Nuevo periodismo
Una de las principales razones del descr¨¦dito de la Teor¨ªa, pronunciada en may¨²scula singular y al estilo Tom Wolfe cuando acu?¨® el t¨¦rmino Nuevo Periodismo, es la actual proliferaci¨®n de teor¨ªas en todos los medios antiguos, presentes y futuros. Y as¨ª, en esta era en la que cada consumidor de noticias, informaciones, opiniones, juicios, doctrinas y hasta epistemolog¨ªas tiene algo que decir, y encima lo dice con el mismo derecho e impacto medi¨¢tico que las viejas ¨¦lites, no hay manera de teorizar al modo antiguo.
Porque esto es lo que verdaderamente ha cambiado desde las vanguardias art¨ªsticas de medidos del siglo pasado y aquel nuevo periodismo de la era pop. En la d¨¦cada de los sesenta, lo importante era tener una Teor¨ªa y a eso mismo se dedicaban las ¨¦lites de entonces con empe?o admirable, en solitario y sin el m¨ªnimo feed-back que les molestase. Primero era la teor¨ªa singular y may¨²scula de aquellas ¨¦lites mundanas o acad¨¦micas que no admit¨ªan m¨¢s r¨¦plica que la de sus pares y ni siquiera ten¨ªan un defensor del lector cabreado que les llevara la contraria; y despu¨¦s, incluso mucho despu¨¦s, era la obra, la vanguardia, el expresionismo abstracto, el pop o el minimalismo, la ola cinematogr¨¢fica, la neo-novela o el famoso nuevo periodismo que tanto impact¨®.
En Espa?a nunca existi¨® aquel Nuevo Periodismo dotado de una potente teor¨ªa que se resum¨ªa, seg¨²n Tom Wolfe, en los tres grandes principios del escribe como hablas, cuenta como si fuera un cuento de Flaubert, pero con muchas im¨¢genes, y sobre todo, muchacho, nunca te olvides del I+D+I de la profesi¨®n: informar, divertir e innovar todo el tiempo. El problema es que hoy existe en Espa?a, como en el resto del globo, un nuevo periodismo propiamente dicho que es resultado exclusivo de la aceleraci¨®n y popularizaci¨®n de las tecnolog¨ªas de ida y vuelta, de la comunicaci¨®n interactiva e instant¨¢nea y del sagrado y permanente derecho de r¨¦plica felizmente universalizado. Un nuevo periodismo sin Teor¨ªa que convoca multitudes no s¨®lo juveniles y cuyo ¨²nico principio ya no es el tradicional I+D+I de san Tom, sino sencillamente la in¨¦dita teor¨ªa del "t¨² tambi¨¦n puedes hacerlo". Es el periodismo triunfante que se practica en las bit¨¢coras o blogs hiperindividuales, en las p¨¢ginas de Internet sin patr¨®n ni empresa o en los peri¨®dicos digitales, como ¨¦ste, rendidos a la Web 2.0.
Hemos pasado en un santiam¨¦n de aquel periodismo de la era m¨¢s o menos pop a este nov¨ªsimo periodismo en el que cada lector es un autor en potencia y en el que los jefes de secci¨®n le dan m¨¢s importancia a lo que opinan los lectores digitales que a lo que opina la muy anal¨®gica redacci¨®n. Porque ¨¦sa es la gran mutaci¨®n medi¨¢tica del nuevo siglo. Adi¨®s a la vieja tiran¨ªa de las ¨¦lites period¨ªsticas. Ahora todo el mundo puede opinar sobre o contra todo el mundo y teorizar de cualquier cosa. Y desde el momento en que todo quisque opina, teoriza o informa en tiempo real y en el mismo medio, nadie por el momento le exige al neo-periodista aquel algoritmo del I+D+I del viejo Wolfe. Excepto que se piense que trabajar la informaci¨®n es informar el yo, divertir s¨®lo es llevarle la contraria a las viejas ¨¦lites de la profesi¨®n e innovar es haber elevado la secci¨®n interactiva de cartas del lector a primera plana o a categor¨ªa de l¨ªnea editorial.
L¨ªbrenme los dioses de Atenas y Jerusal¨¦n de tener una teor¨ªa sobre este periodismo comunitario surgido de la por ahora arrasante Web 2.0 y que est¨¢ cambiando de ra¨ªz los fundamentos empresariales y profesionales. Todo depender¨¢, como siempre, de la respuesta comercial Es decir, si habr¨¢ o no habr¨¢ publicidad suficiente (en rigor: spots digitales) para financiar ese fren¨¦tico y permanente estado de feed-back con el lector.
Pero hay tres detalles que me preocupan en esta acelerada mutaci¨®n del papel al digital. Si el futuro viene dictado por los blogs y las webs del Internet 2.0, y as¨ª es, pues no tardar¨¢ mucho tiempo en que el papel de nuestros peri¨®dicos se contamine con ese virus trif¨¢sico que deriva de la Red. Las noticias e informaciones ser¨¢n cada vez m¨¢s cortas y fragmentarias en pura l¨®gica de esa invasora cultura snack (cada vez habr¨¢ menos espacio para art¨ªculos largos, para la reflexi¨®n de dos folios y pico o simplemente para la supervivencia de las oraciones subordinadas); los bits de raza people acabar¨¢n monopolizando y desplazando cualquier otra informaci¨®n divertida y jubilar¨¢n todo lo que suene serio (como ya est¨¢ ocurriendo con The New York Times, contagiado por sus muy people versiones digitales), y sobre todo, despid¨¢monos de la noticia, reportaje, informaci¨®n o lo que sea que no llegue al peri¨®dico sujeta por un clip digno de ser reproducido en YouTube y consumido global e instant¨¢neamente.
Aqu¨ª, ya digo, se necesita una teor¨ªa, o al menos una conversaci¨®n, porque lo cierto es que despu¨¦s de aquel viejo Nuevo Periodismo nunca hubo un periodismo m¨¢s pop por definici¨®n y m¨¢s subordinado al mundo de las im¨¢genes populares. Hasta el punto de que los nuevos peri¨®dicos digitales son hoy por hoy la competencia de las televisiones.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.