Don Quijote de Getafe y la dama de Orihuela
Duelo entre Pedro Castro, el alcalde m¨¢s veterano, y M¨®nica Lorente, alcaldesa primeriza
Cuando Pedro Castro desenfunda la vara de mando para la foto, M¨®nica Lorente no puede reprimirse: - Muy larga, pero muy fina. - Ya empezamos. Sin ofender, ?eh? Vamos a llevarnos bien.
Castro, nobl¨®n, entra a todos los trapos. As¨ª ser¨¢ el encuentro. Pullas mutuas entre bromas y veras. He aqu¨ª a dos alcaldes reci¨¦n salidos de las urnas. La una, a¨²n con la borrachera de la primera mayor¨ªa absoluta; el otro, con los votos justos para ostentar la vara de marras otros cuatro a?os, y ser¨¢n 28. Puede que alg¨²n getafense se est¨¦ ba?ando en alguna playa pr¨®xima a Orihuela. Sus alcaldes, mientras, toman caf¨¦ en la Gran V¨ªa de Madrid. Parece que vienen de planetas diferentes. Getafe (Madrid): 170.000 habitantes, metropolitano, cercado por autov¨ªas, urbano a rabiar. Orihuela (Alicante): 70.000 almas diseminadas en 27 pedan¨ªas, naranjos y limoneros, mar y monta?a, provincia pura y dura. Pero pronto sale la palabra m¨¢gica, sur, y se tratan de paisanos.
"Nuestras ciudades no son tan distintas", abre fuego Lorente. "Las dos estamos al sur de la capital, somos cabeza de comarca, tenemos Universidad y hospital y somos sede episcopal". "Eso es ahora", precisa Castro. "Cuando llegu¨¦ a Getafe no ten¨ªamos ni m¨¦dicos. Para todo hab¨ªa que ir a Madrid. Y el obispado lo traje yo. Cuando el Vaticano iba a conceder otra di¨®cesis, me enter¨¦ de qui¨¦n iba a hacerle el informe al Papa, me fui a ver a monse?or Suqu¨ªa y le dije a todo que s¨ª. A los 15 d¨ªas lleg¨® la bula y el primer obispo, don Francisco, Dios le tenga en su gloria". ?Un alcalde socialista ofreciendo su pueblo al sumo pont¨ªfice? "Eso es poner a Getafe en el mapa. Un alcalde tiene que remover Roma con Santiago por su ciudad, luchar y no casarse con nadie. Ni con los tuyos".
"Yo ya llevo 16 a?os en pol¨ªtica. He sido concejal y diputada auton¨®mica", se revuelve Lorente; "he visto la cocina, s¨¦ c¨®mo funciona la cosa y no tengo por qu¨¦ pelearme con nadie. Ir¨¦ a ver a mi presidente [Francisco Camps, del PP] y defender¨¦ mi modelo de ciudad sin complejos". "Eso est¨¢ muy bien hasta que vienen mal dadas", le advierte Castro. "Si t¨² quieres un proyecto para Orihuela, y la Generalitat prefiere d¨¢rselo a Elche, tendr¨¢s que movilizar a tu pueblo y montarle un pollo a Camps, aunque sea de tu partido. Tus vecinos te van a pedir los servicios a ti, y tienes que responderles. Ya me lo contar¨¢s en cuatro a?os, porque si lo haces bien te volver¨¢n a elegir, aunque seas del PP. Los vecinos tampoco se casan con nadie".
"Ah¨ª estoy de acuerdo", dice Lorente, "yo me veo como una gestora a la que sus ciudadanos han puesto al frente de la mayor empresa p¨²blica del municipio, y a los que tiene que dar el mejor resultado. As¨ª percibe el voto la gente joven. Lo del voto ideol¨®gico se ha acabado. Quieren soluciones".
