Pura gelatina
Los esp¨ªritus sensibles y los paladares delicados advertir¨¢n que la carne del rombo es m¨¢s fina y sutil que la del rodaballo; por eso, al acudir al restaurante solicitar¨¢n concreci¨®n acerca del pescado que les van a servir, aunque la f¨®rmula recomendable bajo la que se cocine sea la misma en ambos casos.
Una leve diferencia fisiol¨®gica se observa en ellos, y es que los rombos tienen su piel cubierta de escamas, mientras que el rodaballo se protege de las inclemencias exteriores con tub¨¦rculos d¨¦rmicos, los cuales, al gusto -cuando est¨¢n tostados- le son infinitamente superiores a las escamas, que atragantan en vez de alimentar.
Pero antes de guisarlos y si queremos de una vez por todas averiguar qui¨¦n es nuestro invitado, debemos observar su aleta dorsal, cuyos radios permanecen libres en el rombo y unidos en su hermano. No nos servir¨¢ para dilucidar la especie admirar su diferencia de colores y texturas entre ambos lados del cuerpo -izquierdo y derecho-, que ser¨¢n amarronados o grises o negros en el siniestro y blanquecinos en el diestro, en ambos casos, situ¨¢ndose, en ambos casos tambi¨¦n, los dos ojos en la cara m¨¢s oscura, que en este caso, y como en el de muchos otros peces planos, se ubican en el flanco izquierdo del animal, que quiz¨¢s por no estar sometido a su propio peso cuando se echa en las arenas marinas resulta m¨¢s grueso que su complementario.
Hag¨¢moslo asado a la brasa, sin m¨¢cula de salsa que lo emponzo?e
Han sido el rodaballo, y por ende el rombo, admirados por la finura de sus carnes desde la m¨¢s absoluta antig¨¹edad, y no ser¨¢ necesario volver a pecar de erudici¨®n se?alando que los griegos y los romanos, con Arqu¨¦strato y Apicio a la cabeza, los nombraban entre los que eran dignos de ser saboreados por reyes y emperadores.
Como sucede con algunos productos que fueron m¨ªticos, el pez plano parece desaparecer de los recetarios hasta el momento del triunfo de la burgues¨ªa, que lo toma entre sus brazos para no abandonarlo jam¨¢s.
Podemos elegir a Alejandro Dumas en su faceta de gastr¨®nomo como uno de los ejemplos m¨¢s preclaros de lo que decimos: en su Diccionario se suceden las recetas dedicadas al turbot, al que cocina con una complejidad que abruma. Am¨¦n de citar la an¨¦cdota que refiere Juvenal, en la que se cuenta que el emperador Domiciano convoc¨® al Senado romano para decidir en que vasija se coc¨ªa el enorme rodaballo que le hab¨ªan regalado, se remite al famoso cocinero Vincent de La Chapelle, que aconseja partirlo, frotarlo con lim¨®n y cocerlo en una mezcla de agua y leche, para comerlo acompa?ado de una salsa blanca con alcaparras, u holandesa, esta vez sin excitantes. Cuenta que los ingleses lo comen con salsas de gambas o bogavante, y en un alarde m¨¢s econ¨®mico que culinario explica: no es necesario decir que la parte blanca del rombo debe situarse arriba. Poner el bogavante cocido encima del pescado, sobre la c¨¢scara del marisco una salsa hecha con mantequilla y los pedazos de la cola del mismo, cortados en tranchas, y atravesar esta salsa con un hatillo de dos gambas y una trufa; envolver el rombo en hojas de perejil y sacar m¨¢s salsa, separadamente. Para que seguir, hag¨¢moslo nosotros asado a la brasa, que la gelatina que contiene se desparrame en nuestras bocas sin m¨¢cula de salsa que la emponzo?e.
LA INVITACI?N DE QUIQUE DACOSTA
Pescado para asar entero, pero si deseamos comer sus lomos limpios, podr¨ªamos probar algo nuevo: envolverlos en una hoja de col rizada y asarla, y caramelizarla con un aceite de alholva o fenogreco. Esta semilla, que se vende com¨²nmente en cualquier tienda del ramo, tiene la cualidad, cuando se hidrata, de tener un sutil sabor a curry, nada agresivo y que se ajusta a nuestros prop¨®sitos.
Para hacer el plato debemos comenzar por escaldar la hoja de col, secarla y enfriarla, salpimentarla y untarla con un poco de aceite y ralladuras de lim¨®n, para as¨ª, pasarla por la sart¨¦n hasta que comience a dorarse. Se envuelve en ella el lomo del rombo, se brida y se introduce en el horno hasta su cocci¨®n, reg¨¢ndola cada poco tiempo con el caldo que suelta m¨¢s un aceite aromatizado con el fenogreco, que previamente habremos hecho calentando a 80?C el aceite e introduciendo en ¨¦l una cuarta parte de su volumen de semillas de la alhova -hidratada- durante pocos minutos, para luego dejar reposar durante una hora, con lo que conseguiremos el producto que caramelizar¨¢ la col.
SUGERENCIAS
Restaurante Cremor. Calle Pintor Oliet, 17. Castell¨®n. 96 421 34 14.
Restaurante El Cortijo. Calle M¨¦ndez N¨²?ez, 85. Benicarl¨® (Castell¨®n).
96 447 50 38.
Restaurante Don Jer¨®nimo. Avenida Valencia, 6. Santa Pola (Alicante). 96 669 04 64.
Restaurante El Oceanogr¨¢fic. Ciudad de las Artes y de las Ciencias. Autopista del Saler, s/n. Valencia. 902 10 00 31.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.