Bob Dylan, desdoblado
Todd Haynes fragmenta la biograf¨ªa del cantante en seis personajes
I'm not there tiene mucho peligro. Es una pel¨ªcula que abruma, irrita, impresiona, desconcierta. Cuando uno se aleja del cine y cree haberse librado de ella, muerde a traici¨®n en la nuca. La obra de Todd Haynes sobre las m¨²ltiples vidas de Bob Dylan (e, inevitablemente, sobre los tormentos del alma americana) es lo m¨¢s fascinante, singular y dif¨ªcil que se ha visto en la Mostra de Venecia. Cate Blanchett, una de las identidades dylanianas, irrumpe como candidata al Premio de Interpretaci¨®n Femenina.
El viejo Bob Dylan mantiene un olfato agud¨ªsimo. ?l, tan celoso de sus cosas, tan refractario a las entrevistas y a las biograf¨ªas oficiales, confi¨® desde el principio en el proyecto de Todd Haynes: un gui¨®n sobre la vida y la obra de Dylan en el que nunca se citaba a Dylan.
El artista no interfiri¨® en nada, cedi¨® sus canciones y permiti¨® el uso de su imagen
Cate Blanchett irrumpe como candidata al premio de interpretaci¨®n femenina
La idea gozaba de todas las caracter¨ªsticas del disparate. Supon¨ªa desdoblar una vida en seis personajes distintos, ampliar el punto de vista para captar, adem¨¢s de al propio Dylan, los paisajes infinitos de su tem¨¢tica, y acabar retratando un fragmento de la historia estadounidense. Dylan bendijo los planes de Haynes, no interfiri¨® en nada, cedi¨® sus canciones y permiti¨® el uso de su imagen en el cierre del filme, como di¨¢fano nihil obstat. Debe estar feliz con el resultado.
Woody, un ni?o negro que recorre el pa¨ªs en trenes de mercanc¨ªas con una guitarra a cuestas (Marcus Carl Franklin); Jack, un ¨ªdolo de la canci¨®n de protesta que se convierte en pastor protestante (Christian Bale); Robbie, un actor ambicioso y ego¨ªsta (Heath Ledger); Arthur Rimbaud, un poeta (Ben Whishaw); Jude, un judas que cambia la guitarra ac¨²stica por la el¨¦ctrica y consume drogas en cantidades industriales (Cate Blanchett), y Billy the Kid, una vieja leyenda del Lejano Oeste (Richard Gere), componen el caleidoscopio. In¨²til explicar c¨®mo encajan las piezas. Basta decir que, de una forma misteriosa, encajan.
Todd Haynes posee un enorme talento, cosa obvia desde Lejos del cielo, su anterior trabajo. Y suele alejarse de las v¨ªas directas para buscar caminos sugestivos, como se pudo comprobar en Superstar, una biograf¨ªa de la cantante anor¨¦xica Karen Carpenter interpretada por mu?ecas barbie. I'm not there (No estoy ah¨ª), t¨ªtulo extra¨ªdo de una de las menos conocidas canciones de Dylan, supone una vuelta de tuerca en la experimentaci¨®n del cineasta. El resultado, como ya se ha dicho, no se digiere al instante. La primera reacci¨®n de este corresponsal fue bastante pedestre: "A este t¨ªo se le ha ido la olla". Luego llegaron el primer mordisco en la memoria y la digesti¨®n, y algo que no era placer pero estaba, digamos, en los ant¨ªpodas de la insatisfacci¨®n.
Aunque conocer la vida y milagros de Dylan ayuda a captar determinadas claves, no hay que ser fan para apreciar I'm not there. Los entusiastas del hijo del ferretero de Minnesota son, en realidad, quienes m¨¢s se exponen, porque Dylan no sale especialmente bien parado. Tampoco es necesaria ninguna familiaridad con las canciones (originales o versioneadas) de la excelente banda sonora. Ni siquiera resulta obligatorio comprender qu¨¦ significa Richard Gere rodeado de jirafas. Basta dejarse llevar y tener paciencia.
S¨®lo unas palabras sobre Cate Blanchett, el ¨²nico Bob Dylan reconocible en la pel¨ªcula. Blanchett encarna al Dylan andr¨®gino, surrealista, impertinente, politoxic¨®mano y el¨¦ctrico de 1966. Y es m¨¢s Dylan que Dylan. Est¨¢ estupenda.
Otras dos pel¨ªculas de concurso fueron proyectadas ayer. Lo dulce y lo amargo, del italiano Andrea Porporati, habla de la educaci¨®n sentimental y profesional de un mafioso. Se trata de un producto modesto, redimido por ciertos rasgos de humor, perfectamente v¨¢lido para rellenar cualquier hueco en una programaci¨®n televisiva.
Bangbang wo aishen, del taiwan¨¦s Lee Kang Sheng, aspira a retratar las m¨¢s oscuras depresiones de la juventud asi¨¢tica. Entre sue?os inducidos por la marihuana, sexo acrob¨¢tico y grandes cantidades de comida, destaca una interesante lecci¨®n sobre c¨®mo cocinar, filetear y engullir un pez vivo. El director dice que la pel¨ªcula habla de la peor ¨¦poca de su vida, y de un d¨ªa negro en que, tentado por el suicidio, llam¨® al Tel¨¦fono de la Esperanza. Nadie respondi¨® su llamada. Seg¨²n se ve, ni siquiera la locutora del Tel¨¦fono de la Esperanza se atrevi¨® a aguantarle.
Babelia
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