Torres enamora en Anfield

Fernando Torres se estren¨® con el Liverpool en el mejor de los escenarios posibles. El delantero espa?ol marc¨® un gran gol frente al nuevo eterno enemigo de los reds, el Chelsea, ante 45.000 gargantas que atronaban con sus c¨¢nticos en el estadio de Anfield. El choque fue intenso, como todos los que enfrentan a estos dos conjuntos con una larga trayectoria de agravios y muchas cuentas pendientes. Gerrard fue de nuevo un coloso y gui¨® a los de Rafa Ben¨ªtez hacia una victoria que no lleg¨® por culpa de una desafortunada decisi¨®n del ¨¢rbitro.

El partido comenz¨® jug¨¢ndose en una estrecha franja del campo. Las l¨ªneas de ambos equipos, muy pegadas, no dejaban lugar para la creaci¨®n. S¨®lo el Liverpool consegu¨ªa trenzar tres pases seguidos y desbordar por la banda izquierda, donde ?ssien, fuera de sitio, sufr¨ªa para contener a Riise. El ghan¨¦s es un medio centro valioso, pero pegado a la cal pierde efectividad porque no tiene cintura.

Pero Gerrard no tard¨® en hacerse el amo del partido. Y eso que estaba lesionado en el dedo gordo del pie. Le dio igual. Lo mismo recog¨ªa la pelota de los centrales que aparec¨ªa al borde del ¨¢rea para terminar la jugada. Estaba en todas partes. Mandaba, dirig¨ªa, recuperaba y distribu¨ªa la pelota. Un futbolista total. El alma del Liverpool, el jugador al que todos buscan con la mirada antes de atreverse a tomar una decisi¨®n, como si necesitaran la aprobaci¨®n del gran capit¨¢n en cada acci¨®n.

En uno de esos cruces de mirada, Gerrard cogi¨® la pelota en la medular y lanz¨® a Torres al contragolpe. Su especialidad. Con espacio, el ex del Atl¨¦tico es incontenible. El ingl¨¦s calibr¨® la carrera del espa?ol y, con el exterior, le puso el bal¨®n a la medida de su desmarque. Torres lo control¨®, fren¨® en su carrera y fij¨® a su marcador. Despu¨¦s, un cambio de ritmo dej¨® seco al defensa y allan¨® el camino a la porter¨ªa. Defini¨® colocando con sutileza el bal¨®n a la base del poste. Imposible para Cech.

Anfield enloqueci¨®. Comenz¨® a jalear a su nuevo ¨ªdolo, ilusionado con la buena forma que sus delanteros est¨¢n mostrando en el inicio de la temporada. La terna que forman Torres, Kuyt y Voronin, que ayer no particip¨®, pero que en Toulouse, en la previa de la Champions, ya mostr¨® que tiene pegada, deber¨ªa terminar con la escasez de gol que ha acusado el Liverpool en los ¨²ltimos a?os.

El Chelsea se mostraba como un equipo deshilachado. Falto de criterio, su juego se limitaba a buscar la porter¨ªa rival a empellones. S¨®lo alg¨²n espor¨¢dico centro inquietaba a Reina, muy seguro toda la tarde. Pero un error arbitral meti¨® al cuadro londinense de nuevo en el encuentro. Wright Philips se meti¨® por el carril del 8, sac¨® un centro raso y Malouda hizo un gesto raro ante el amago de entrada de Finnan. Suficiente para el colegiado, que pit¨® penalti. Lampard, ausente hasta entonces, no fall¨®.

De ah¨ª hasta el final, el Chelsea se limit¨® a sostener el resultado. Su entrenador, Jose Mourinho, mand¨® retrasar las l¨ªneas sin rubor. La mueca de Ben¨ªtez en el protocolario apret¨®n de manos con el portugu¨¦s al final del choque denotaba el amargo regusto de la oportunidad perdida.