Profesional de la cultura

El nombramiento de Milagros del Corral al frente de la Biblioteca Nacional supone un importante cambio en el perfil de los directores de este organismo, hasta ahora encomendado a personalidades de la cultura y, m¨¢s en concreto, a escritores de renombre, aunque no siempre con conocimientos y experiencia de gesti¨®n. Milagros del Corral, por su parte, ha dedicado al libro y al mundo del libro la mayor parte de su labor profesional, al que lleg¨® como funcionaria del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arque¨®logos del Estado. Tras unos primeros a?os en la Universidad Complutense de Madrid, de cuya biblioteca fue directora adjunta, y en el Ministerio de Cultura, formando parte de la Direcci¨®n General del Libro, pas¨® al ¨¢mbito de la edici¨®n, siendo secretaria general de la Asociaci¨®n de Editores de Madrid y, m¨¢s tarde, de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a.

Pero fue, sobre todo, a partir de 1990, con su incorporaci¨®n a la Unesco como subdirectora general adjunta, donde su trabajo adquiri¨® dimensi¨®n internacional y donde sus escritos e intervenciones, en particular sobre los problemas relacionados con los derechos de autor, fueron apreciados como aportaciones sustantivas en una materia cuya complejidad se ha visto multiplicada por la irrupci¨®n de Internet. En la Unesco, Milagros del Corral dirigi¨® la Divisi¨®n de Arte e Iniciativas Culturales y, tras la salida de Federico Mayor Zaragoza, ocup¨® el cargo de mayor rango entre los funcionarios espa?oles en la organizaci¨®n. Se jubil¨® en 2005, aunque desde entonces ha seguido vinculada, como consultora, al mundo del libro y de la gesti¨®n cultural.

La importancia de la labor de Milagros del Corral en el seno de la Unesco tiene que ser valorada atendiendo a las extraordinarias dificultades que atraves¨® la organizaci¨®n, tanto pol¨ªticas como financieras. La salida de Estados Unidos y el Reino Unido durante varios a?os limit¨®, en gran medida, la capacidad de influencia internacional de un organismo de Naciones Unidas que, durante d¨¦cadas, cont¨® con el apoyo y la participaci¨®n de los m¨¢s destacados intelectuales y artistas de todo el mundo. Baste se?alar que obras cl¨¢sicas de la antropolog¨ªa como Raza y cultura, de Claude L¨¦vi-Strauss, tuvieron su origen en un ciclo de conferencias organizadas por la Unesco; o que escritores como Jorge Sempr¨²n o Julio Cort¨¢zar formaron parte del equipo de traductores de la organizaci¨®n.

Por lo que se refiere a las dificultades financieras, la Unesco vio seriamente comprometido su presupuesto por la retirada del principal contribuyente, junto a otro de los m¨¢s importantes. El retorno de ambos en 2003, como gesto hacia el sistema multilateral coincidiendo con la guerra de Irak, tampoco supuso ninguna mejor¨ªa, en la medida en que la pol¨ªtica norteamericana, y tambi¨¦n la brit¨¢nica, han defendido, a?o tras a?o, un crecimiento nominal cero de sus recursos. Muchos de los programas que desarrollaba la Unesco se han visto afectados y, pese a ello, Milagros del Corral logr¨® ampliar el campo de actuaci¨®n de su departamento.

Su nombramiento al frente de la Biblioteca Nacional constituye, sin duda, una buena noticia. Pero no s¨®lo para la instituci¨®n, sino tambi¨¦n para los numerosos funcionarios internacionales espa?oles que han desarrollado su labor fuera de nuestras fronteras. Se trata de un ingente capital humano que no puede desaprovecharse, y menos en unas circunstancias pol¨ªticas como las que atraviesa Espa?a, en las que el sectarismo y los nombramientos de partido, cuando no los simplemente vistosos, suelen primar sobre la capacidad y la experiencia. Al igual que sucede con los museos y otras instituciones culturales de primer orden, la Biblioteca Nacional no deber¨ªa estar a merced de los caprichos pol¨ªticos. Y Milagros del Corral podr¨ªa representar un primer paso en esa direcci¨®n.