A toda velocidad
Hace 50 a?os se public¨® 'En el camino', de Jack Kerouac, biblia de la generaci¨®n 'beat' y una de las novelas m¨ªticas del siglo XX
Se sabe que poco antes de su muerte -en 1969 y a los 47 a?os de edad- Jack Kerouac se escond¨ªa bajo la mesa de la cocina de su madre y le ped¨ªa que alejara a esos viejos camaradas y j¨®venes floridos que deseaban una audiencia con el Rey de los Beatniks y el Padre de los Hippies. "Estoy cansado de todos ellos esperando que yo salte y diga: s¨ª, s¨ª, est¨¢ todo bien. Y eso ya no puedo decirlo", gem¨ªa. Y la culpa de "todo ese entusiasmo por conocerme" la ten¨ªa un libro publicado 12 a?os antes que hoy festeja su medio siglo de vida en la carretera.
Cuando apareci¨® la novela, Jackie Kennedy dijo que le hab¨ªa "encantado"
As¨ª, aunque En el camino fuera terminada seis a?os antes de su edici¨®n en 1957 y contara idas y vueltas de una d¨¦cada atr¨¢s -rastrear su convulsa y est¨¢tica g¨¦nesis en el imprescindible Windblown World: The Journals of Jack Kerouac 1947-1954- el 2007 es ya un inequ¨ªvoco A?o Kerouac y su obra insignia acelera a fondo varias reencarnaciones. A saber: una edici¨®n aniversario; la publicaci¨®n en formato libro del sacro rollo de papel de 120 pies de largo donde, durante 20 d¨ªas, se redact¨® sin pausa ni puntos y aparte; su inclusi¨®n en la consagratoria Library of America; una versi¨®n que restituye p¨¢rrafos censurados y que, respetando la casi ¨²ltima voluntad del autor, homologa los nombres de los personajes con los de -como se refer¨ªa a su saga cerca del final- "el pante¨®n de la Leyenda de Duluoz" y que convierte a Dean Moriarty en Cody Pomeray y a Sal Paradise en Jack Duluoz... Sumar un Portable Kerouac y los aprestos para, por fin, una adaptaci¨®n f¨ªlmica -producida por Francis Coppola y dirigida por Walter Salles- que entonces se pens¨® protagonizar¨ªa Montgomery Clift.
Y todo esto es merecido pero tambi¨¦n innecesario. Porque si una novela ha conservado intacto su poder radiactivo esa novela es En el camino influenciando tanto a Bob Dylan, a ese descendiente mutante y qu¨ªmico que fue Hunter S. Thompson, a Johnny Depp y al Roberto Bola?o de Los detectives salvajes como a millones de j¨®venes que no han dejado de salir a las rutas para unirse a "los locos, los locos por vivir, los locos por hablar, los locos de ser salvados y deseosos de todo al mismo tiempo, los que nunca bostezan o dicen un lugar com¨²n y que arden, arden, arden como fabulosos fuegos artificiales amarillos estallando como ara?as atravesando las estrellas, y en el medio, ves como la luz azul en su centro aparece de pronto y todos hacen ah".
Atr¨¢s quedaron las opiniones viperinas (Truman Capote sentenci¨® que "esto no es escribir, es mecanografiar"), los ataques de intelectuales que la condenaron como mala influencia (aunque fue celebrada por The New York Times) y las maquinaciones de la televisi¨®n, que primero la promocionaron como inevitable y discreto best seller de moda (Jackie Kennedy dijo que le hab¨ªa "encantado") y que casi enseguida convirtieron a Kerouac en un payaso salvaje s¨²bitamente anticuado. Aqu¨ª y ahora, los a?os han puesto en su sitio a una bibliograf¨ªa a la que no dejan de crecerle in¨¦ditos (el ¨²ltimo ha sido Beat Generation, pieza teatral escrita por Kerouac en una noche de 1957, pensada para un Marlon Brando a quien no le interes¨® el asunto) y nada cuesta comprobar que se sostiene firme por encima de la m¨ªstica y la automitoman¨ªa. Un corpus narrativo que parte claramente de un catolicismo-zen, que retoma visiones de Henry Thoreau, Herman Melville y Thomas Wolfe, y que -tanto en inspiraci¨®n como en aliento- puede ubicarse junto a otras cosmogon¨ªas como las de Marcel Proust y William Faulkner.
En el camino no es la primera de su especie (pueden considerarse road novels, entre muchas otras, a La Odisea, Don Quijote, La vuelta al mundo en 80 d¨ªas y El se?or de los anillos), ni siquiera fue la que primero mencion¨® la marca beat o atestigu¨® las costumbres de la tribu (ese privilegio le corresponde a un tanto distante Go, en 1952, de John Clellon Holmes). Y el asesino accidental William Burroughs y el Aullido de Allen Ginsberg ya hab¨ªan sido motivo de esc¨¢ndalo en 1951 y 1955. Pero En el camino s¨ª se las ha arreglado, paradigm¨¢tica, para seguir corriendo, no como artefacto nost¨¢lgico impulsado por la combusti¨®n at¨®mica de la posguerra norteamericana, sino con el combustible atemporal de la m¨¢s fr¨¢gil de las amistades indestructibles. Ese amor absoluto que se profesaron Jack Kerouac y Neal Cassady y que, s¨ª, los hizo arder a lo largo y ancho de un inmenso pa¨ªs que les quedaba chico.
Pasado el entusiasmo de la novedad y hasta que lleg¨® la reivindicaci¨®n post m¨®rtem -lo mismo le ocurri¨® a F. S. Fitzgerald, otro escritor acusado de generacional en su momento- Kerouac se dedic¨® a suicidarse en c¨¢mara lenta. Pocos libros m¨¢s tristes y derrotados se han escrito que Satori en Par¨ªs (1965). Y el hombre que no dejaba de moverse acab¨® en un crep¨²sculo parad¨®jicamente sedentario. Un exiliado rey be-bop que detestaba al pop de los Beatles, odiaba al nuevo gur¨² juvenil, J. D. Salinger, apoyaba la guerra de Vietnam y defend¨ªa la figura del senador Joe McCarthy "porque supo como tratar a jud¨ªos y maricas". Un viajero chocado que alguna vez le hab¨ªa pagado en Portugal a una mujer para mirarla a los ojos por una hora y que agoniz¨®, gordo de alcohol, en un lugar de Florida llamado San Petersburgo, frente a un televisor, viendo un programa de gastronom¨ªa dom¨¦stica. Alguien que tiempo atr¨¢s -escapando al rol de mes¨ªas generacional hip-cool, asegurando que "nunca tuvimos grandes ideas ni busc¨¢bamos alcanzar una nueva conciencia, tan s¨®lo quer¨ªamos follar"- se hab¨ªa definido, apenas, como "un gran recordador redimiendo a la vida de las tinieblas que la rodean" y recomendaba a todo aspirante a escritor creer que "eres un genio, siempre".
F¨¢cil de decir, dif¨ªcil de hacer y -curvas cerradas, a toda velocidad, inflamable prosa espont¨¢nea- arriesgado de seguir. En cualquier caso, ah¨ª est¨¢ y seguir¨¢ estando este eterno manual de instrucciones para hacer ah llamado En el camino.
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