Pablo Soroz¨¢bal Serrano, autor
Compuso el 'Himno de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid', escribi¨® literatura y tradujo al castellano obras fundamentales
En su domicilio de Madrid falleci¨® ayer el compositor, escritor y eximio traductor Pablo Soroz¨¢bal Serrano. Muri¨® por dolencia cardiaca, del cuerpo y del alma. El mal del coraz¨®n nos ha arrebatado al imprevisible, erudito, rom¨¢ntico, polemista, pol¨ªglota, hombre de principios, autoir¨®nico y genial hijo del famos¨ªsimo autor de zarzuelas.
Pablo Soroz¨¢bal Serrano era hijo del maestro Soroz¨¢bal y de la cantante Enriqueta Serrano. Naci¨® en Madrid en 1934 y madrile?o fue, aunque nadie dudaba que corr¨ªa sangre vasca por sus venas. Entre la calle de Luchana de Madrid y la de Aldamar donostiarra, pasaron sus primeros a?os; y entre Luchana y Aia (Guip¨²zcoa), los ¨²ltimos.
Aparte de componer con su padre la m¨²sica de Las de Ca¨ªn, la notoriedad la gan¨® Pablo Soroz¨¢bal con eximias traducciones del alem¨¢n, ingl¨¦s y franc¨¦s publicadas en los a?os setenta y finales de los sesenta. Muchos le¨ªmos su Kafka y nos quedamos cautivados. Como la Effi Briest de Theodor Fontane, que encontr¨® en ¨¦l justicia y poes¨ªa, raramente conciliables. Su biblioteca erudita, llena de originales y de partituras, era un tesoro para todos.
Pero era autor de obras propias, con un dominio del lenguaje y una capacidad de fabulaci¨®n po¨¦tica y rom¨¢ntica envidiables. All¨ª est¨¢n Lloro por King Kong, La calle es mentira, La ¨²ltima palabra, entre otras. Hace unos a?os Gabino Diego y Marisa Paredes protagonizaron una adaptaci¨®n al cine, dirigida por Jaime Ch¨¢varri (Tierno verano...).
Soroz¨¢bal era un hombre recio, de sensibilidad extrema, complicado, exigente y autoir¨®nico -criticaba mejor que nadie sus defectos-, un ser inteligent¨ªsimo que nos llevaba varios cuerpos de ventaja a los dem¨¢s, jugador en el ajedrez en la vida que ve¨ªa, a un tiempo, las negras y las blancas. Vivi¨® como propio el ostracismo que sufri¨® su padre, el Aitona, por haber dirigido la banda municipal en la Rep¨²blica; y eso le hizo percibir las aristas de los problemas con mayor rapidez. No se apoltron¨® en la c¨®moda postura que pod¨ªa tener acceso y le habr¨ªa facilitado la vida. Fue una persona muy cr¨ªtica con el sistema, y tuvo el valor y la integridad de plantarse con las multinacionales del disco que trituraron alguna obra de su padre y defendi¨® su postura en los tribunales con dignidad. Vivi¨® de pie.
Escrib¨ªa, compon¨ªa, traduc¨ªa. Cultivaba varias artes, fot¨®grafo eximio de escritores, compositores y de temas inagotables. Encontr¨® gran inspiraci¨®n en su maravillosa mujer, Teresa, fallecida prematuramente, que le dio dos hijos providenciales, Pablo y Teresa. Compuso obras privadas como los Cantos de amor y paz y los Cantos de amor y lucha, la ¨®pera La tierra roja y obras de c¨¢mara y corales, y de encargos p¨²blicos, como el Himno de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, cuya letra compuso Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo.
En su epitafio prev¨¦, con desparpajo: Mi entierro ha sido emocionante. No han asistido las autoridades, puesto que yo no tengo nombre o, por decirlo con m¨¢s precisi¨®n, es mi nombre quien no tiene Yo. El resto del epitafio es un romance er¨®tico y autocr¨ªtico, aut¨¦ntica obra maestra, que merece su publicaci¨®n. Descanse en paz
Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez Tapia es catedr¨¢tico de Derecho Civil.
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