"S¨ª, pero un alcalde es sobre todo un so?ador", insiste Castro. "Un l¨ªder capaz de imaginar una ciudad mejor, ilusionar a sus vecinos e implicarles. Eso hace que las ciudades cambien. Si no tienes sue?os, no hay nada que gestionar".
So?ar es gratis, pero cuando se baja a la tierra hace falta dinero, coinciden. Conscientes del peso que les dan sus votos, el viejo resistente del cintur¨®n rojo madrile?o y la nueva baronesa del granero popular alicantino aprovechan y piden lo suyo. "El futuro es de las ciudades", arguye Castro, "y aqu¨ª a los pol¨ªticos se les olvida la asignatura pendiente de las transferencias y la financiaci¨®n al d¨ªa siguiente de las municipales. Los palestinos dec¨ªan lo de paz por territorios, y nosotros vamos a tener que plantarnos y decir paz por pasta y transferencias". "La poblaci¨®n de Orihuela ha crecido un 25%", cuenta Lorente; "vienen porque se vive bien, y estamos encantados, pero me piden educaci¨®n, sanidad, seguridad, agua, y yo no puedo d¨¢rsela si no tengo fondos ni competencias. Porque no quiero cobr¨¢rselo con m¨¢s impuestos como tu ecotasa, Pedro, que ah¨ª s¨ª que se ven las diferencias ideol¨®gicas". "El 90% de mis vecinos paga la ecotasa a gusto", presume Castro, "porque ven que la ciudad funciona y, hablando de ideolog¨ªa, a m¨ª tampoco me gustan los hospitales de gesti¨®n privada que ten¨¦is en Valencia, que priman la rentabilidad econ¨®mica sobre el bien social de la salud".
Hablando en euros, puede que el decano Castro tenga una receta contra la corrupci¨®n que tienta a algunos colegas. "Pues s¨ª, yo la llamo la regla de las tres ces: no cambiar de coche, ni de casa, ni de c¨®nyuge. Dicho a lo bruto, ser el mismo que eras antes del cargo". "En los pueblos nos conocemos todos", r¨ªe Lorente. "Yo soy M¨®nica, la misma currante que han visto trabajar por Orihuela desde los 20 a?os, que est¨¢ de alcaldesa y va a gestionar con total transparencia hasta que quieran. Yo he hecho un relevo generacional en mi partido. Renovarse viene bien. Por cierto, Pedro, t¨² defend¨ªas la limitaci¨®n de la presidencia a 8 a?os, y llevas 24 de alcalde. ?Cu¨¢ndo te jubilas?".
- Un alcalde es otra cosa. Los quijotes no se retiran nunca.
M¨®nica Lorente
Nacida en Orihuela, Alicante, en 1971, so?¨® con gobernar su pueblo y lo logr¨® el pasado 25 de mayo. A los 20 a?os fund¨® las Nuevas Generaciones del PP de Orihuela. Con 27 era diputada auton¨®mica y concejal. En 2006, le plant¨® cara a su alcalde, Jos¨¦ Manuel Medina, del PP, y se hizo con la presidencia local del partido. Cuando Medina, imputado por presunta corrupci¨®n, renunci¨® a presentarse a las municipales, Lorente fue la candidata. Tras una campa?a "puerta a puerta" hoy es la primera alcaldesa de Orihuela. Con mayor¨ªa absoluta.
Pedro Castro
Los getafenses menores de 25 a?os no han conocido otro alcalde que este t¨¦cnico de trabajo nacido en Tomelloso, Ciudad Real, en 1945. De all¨ª lleg¨® a Getafe en los convulsos sesenta, "desterrado por rojo y sindicalista" por sus jefes. No le fue mal. Gan¨® la alcald¨ªa por el PSOE en 1983. Ah¨ª sigue. El alcalde m¨¢s veterano en el cargo de las grandes ciudades del pa¨ªs presume de haber convertido un pueblo "sin m¨¦dicos, escuelas ni trabajo" en una ciudad emergente, universitaria y con un parque tecnol¨®gico puntero en el mundo.
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