el estilo unificado que posee la compa?¨ªa. El vital zapateado del elenco masculino y el baile concupiscente de las mujeres, entre las que destac¨® Susana Casa, que bail¨® Romance de la luna, luna.
Cristina Hoyos se reserv¨® para ella la interpretaci¨®n en solitario del romance de La pena negra. Primero empez¨® tocando las casta?uelas con un dolor profundo. Los primeros versos de este poema sumergen al p¨²blico en un ambiente de claroscuros que no les va a dejar a lo largo del todo el poema. La incertidumbre y el desasosiego moldean el baile de la Hoyos: majestuoso, solemne, desgarrador y maduro. Soledad Montoya interpreta a la gitana. Su cuerpo sabio y d¨²ctil despleg¨® los registros necesarios para transmitir al espectador la pena que ahoga a esa gitana a la que se vuelve cobre amarillo su carne. Al finalizar el espect¨¢culo el p¨²blico, emocionado, rindi¨® a la Hoyos y a su compa?¨ªa una calurosa ovaci¨®n.
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