L¨ªo en la Biblioteca
Sin necesidad de hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo, la ruidosa dimisi¨®n -aunque m¨¢s bien parece haber sido destituci¨®n- de Rosa Reg¨¤s como directora de la Biblioteca Nacional invita a algunas recomendaciones y reflexiones. De un lado, la veterana novelista deber¨ªa moderar m¨¢s su verbo y regresar a su pasi¨®n por la pluma olvidando esta breve y desafortunada experiencia como funcionaria; del otro, el nuevo ministro de Cultura, C¨¦sar Antonio Molina, est¨¢ obligado a cerrar pronto la crisis con un sustituto que tenga la capacidad de gesti¨®n que Reg¨¤s no ha mostrado en tres a?os de mandato.
El espect¨¢culo del robo de los dos mapamundis de la Cosmograf¨ªa de Ptolomeo, cuya denuncia se hizo tres d¨ªas despu¨¦s y s¨®lo a instancias del propio ministerio, ha resultado bochornoso. El martes pasado trascendi¨® otro hurto de algunas p¨¢ginas arrancadas de otros incunables. Es injustificable que la ex directora tardara tanto tiempo en dar cuenta del hecho al ministro y que luego sugiriera que se mantuviera en secreto. A partir de ah¨ª, sus declaraciones p¨²blicas fueron un alarde de incoherencia e imprudencia. Reg¨¤s pas¨® del hermetismo a la indiscreci¨®n en la entrevista en la que facilit¨® datos sobre las pesquisas policiales y apunt¨® como presunto autor a un investigador avalado por la Embajada de Espa?a en Argentina, extremo que el jefe de la misi¨®n desminti¨® inmediatamente.
Algo ha quedado esclarecido sobre este lamentable fiasco tras la comparecencia del ministro de Cultura en el Congreso para explicar las futuras iniciativas de su departamento. Seg¨²n ¨¦l, jam¨¢s acus¨® directamente a Reg¨¤s de no haber hecho nada durante los tres a?os que ha estado al frente de la Biblioteca Nacional. Eso es lo que, seg¨²n ella, le llev¨® a presentar la renuncia el pasado lunes por considerar que hab¨ªa sido desautorizada. Ambos hab¨ªan mantenido una tormentosa reu-ni¨®n tres d¨ªas antes para hablar sobre el caso. Es l¨®gico concluir que las recriminaciones de Molina se centraran en el comportamiento insatisfactorio de Reg¨¤s tras conocerse la desaparici¨®n de los mapas, lo que sin duda precipit¨® su anunci¨® de dimisi¨®n.
El paso de la escritora catalana por la instituci¨®n no va a dejar, lamentablemente, demasiadas huellas positivas. Lo que haya podido realizar como directora en estos tres a?os (ella, l¨®gicamente, tiene todo el derecho de reafirmar su gesti¨®n) se ha visto empa?ado por no pocas meteduras de pata (entre ellas y una de las m¨¢s sonadas, su invitaci¨®n a no leer peri¨®dicos) y una buena dosis de sectarismo. S¨®lo queda ahora desearle que disfrute de la literatura. Sus lectores, sin duda, lo agradecer¨¢n.
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