La consolidaci¨®n del hach¨ªs
Aunque las estad¨ªsticas indican un descenso en su consumo, el cannabis es la droga m¨¢s com¨²n y aceptada del verano
"Siempre hay un motivo para fumar un porro", dice Javier, veintea?ero, que trabaja en la construcci¨®n. "Si sales por la noche y te metes coca, es bueno para bajarla y no ir tieso como un palo", asegura. "Si est¨¢s con una chica, mola para flipar los dos; si est¨¢s de mal rollo, para olvidar; si est¨¢s con tus colegas, para re¨ªrte; y cuando acabas el curro, para relajarte", especifica. Rafael, otro obrero de m¨¢s edad, fuma porros simplemente, dice, porque le gustan. Los consume como antes fumaba tabaco -unos 10 al d¨ªa, el primero al desayunar- y no es el ¨²nico en hacerlo as¨ª entre su cuadrilla de trabajadores. Para llevar ese ritmo tuvo que acostumbrar el cuerpo cotidianamente a los efectos del hach¨ªs -desinhibici¨®n, relax, hambre, somnolencia, mareo, risa tonta-. Ahora, son parte asimilada de su d¨ªa a d¨ªa.
Esta sustancia se ha convertido en una droga transversal que llega a todos los grupos sociales en cualquier circunstancia
Sin embargo, otro hombre, en la cuarta d¨¦cada de vida, con un trabajo intenso y de corbata, los fuma para dormir, como si tomara una tila. Pero en cambio los amigos de Pedro, un jardinero veintea?ero, los fuman "para ir algo ciegos, pero sin perder la cabeza". "Al menos entre semana", asegura Pedro, "porque en s¨¢bado, se fuma tambi¨¦n el porro, pero para parar el subid¨®n en plan anfetam¨ªnico de otras drogas".
La lista continuar¨ªa una l¨ªnea tras otra. Una chica, universitaria, de edad parecida a la de Pedro, fuma hach¨ªs "al hacer botell¨®n". Una compa?era suya, lo toma sobre todo "en la playa, despu¨¦s de comer paella". Un muchacho, electricista, de m¨¢s a?os, fuma porros "en verano, en las fiestas del pueblo, antes de salir al toro, y tambi¨¦n en el aparcamiento de las discotecas".
El ocio de las vacaciones acrecienta las posibilidades de consumo del cannabis, droga que una vez tuvo connotaciones hippies y contestatarias y que hoy se ha convertido en una sustancia transversal que, m¨¢s que ninguna otra, llega a todo grupo social en toda circunstancia. "Lo diferente de Espa?a y de Valencia es lo aceptada que est¨¢", confirma un ejecutivo de empresa, reci¨¦n llegado de Londres, que suele salir de noche. "Su consumo en Inglaterra o Italia se da de madrugada y m¨¢s restringido, como sucede aqu¨ª con otras drogas", explica.
"Fue lo primero que me sorprendi¨® en Valencia", dice una antigua estudiante italiana de la beca Erasmus, "la gente joven llega a fumar porros al lado de la facultad, en un banco, en cualquier parte". Muchos turistas j¨®venes de pa¨ªses europeos, aprovechan para hacer eso mismo en cuanto salen de juerga por aqu¨ª, como algo propio de la zona. Quiz¨¢ no saben que consumir hach¨ªs en espacios p¨²blicos, o la tenencia de la droga para el autoconsumo, puede suponer sanciones de entre 300 y 30.000 euros.
Seg¨²n la Encuesta Escolar sobre Drogas, el consumo de esta sustancia ha ca¨ªdo entre 2004 y 2006 m¨¢s de seis puntos entre los adolescentes espa?oles de entre 14 y 18 a?os. Pero pr¨¢cticamente uno de cada tres adolescentes la toma, lo que la convierte en la droga m¨¢s consumida en el pa¨ªs, aunque su enorme penetraci¨®n acabe disimulada en los informes por los altos picos del consumo de drogas duras como la coca. Sin embargo, ambas cosas van hoy muy unidas, ya que la tendencia a mezclar sustancias ha hecho que, por precio y por efectos, el hach¨ªs forme parte de casi todos los men¨²s t¨®xicos.
Esta droga, un preparado espec¨ªfico de la resina de la planta del cannabis, est¨¢ mucho m¨¢s instalada en nuestro entorno que la marihuana, y se le refiere habitualmente como costo (o goma, o chocolate, o, al resultado m¨¢s cotizado, polen). A diferencia de otras ¨¦pocas, el hach¨ªs del Magreb que se trafica hoy es de calidad, y, camellos locales aparte, abundan ahora chicos marroqu¨ªes sin ocupaci¨®n que la venden al por menor en las esquinas.
Lo m¨ªnimo para comprar son piezas de diez euros, de las que salen unos ocho porros. El fumador regular suave no suele consumir mucho m¨¢s a la semana. "Pero, si en otras ¨¦pocas quedaba como de abuelos, hoy fumar hach¨ªs est¨¢ de moda", explica Javier, el obrero que hablaba al principio del texto. Est¨¢ de moda, adem¨¢s, hacerlo compulsivamente, y a edades muy tempranas (doce, trece a?os).
Seg¨²n el Plan Nacional sobre Drogas, el 10% de las solicitudes de tratamiento de deshabituaci¨®n est¨¢n relacionadas con el cannabis. Tambi¨¦n lo est¨¢n parte de los accidentes de tr¨¢fico en los que el conductor ha consumido drogas. La Fundaci¨®n de Ayuda contra la Drogadicci¨®n ha insistido en que uno de los mayores problemas para con el hach¨ªs es su "trivializaci¨®n". Es decir, pensar que es totalmente inocuo para todo el mundo.
Los m¨¦dicos dicen que el consumo serio diario puede ralentizar el funcionamiento psicol¨®gico y, a largo plazo, llegar a producir problemas de memoria, hormonales e incluso esquizofrenia. Una advertencia que habr¨¢ que armonizar con todo el simbolismo y la iconograf¨ªa de la planta del cannabis, a la que se le viene dedicando, de manera legal, la apertura de grow shops (tiendas de semillas y productos relacionados con la marihuana), publicaciones de diversa ¨ªndole, o incluso la producci¨®n y venta valenciana de camisetas de dise?o.
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